Cuando volvió a abrir los ojos ya era de noche, al parecer las pastillas que le había dado Marlene lo habían hecho dormir.
Todo lo que había sucedido estaba fresco en su memoria, como si solo hubiese cerrado los ojos por unos segundos.
Se sentó en la cama y sintió un dolor horrible en todo el abdomen. Aun le era difícil asimilar la violencia que había vivido, si no fuera por el dolor físico creería que era algo que había soñado.
Notó que Ágatha estaba dormida a su lado lo que lo conmovió. La observó por un momento. Ella dormía de costado dándole la espalda. Él se levantó con cuidado para no despertarla.
La agresividad extrema con la que actuó su padre de alguna forma no lo sorprendía, aunque César nunca antes había perdido los estribos de esa forma, Henry sabía que si lo provocaba lo suficiente podría llegar a pasar algo así y por esa razón le tenía tanto miedo. Sin embargo no había sido su intención presionarlo hasta ese punto. La situación se había salido de control y si no fuera por la irrupción de Marlene no se imaginaba cómo habría terminado todo.
A pesar de lo que había vivido hacía unas horas no había llorado en ningún momento. No sabía si se encontraba en shock o simplemente se había acostumbrado a la violencia de parte de su padre.
Fue al baño, se paró frente al espejo y se levantó la camiseta. Tenía manchones rojos por todo su abdomen, se cubrió otra vez y se sentó en el borde de la tina cubriéndose el rostro con las manos angustiado. ¿Qué seguía ahora? No sabía lo que había desencadenado ni como continuarían las cosas ahora en casa.
Se sentía cansado, agotado emocionalmente, no tenía energía para averiguar si estaba triste o asustado o furioso. Solo podía pensar en dormir.
Volvió a su habitación y se recostó en su lado de la cama, Ágatha seguía durmiendo profundamente, y a los pocos minutos él también dormía.
En sus sueños veía la espalda de una mujer de cabello largo y rebelde, caminaba alejándose. Él comenzó a correr para alcanzarla, de tanto correr comenzaba a faltarle la respiración y caía de rodillas con un intenso dolor en el estómago.
Despertó agitado, ya había amanecido. Ágatha aún estaba junto a él y lo observaba atentamente.
—¿Cómo estás? —preguntó preocupada.
Henry no sabía que responder. Estaban frente a frente con sus cabezas sobre la almohada. De pronto le preocupaba su apariencia al despertar, no sabía cómo en una situación así podía pensar en eso.
—No quise ir a mi habitación, preferí acompañarte. Espero que no te moleste. —explicó Ágatha.
—No me molesta —dijo mirándola a los ojos—. ¿Y Marlene?
—Mamá durmió en el cuarto de invitados. Es temprano, debe estar allí aún.
Ágatha lo miraba con lástima y eso lo molestaba, no quería que sintiera pena por él. Se recostó sobre su espalda y miró el reloj sobre su velador, las cosas que Marlene había arrojado volvían a estar en su lugar.
—Llegaré tarde a la escuela. —se lamentó.
—No puedes ir así, te quejaste toda la noche. —hasta ese momento había pensado que Ágatha durmió profundamente durante toda la noche.
Luego de un momento de silencio ella volvió a hablar.
—Tal vez mamá quiera el divorcio, está muy afectada por lo que pasó ayer. —reflexionó sombríamente.
—Sería lo mejor para ustedes, no deberían vivir así. —giró su cabeza para evitar la mirada de Ágatha.
—Henry, si ellos se divorcian te vas con nosotras, no te dejaremos con él. —le aclaró apoyándose en su codo para acercarse a él.
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Resiliencia
Подростковая литература🥈2° Summer HEA edition awards 2022 (mención Mejor Escrita)/🥈2° Premios semanales editorial submarino/🥉3° Drama concurso Daher 2022 Henry, un solitario adolescente de clase alta, vive bajo el asfixiante control de su exigente padre. Él ya ha asum...