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Athan permaneció con los ojos cerrados, sentado con sus piernas cruzadas en el sillón central frente a la chimenea en su sala común. Amo y señor de la casa de las serpientes.

Escuchaba a la distancia todo lo que sus compañeros hablaban, nunca sabía cuando esa pizca de información podría serle útil, una costumbre que había tomado en cuánto había sido seleccionado en esa casa, no que antes no lo hiciese. En el orfanato escuchaba hablar a los niños a la espera de que soltaran sus miedos o poder usar lo que más les gustara y poder convertirlo en pesadilla, su padre sólo lo había impulsado un poco más.

"Presta atención incluso a los detalles más pequeños, lo que parece más tonto puede ser útil en el futuro." - le había dicho.

Escuchó entonces un suave siseo sobre sobre su hombro derecho y abrió los ojos para buscar al culpable pero como ya lo había esperado, tras él no había una persona, no, en uno de los rincones frente a él, ahora estaba esa odiosa sombra que insistía en seguirlo, la intranquilidad y la ira avivándose en su pecho al recordar su carrera en búsqueda de su padre hace algunos días, sin embargo se limitó a apretar las mandíbulas y voltear su mirada de manera indiferente.

-Athan, mire, que le parece?, seguro el pequeño y torpe Griffindor del otro día la encuentra entretenida.- le dijo sonriendo Renaud Lestrange, después de todo no se puede pecar de torpe en una clase tan delicada como lo es "Pociones" y no sufrir las concecuencias de tus actos. Athan sonrió en respuesta mientras todos las posibles escenas del acto se transmitían en su cabeza y elegía la mejor, adjuntó y corrigió un par de detalles en las notas y devolvió el pergamino a su dueño.

-Buen trabajo, Renaud.- le dijo en felicitación sabiendo exactamente cuál sería el resultado, el heredero Lestrange agradecía su felicitación cual lacayo esperando la aceptación de su amo.

Cuál de aquellos pequeños sangrepura se hubiera imaginado que estarían comiendo de la mano de un mestizo adoptado? Ninguno absolutamente, y cuán grande era su satisfacción al tenerlos a poco de lanzarse de rodillas y besar sus pies, su padre había estado siempre en lo correcto, "hazlos creer que te manipulan mientras los manipulas a ellos, hazlos hacer tu voluntad".

Y Athan era un especialista en ello.

Decidiendo que había escuchado suficiente por el momento se puso de pié con gracia, se aseguró que cada parte de su túnica siguiese nada menos que impecable y los instó a organizarse para salir de la sala común.

-Athan, muchacho, que agradable verte, oh si, un placer ver a tan notables jóvenes, espero puedan venir a mi reunión el próximo Lunes.- Les dijo el profesor Slughorn su jefe de casa tan efusivo como siempre al encontrarlos saliendo de las masmorras.

-Sería un placer, profesor.- Respondió Athan en nombre de todos y el resto asintió tras él.

-Maravilloso, porfavor jóvenes, esperen mi lechuza, ahora, deberíamos dirigirnos al gran comedor a ver el programa. - respondió alegre el profesor.

El Slugclub o Club de las Eminencias, reuniones, usualmente comidas copiosas y algunas veces fiestas que el profesor Slughorn había organizado para hacerse de conexiones con personas que serían influyentes en el futuro teniendo la visión de seleccionar un grupo pequeño en base a sus conexiones o habilidades mágicas y Athan había encontrado estas reuniones tan útiles como el propio fundador de dicho club.

Tenía entendido que organizaba también comidas con sus compañeros profesores sin embargo había encontrado que su padre era invitado de manera bastante continua a reunirse con el maestro de pociones, no que ese hecho le sorprendiera sabiendo cuales eran las intenciones del profesor, sabía que el hombre no podía perder la oportunidad de ser cercano a un miembro tan influyente dentro de la comunidad mágica, aún cuando este era, por el momento, nada más un docente como él mismo.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora