Capítulo diez: ¿Palpita por ti?

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Después de tanto tiempo, de días duros, de un corazón que se va en cada latido que da, entendí que no puedo seguir viviendo de esta manera. No puedo seguir sintiendo esto que estoy sintiendo. Un vacío constante y me estoy volviendo completamente loca.

Sentí la puerta constantemente y abrí los ojos. Miré por el ventanal de mi habitación y era completamente de noche.

Pum, pum, pum.

Joder, pero ¿quién es?

—¡Gala, abre la puerta o la tiro! —gritó Gavi.

¿Todavía estoy soñando?

—¡Gala!

—Voy —dije, pero no me dio tiempo a levantarme de la cama, porque Gavi la abrió de un maldito golpe —. ¿Tú estás loco? —dije mientras me llevaba las manos a la cabeza.

—No, tú —me gritó —. ¿Cómo es posible que me mandes ese mensaje y luego no contestes más?

—Solo tenía sueño —le dije mientras me acariciaba el brazo.

—¿Sueño? Casi me da un puto infarto, Gala.

—¿Y eso como por qué?

—Porque pensé que ibas a hacer una locura por mi culpa —dijo y se pasó la mano por el pelo nervioso.

—¿De verdad crees que soy una de esas personas que no pueden más con la mierda de vida que tienen y que solo quieren dejar de sentirse vacíos?

—No lo sé.

—No soy valiente como esas personas. Porque yo sí que las veo valientes, porque solo buscan calmar eso que nadie puede hacerlo.

—Gala...

—Gala nada. Solo quería dormir. —Me levanté bruscamente de la cama y me dio mareo.

Las manos de Gavi impiden que me caiga al suelo y me di un golpe mal dado en la cabeza.

—Ey —dice Gavi una vez me atrapa y me aferro a su nuca con ambas manos.

Nuestras miradas se enredan y se contraen como cualquier estúpido hilo rojo que no entiende lógica. Pero en el momento en el cual me levanto, siento como mi corazón palpita dentro de mí como un caballo desbocado. Y tengo el impulso de abrazarlo, pero me contengo.

No te contengas.

Son tres meses.

Pero te gusta.

Es mentira todo lo que vivimos.

¿Crees que venir hasta aquí de Barcelona porque no le contestabas, es parte de un contrato?

Se le acabaría su mentira.

¡Tiró la puerta prácticamente!

—¿Por qué has venido? —le pregunté aún sintiendo sus manos en mis caderas.

—Porque estaba preocupado. Te juro que una llamada más y la chica del contestador, aunque sea una grabación, me manda a la mierda —dijo y solté una carcajada.

—Solo me quedé dormida.

—¿Pretendes que me quedará tranquilo después del mensaje? No, Gala.

—¿El entrenamiento?

—Me importa una mierda. Además, pedí permiso y me lo dieron inmediatamente.

—Gavi, supongo que ya puedes regresar a Barcelona.

—Vamos a salir de aquí ahora mismo.

—¿Estás loco? Parezco retrasada con este uniforme. Además, Gavi, ya es tarde.

Amor de contrato #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora