CAP 27

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Cuando uno sabe que su oponente es más fuerte, tira su arma y se rinde al instante en el que sabe que ya no podrá soportar más.

Sin embargo, hay otros, que gracias a su espíritu fuerte e inquebrantable. No se rinden.

Todos poseemos ese espíritu fuerte e inquebrantable, pero el error que cometemos en decir “Ya no puedo”

Que importa si estamos desgastados o si ya no podemos levantarnos, solo hay que seguir el curso sin importar que suceda.

Mis manos me duelen de aguantar los choques, los bastones, el Alfa cada vez lo hace con más fuerza y yo lo único que he hecho es detenerlo.

El sonido de los choques en los bastones nos invade solo a nosotros, él se mueve rápido y yo trato de seguirle el paso, pero es imposible no puedo comparar mi fuerza contra la del Alfa supremo, mis manos en cualquier momento soltarán el bastón de lo entumecidas que están. Pero hasta que eso no suceda puedo regresarle el ataque.

— ¡AAH! — Le lanzó un golpe con el bastón que detiene con el suyo

— Lo haces bien, ¡como para ser tu primera clase! — dice alejándome — Tu postura y habilidad son impresionantes; sin embargo, estás sudando y tu respiración es inquieta, ya estás cansada, ¿en verdad quieres seguir?

— Mientras no suelte este bastón, aún puedo continuar

Sonríe — Sabía que dirías eso, sin embargo — se acercó de manera rápida a mí lanzándome dos golpes con el bastón que apenas logro detener, uno abajo, otro arriba y un tercero, el bastón gira de manera rápida terminando en mis pies levantándolos con fuerza provocando que caiga al suelo.  — es suficiente — dice mirándome fijamente — No quiero que Joel piense que te maltrato.  Vamos suéltalo — dice refiriéndose al bastón. Lo suelto sintiendo al instante mis palmas entumecidas.   — Lo hiciste bien — deja caer el bastón — Ahora ve a casa, descansa un poco y en la noche reúnete con los demás en el centro. Encontrarás a Joel ahí.

Lo veo irse normal. Está tan fresco que parece, que ni siquiera peleó conmigo. Es demasiada la diferencia entre su fuerza y la de Joel.

— ¿Estás bien? — pregunta Raúl estirando su mano para ayudarme a levantar

— Sí. Gracias — tomo su mano y me paro

— Vaya nunca lo había visto dar más de 5 golpes

— ¿5?

— Sí. Cualquiera que se enfrente contra el Alfa lo termina en menos de 5 golpes, y más cuándo no tiene tiempo y los jóvenes quieren un duelo contra el Alfa.

— Ha, ha, — río — Entonces me consideraré con suerte, ya que tuvo tiempo para mí

— No. Lo hiciste bien, no cualquiera aguanta los golpes queda. Yo por ejemplo al cuarto golpe mis manos empiezan arder

— Las mías igual — le muestro mis manos que están rojas

— Necesitarás una buena pomada — dice sonriendo

— Espero que Joel tenga

— Sí. No creo — ríe — Joel no es de los que se lastiman, créeme.

— Bueno, entonces solo me untaré crema

— No te preocupes en la noche, traeré un poco, búscame si te siguen ardiendo.

— Sí. Gracias, fue un gusto conocerte

— el mío también. ¿Mañana vendrás?

— Sí. Supongo — voy a dónde está mi sudadera, la levanto y la sacudo. — No creo que Joel me deje faltar

El Deseo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora