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Sentía un leve cosquilleo en todo su cuerpo, sobre su piel. Un calor reconfortante que había empezado en su pecho y luego se había extendido por todas partes cuando la magia lo cubrió por completo y él recitaba el hechizo con los ojos cerrados.

Escuchó un grito no muy lejos, pero se hallaba demasiado concentrado para darle mayor importancia y luego sintió un tirón en su estómago, la sensación muy similar a la de la aparición. Luego fué simplemente la nada. Flotaba, se sentía liviano y tranquilo, no habían problemas, ni dolor, ni felicidad, no había frío ni calor, solo un vacío que se sentía reconfortante.

¿Que significaba cualquiera de esas cosas de todas formas?

Él no lo sabía, no sabía si alguna vez lo había sabido o si en realidad existían, tal vez sólo se trataba de su cabeza, divagando e inventando términos. No importaba.

Jamás había sentido tanta paz, sabía que tenía que hacer algo pero no recordaba el qué, nada parecía importante ahora, debería quedarse, tenía la sensación de que había sufrido pero no recordaba haberlo hecho, debería quedarse allí, donde su existencia era liviana. ¿Existía acaso? ¿Había existido alguna vez? ¿Sirius se habría sentido así cuando atravesó el velo? Cierto. Sirius había muerto, su padrino había muerto en el departamento de misterios. Lo había asesinado Bellatrix Lestrange, su prima, la asesina más prolífica del Señor Oscuro.

Odiaba a esa mujer.

Ese recuerdo comenzaba a traer de a poco su conciencia, recordó entonces que había una guerra y que habían muerto muchas personas, recordó a Snape, Draco, Luna, Neville, Ron, la profesora McGonagall y a Gabrielle Delacour. Recordó que se habían sacrificado para hacer el ritual. El ritual. Claro. Eso era, él no podía quedarse allí, no podía, tenía una misión que cumplir.

Despertó por completo del estupor en el que se hallaba y sintió de vuelta ese tirón, cómo si hubiese sido lanzado hacia un vacío profundo y cayera a miles de kilómetros por hora. Y entonces sucedió, había salido finalmente de esa oscuridad absoluta en la que no había notado que se hallaba durante ese momento de inconsciencia, sus piernas ahora temblando irrefrenablemente y el estómago tan revuelto que poco después regresó lo poco que había comido esa mañana.

El malestar de su cuerpo sólo empeoró.

Ya no sólo era esa constante sensación de náuseas y vértigo, sino que ahora le quemaban la piel y los huesos, el ardor era tan grande que ni siquiera se dió cuenta de que había caído al suelo y su cuerpo casi combulsionaba con el dolor, ni siquiera era capaz de soltar un grito, jamás había experimentado un dolor tan brutal como ese.

Sintió que moriría.

Duró lo que le parecieron horas, no estaba seguro, podrían haber sido unos cuántos minutos nada más pero su respiración era acelerada y debido a cuánto se había tensado hace un rato, sus extremidades comenzaron a acalambrarse, gimió con descontento mientras trataba de masajear o sólo estirar un poco cada sección que se acalambraba y una vez quedó solo cansancio y el dolor remanente tras los calambres, se dejó caer de espaldas contra el suelo mientras trataba de regular su respiración. Quien sea que hubiese inventado el ritual no especificó nada de esto.

-Que efecto secundario más horrible- dijo al aire.

Ahora bien, aún le dolía todo el cuerpo como si hubiese recibido una paliza pero estaba absolutamente más tranquilo y podía pensar de forma clara. En primer lugar, algo había salido mal, talvez el grito que escuchó antes de sentir aquella succión había tenido algo que ver o quizá se habían equivocado en alguna runa, los datos que habían reunido eran muy antiguos, talvez no habían obtenido toda la información, porque en definitiva no lucía como un niño de 11 años y mucho menos parecía estar cerca de Privet drive cuando se suponía debía volver allí, no que eso lo hiciera feliz, su infancia y cada verano con los Dursley había sido un martirio, pero parte del plan era entregar a Colagusano para que fuese juzgado como el cobarde asesino que era de modo que Sirius pudiese ser liberado y tomara su custodia como no había podido hacer antes. Resopló con molestia, talvez ni siquiera había dejado su época y sólo estaba a algunos kilómetro de distancia, talvez incluso sólo estaba en un país diferente por lo que debía buscar la forma de volver, de ser ese el caso habrían sido tiempo y vidas desperdiciadas por nada.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora