Capítulo dieciocho: Te quiero

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En el momento en que los observé a todos, me miraron directamente y se quedaron sorprendidos de que yo, Gala Ponce, años después volviera a pisar la pista de hielo.

—Gala —gritó Gabriel y patinó hasta el borde de la pista en la cual nos entrábamos —. Por Dios, Gala —dijo y sonreí.

—Hola —le dije, nerviosa.

El entrenador se acercó. Mi ex entrenador, para ser más concretos y me puse aún más nerviosa de lo que ya estaba.

—¿Qué haces aquí, Gala? —me pregunto de malas maneras.

Dios, tenía treinta y tres años y seguía siendo un capullo.

—¿Puedo hacer una rutina una sola vez?

—¿Puedo hacerla con ella? Por lo que nunca fue, ¿no? —preguntó Gabriel.

—¿Quieres patinar, Gala?

—Sí.

—Imposible —dijo y lo cogí del brazo.

—Por favor.

—Si vas a patinar, lo harás conmigo. Debes de estar oxidada y no quiero un accidente en plena rutina. Me seguirás en todo momento.

—Vale.

—Cámbiate y ponte los patines.

Corrí hasta el vestuario y me cambié. Me puse la ropa que Elena me había dejado y cuando llegué al borde de la pista, me puse los patines.

—Todos fuera de la pista —dijo y todos salieron, dándome paso a que entrara —. Vamos a hacer un ejercicio primero para que conectes con la pista, y si surge, nos dejamos llevar —dijo y me cogió de las manos.

Patino del revés mientras nos mirábamos directamente a los ojos y luego abrí mi pierna cuando él lo hizo, dejando un espacio entre una y la otra, provocando que su mano se posara en la parte baja del abdomen y me cogiera, haciéndome girar en el aire con los brazos pegados a mi pecho y caer sobre la pista segundos después, abriendo los brazos. Me atrapo poco segundos después de caer y mi mano se apoderó de su nuca mientras seguía patinando del revés, pero en el momento en el cual levanté la mano y patinamos en la misma dirección, me cogió del tobillo y de la muñeca y me hizo girar hasta ver muy de cerca la pista. Me levantó y bajé varias veces hasta que me lanzo y caí, levantando la pierna izquierda mientras me deslizaba por la pista a la misma vez que lo veía patinar hacia mí. En el momento en el cual llegó a mí, me freno junto a él.

—¿Lista? —me preguntó con la voz un poco acelerada.

—Lista —le dije, recuperando el aliento.

Hizo una seña y la música comenzó a sonar.

Me abrazó mientras mi mejilla estaba apoyada sobre su pecho.

En el momento en el cual la música comenzó, me separé de él, girando hacia el lado contrario en el cual lo hacía, pero solo giraban nuestros cuerpos y los brazos hacia atrás, rozando su cuello con mi dedo cuando fuimos hacia adelante. Giré con la mano alzada al aire y me paré detrás de él de forma lenta y sensual, tocando su pecho mientras nos mirábamos desde la otra parte. Su mano subió hasta mi mano y movemos nuestra cabeza a la misma vez. Paso por debajo de su brazo, rodeando su cintura con mi brazo y su mano, inmediatamente se posó en la parte baja de mi espalda, tomando mi mejilla en su mano y girando junto a mí hasta que me agarre de su nuca. En el momento en el cual me aferré a su nuca, baje mi cuerpo y el alzo su mano, provocando que yo me deslizará por la pista y pasara mis pies por debajo de los suyos mientras me iba aferrando a su cuerpo y me levantaba, enredándome en su brazo y patinando junto a él en la misma dirección. Él levantó el brazo y lo dejó caer por la parte izquierda mientras yo me aferraba a su mano y cambiábamos el sentido. Patinamos del revés ambos, y ambos levantamos la mano a medida que fuimos cogiendo velocidad y la deslicé por mi pelo cuando fuimos patinando. Cambié de sentido cuando mi mano izquierda abandonó su antebrazo y la mano derecha se apoderó de su muñeca, haciendo la cabeza hacia atrás a la misma vez que el brazo. Cuando me levante, me agarre a su nuca nuevamente y a su espalda cuando el posó su mano en la parte baja de mi espalda, cambiando el sentido a la misma vez que patinamos. Luego mis manos se deslizaron por su brazo hasta que mi mano izquierda abandonó su cuerpo y giré al soltarme, para que su mano se posara en mi cintura, patinando del revés nuevamente. Flexione mis piernas y me levanto al rodear con mi brazo su cintura y abrí mis piernas a la misma vez que mis brazos y cayendo con cuidado a la vez que él me ponía sobre la pista y me daba la mano. Patinamos sobre el hielo del revés y cambié de sentido, abriendo ambos las piernas y alineando nuestros brazos mientras él patinaba a mi lado y me tomaba del abdomen nuevamente. Al tomarme del abdomen yo giré sobre el hielo y me alzó, haciéndome girar mientras tenía mis brazos pegados al pecho y caí sobre la pista con una pierna hacia atrás y todos gritaron, pero en el momento en el que todos gritaron, él se paró. Yo hice lo mismo.

Amor de contrato #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora