Capítulo 25

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A pesar de las ansias de Henry, el fin de semana pasó en un abrir y cerrar de ojos, y el lunes en la mañana recibió un mensaje de Estela diciéndole "hijo, saldré del trabajo a las cuatro, si aún quieres que nos veamos puedo pasar a recogerte a donde me digas." Henry le respondió rápidamente y quedaron de encontrarse a unas cuadras de la casa.

De pronto se sentía con libertad de salir cuando quisiera. Su padre generalmente volvía tarde a casa y no lo controlaba tan rígidamente como antes ya que debía mantener las apariencias frente a Marlene y Ágatha. Además sus vacaciones ya habían comenzado y César no lo podría hostigar con los estudios.

Estela lo esperaba en su auto y al verlo a la distancia le tocó la bocina, Henry subió a su auto y luego de abrazarse por un largo momento partieron.

Esta vez fueron a un restaurante con terraza y ordenaron comida y bebidas para los dos. A Henry le sorprendió ver que su madre fumaba, algo que tenía en común con Ágatha.

—No me has dicho en qué estás trabajando. —dijo Henry mientras ella encendía un cigarro, era algo que había estado preguntándose, sentía que debían conocerse otra vez.

—Trabajo en un canal de televisión, en el noticiero, detrás de cámaras claro, en redacción. Estudié periodismo, lo terminé cuando estaba embarazada pero nunca llegué a ejercer. Un viejo amigo me consiguió el puesto, es un buen trabajo.

—Nunca imaginé que mi madre fuese una periodista. —confesó Henry sorprendido.

—Nunca lo fui en realidad, pero quiero intentarlo.

—Y ese amigo ¿es solo un amigo? —no sabía cómo reaccionaría a la respuesta pero tenía que preguntar.

Estela sonrió avergonzada, estaba claro que no era solo un amigo.

—Creo que soy yo quien debería estar interrogándote, ¿no? —le dijo divertida a su hijo— No puedo creer cuanto has crecido, estás tan guapo, apuesto que ya tienes novia.

Henry no creyó que llegarían tan pronto a ese tema, se suponía que hablarían de la escuela y cosas por el estilo.

—Sí, algo así, de hecho me gustaría que la conocieras.

—Me encantaría, ¿cómo se llama? —era obvio que le preguntaría eso, pero Henry no lo había pensado y ahora no sabía que responder. El nombre de Ágatha no era muy común y si le decía su nombre a Estela tendría que contarle toda la historia.

—De hecho te quería comentar otra cosa —el cambio de tema fue muy abrupto y esperaba que su madre no lo hubiera notado—. Nos iremos de vacaciones por un mes, creo que en una o dos semanas más.

—Oh, entonces no podremos vernos. —asumió Estela con tristeza.

—Sí, me gustaría no tener que ir pero no tengo alternativa. De hecho papá es el único feliz con estas vacaciones, pasaremos una semana con su familia. —Henry hizo una mueca que dejó claro cuánto le desagradaba la idea.

—Lo lamento cariño, pero por lo menos no estarás solo —lo consoló Estela tomándole la mano en señal de apoyo—, me dijiste que su esposa y su hija son agradables.

—Sí, lo son, y tampoco les agrada la familia de papá.

—Solo se agradan entre ellos. —dijo Estela levantando una ceja y torciendo la boca.

—Comentaste que verías a los abuelos el fin de semana, ¿Cómo están? —Henry ya ni si quiera recordaba sus rostros, pero sentía curiosidad.

—Están bien, se emocionaron tanto al saber de ti, espero que los puedas ver en algún momento.

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