CAP 34

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La caminata es larga, llevamos como 20 minutos caminando y ya me cansé

— ¿Ya llegamos? — pregunto

— ya casi — me responde Emilio

— ¿Cuánto falta?, Ya me case de caminar

— Solo hemos caminado unos 30 minutos Aadya — dice riendo

— y yo ya me canse, no puedo caminar mucho, les recuerdo que no descanse terminando mi entrenamiento

— ¿Quieres que te cargue? — ofrece Jack y la verdad no es una mala idea.

— ¿En serio?

— Si sube — se detiene delante de mí agachándose un poco

— gracias — agradezco subiendo a su espalda

— No te preocupes — empieza a caminar junto conmigo siguiendo a Emilio que voltea a vernos y sin pensarlo dos veces se acerca a nosotros.

— Oye si te cansas yo igual puedo llevarla

— No creo que lo necesite, no pesa

— Pero yo igual quiero llevarla

— olvídalo yo te gané

— ¡Ash! — se queja y va conmigo — ¿Yo puedo llevarte de regreso?

— no creo que sea necesario

— ¿Por favor? ¿Si?

— De acuerdo, pero la misma distancia que Jack va a hacer

— ¡Si! — sonrió feliz yendo hacia  adelante de nuevo

— ¿Por qué le das la razón aun cuando no es? — me pregunta Jack

— No lo sé, creo que es porque me gusta verlo feliz

— Aún no lo conoces del todo

— A ti tampoco y aun así estoy dejando que me lleves

— ¿Y por qué lo haces? Si no me conoces

— Porque confío en ti

— No deberías de confiar en todos por un poco de amabilidad

— Lo sé, pero... es inevitable

— Tienes suerte de que yo sea una buena persona

— Lo sé. — susurro recargando mi cabeza en su hombro, de alguna manera me siento bastante cansada.

— Ya llegamos — escucho que me llama Jack moviendo su hombro para que despierte

— ¿Ya? — pregunto abriendo los ojos mientras Jack me baja.

— Si

— Ven Aadya — Emilio se acerca a mí, toma mi mano y me jala provocando que despierte bien mientras me guía por los árboles corriendo. El sonido de la corriente caer cada vez se intensifica más, el aire igual cada vez se siente más fresco, incluso el suelo hay más piedras que hojas o ramas.

— ¡Emilio! ¡Detente! ¡No se vayan a caer! — Grito Jack, cuando Emilio quitó con su mano una gran rama de enfrente sin dejar de correr,
llegando a unas cascadas enormes

— ¡Wooo! — dije al tambalear un poco en la orilla de la cascada. Me sorprendí al ver la cascada enorme desde arriba, sin embargo, Emilio me jalo un poco hacia atrás para evitar caer.

El Deseo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora