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Harry decidió aparecerse cerca del caldero chorreante, parecía bastante inteligente ir a Gringotts, pero posiblemente para la hora que era seguro ya habrían cerrado y de hecho no podía alquilar un cuarto en el Caldero chorreante, no tenía una sola libra peor aún un knut por lo que se sentó miserablemente a las afueras del bar pareciendo un mendigo, la ropa rotosa y sucia, sus pies descalzos, de hecho hasta tenía un poco de vómito en su pantalón, no se había arriesgado a tratar de limpiarlo con magia después de lo que había sucedido con sus zapatos.

-No lo analicé lo suficiente-dijo, rascándose la nuca con frustración, la voz de su ex maestro de pociones retumbando en su cabeza *actúa menos como un Griffindor y usa más la cabeza*

El que una señora se hubiese acercado a dejarle un billete de 10 libras no lo hacía sentir mejor en absoluto pero ahora almenos tenía como para un pan o un té, talvez lo que debía hacer es comprar un par de calcetines en lugar de algo de comer así almenos tendría sus pies calientes porque, para su mala suerte, si hubo algo en lo que salió bien el ritual fué en la hora de llegada y si es que no calculaba mal, estaba cerca de ser la media noche , talvez si regresaba al pueblito que había visto tiempo atrás podría colarse y dormir en uno de los graneros, dormir entre animales era inmensamente mejor que hacerlo a la intemperie.

No necesitó pensarlo mucho antes de hacerlo finalmente después de todo, era eso o dormir en la calle como el indigente que parecía, y así amaneció, con paja en todas partes pero almenos no había sufrido frío, escuchó voces fuera de ese granero y se apareció enseguida en el mismo punto escondido en el Londres muggle, faltaba aún para la hora en que Gringotts abría por lo que decidió que comprar un té con galletas para desayunar era buena idea, después entraría al mundo mágico y vería que podía hacer en Gringotts, esperaba que lo goblins pudiesen ayudarlo.

Al rededor de las 8am entró al caldero chorreante con la cabeza baja y sintiendo las miradas curiosas sobre él pero caminó finjiendo no darse cuenta hasta la pared que era la entrada al callejón Diagon y condujo un poco de su magia a sus manos para presionar directamente los ladrillos que le abrirían la entrada al callejón, las cosas lucían un poco diferentes a como las recordaba y había otra cosa, podía ver puntitos luminosos, como si fueran pelusas de colores, en algunos casos algo similar al humo revoloteando al rededor de las personas y objetos en el callejón, y como su primera vez allí se quedó maravillado observando la magia alrededor de todas las personas dentro, porque estaba seguro de que era eso lo que estaba viendo, del mismo modo en que podía sentir la suya como estática a su alrededor aún cuando no podía verla.

Era un espectáculo hermoso.

Caminó despacio a lo largo del callejón obserbando los diferentes colores que de algún modo eran interpretados dentro de sí, como si esa magia mostrará también el aura, los sentimientos de las personas que le rodeaban, era casi abrumador, antes había podido sentir la magia en la personas si esta era fuerte pero jamás del modo en que la percibía ahora.

Recordó el porqué de su visita al callejón y un estudio que había hecho con Hermione cuando había estado tratando de averiguar en qué momento el apellido Peverell se había perdido antes de pasar a ser Potter y había una línea francesa que había decidido vivir como muggles, eso podría servir, pero necesitaba registrarse, y si lo pensaba mejor este sonaba como algo que debía hacer en el Ministerio de magia, pero lucía tan sucio y pobre que posiblemente no llegaría a nada, aunque, bien podría intentar, de todos modos tenía un montón de tiempo de sobra.

Una vez en el ministerio la recepcionista a la que preguntó lo envío a buscar su linaje en la Sociedad Histórica Mágica después de mirarlo de pies a cabeza y hacer una leve mueca de asco lo instó a continuar su camino, para su fortuna el edificio que buscaba no estaba muy lejos, una vez allí también lo miraron de forma reprobatoria por toda la suciedad que llevaba encima, tomó su turno y se sentó a esperar a que lo llamaran lo que sucedió una hora más tarde.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora