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En cuánto Harry había encontrado en estado de semiconsciencia fuera de las barreras de su casa al hombre, este apenas y había logrado susurrar su nombre con algo de claridad, lo que le había seguido a ello fueron balbuceos inentendibles y luego, la nada. Harry había observado con preocupación el rostro pálido de su compañero de batalla que yacía acostado inconsciente en una de las habitaciones para invitados de su mansión de Hogsmeade.

No sabía cuáles eran las razones de esa repentina aparición, pero hacía suposiciones y ninguna de ellas era agradable, si después de ese tiempo Severus había llegado a él en ese estado Harry solo podía suponer que lo que había estado haciendo hasta la fecha no había resultado bien en el futuro y debía reorganizar sus planes y como iba a desenvolverse con ellos, por supuesto el que el ex-mortífago se hubiese mantenido en ese estado durante una semana solo lo hacía sentir más nervioso y él necesitaba respuestas.

Había estado evitando adrede a Athan, que cada que avanzaba a verlo en los pasillos le dirigía miradas de preocupación y molestia. Y Harry lo entendía, en serio lo hacía y lo amaba, amaba a su hijo, pero una parte pequeñita de él que aún guardaba rencor por lo que Voldemort había hecho y conectaba a Athan con ese hombre le impedía tener al niño cerca tan cual lo hubiese hecho hace una semana. El resto de él mismo se reprochaba por esta actitud, recordándole que Athan no era Tom Riddle, ya no, y por ende jamás iba ser ese monstruo sádico.

Y está lucha interna lo mantenía lejos, sabía que tal cuál como él mismo se había sentido durante el año en que Dumbledore decidió ignorarlo por completo seguro se estaba sintiendo Athan, con quien había sido muy unido hasta la reciente aparición de Severus Snape. No quería herir a su hijo con su aucencia pero sabía que se odiaría si llegaba a decir alguna estupidez y con ello herirlo por algo que no había hecho ni haría, sólo porque su cerebro ahora atascado y tenso no era capaz de separar una persona de la otra.

Pero no se puede huir para siempre.

Harry leía el informe que el sanador Sprout le había enviado sobre el estado de salud de Severus. Era algo gracioso para él que este se tratara del padre de la que había sido su profesora de Herbología en su tiempo y la niña que era ahora Pompona Sprout de hecho estaba a dos años de cumplir la edad necesaria para ingresar a Hogwarts y, como había notado le pasaba a la mayoría de niñas que conocían a Athan, ella también había estado bastante encantada con él cuando lo había conocido. Athan que se ponía incómodo ante el asunto, hacía leves muecas y era cortésmente frío, aveces incluso le enviaba miradas con molestia cuando veía que Harry por el contrario a él, se reía de la situación.

Recordando niñas enamoradas de Athan, acababa de recordar que de hecho la pequeña Myrtle Warren había estado inusualmente callada y tranquila esos días, había escuchado de algunos alumnos y por la enfermera que la habían encontrado algunas horas después del torneo, helada, pálida y sangrando, la niña había dicho que recordaba haber caído y luego nada más, pero Harry que la veía todos los días, notaba con claridad que algo había dado un giro bastante drástico en ella. Un niño de tercer año de Ravenclaw le había contado que antes de que Myrle huyese hacia los baños de segundo piso, Athan, Walburga y Myrtle habían tenido una discusión.
Y a Harry le punzaban los nervios, sentía que algo no iba del todo bien, no podía ser coincidencia. Casualmente Myrtle había sido encontrada inconsciente en los baños del segundo piso, donde se hallaba la entrada a la cámara secreta, a Athan lo perseguía una sombra y Severus aparecía débil junto a las protecciones de su casa. Estaba seguro que Athan no tenía nada que ver allí, el niño sabía sobre la cámara y sabía que Harry estaba al tanto de la ubicación de la misma y por tanto Harry le había prometido que entrarían juntos cuando Athan cursara cuarto año y por si acaso, se había encargado de hechizar el cuadro de Salazar para que este no soltara la información accidentalmentente a propósito como solía hacer. El hombre en el cuadro se había cruzado de brazos bastante indignado cuando Harry lo había hechizado tras decirle el porqué.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora