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Había sido muy extraño llegar a Hogwarts y encontrar a un Albus Dumbledore jóven estando acostumbrado a su barba larga, lentes de media luna y túnicas extravagantes.

Su estómago se había revuelto y sintió mucho calor en cuanto puso un pie dentro de las protecciones de Hogwarts siendo más consciente de ellas que nunca, mirando con los ojos entrecerrados el techo superior del domo multicolor que cubría la escuela que para sus sensibles ojos reflejaba la luz del sol tal cual lo haría el vidrio casi cegandolo en un principio.

Siguió caminando en dirección al castillo la sensación de que este era su "hogar" acentuandose en su pecho; Harry sonrió frotando ligeramente su pecho sabiendo que esa sensación se debía principalmente a un hechizo que se pegaba en las personas al cruzar las barreras especialmente  para que los niños no extrañaran en demasía sus hogares junto a su familia.

Otra cosa que no había esperado fué la sensación de pertenencia, la aceptación propia del castillo por quien era, por llevar en su sangre la herencia de dos de los fundadores. Era extraño ¿Significaba que de algún modo parte del castillo le pertenecía o talvez era solo un protector?

Y por sobre todo, le había sorprendido ver que Dumbledore no había estado del todo convencido de que fuera contratado objetando que era demasiado joven, pero el director Dippet había aceptado ya que llegaba con la carta de recomendación de la propia Galatea Merrythought quien había accedido a dejar su puesto sólo tras haber comprobado que Harry fuera alguien capaz del cargo, su prueba había sido tenaz e incluso tubo que darle acceso a sus pensamientos pero la había pasado sin inconvenientes teniendo que prometer también que la llevaría a conocer a Godric Griffindor en la pintura.

Harry podía sentir la cautela envolviendo a Dumbledore de pies a cabeza mientras lo observaba, analizándolo sin vergüenza alguna, como si esperase encontrar algo que le dijera que Harry no era alguien confiable, por supuesto lo entendía, un forastero Alemán llegando de la nada a pedir un puesto como profesor cuando estaban al borde de una guerra mágica y a principios de lo que el sabía sería una guerra muggle.

Era extraño sentirse observado de ese modo por el hombre que consideró un abuelo y guía por gran parte de su vida.

-Parecería que un hombre de su posición estaría más interesado en la política que en educar Niños- le había dicho Dumbledore en cuánto había dejado la oficina del director tras escuchar las indicaciones correspondientes a cómo debía organizarse para el próximo año lectivo.
-Hay un viejo dicho profesor: "No juzgues un libro por su portada" - Respondió Harry.
-Es cierto y puede que esté juzgandolo mal Lord. Peverell, pero he encontrado muchos libros con una portada similar a la suya, y me temo que ninguno de sus contenidos ha sido algo que enseñaría en esta escuela.-
-Entonces es bueno que no sea usted quien decide el contenido que mostrará este libro, profesor, ahora sí me disculpa, tengo un plan de trabajo que comenzar a hacer.- terminó Harry sintiéndose algo ofendido por las palabras de su ex-mentor y retirándose del lugar sintiéndose después un muchacho irrespetuoso por haberle respondido así, pero es que no había podido controlar su lengua del mismo modo en que le era difícil controlarla durante su tiempo como estudiante cuando intercambiaba comentarios filosos con Snape.

Dumbledore le importaba.

Otra vez, lo entendía, en serio que sí, recordaba haber leído que los seguidores de Grindelwald en su mayoría fueron magos sangre-pura dispuestos a llegar a extremos por "El bien mayor"pero eso no lo hacía sentir menos ofendido.

Y lastimosamente por alguna razón durante toda la siguiemte semana en la que había tenido que residir en Hogwarts para organizar la entrada de los estudiantes al nuevo año escolar Dumbledore había tenido sus ojos sobre él durante todo el tiempo que le fuese posible y del mismo modo le lanzaba comentarios sutiles sobre lo poco preparado y poco confiable era que un muchacho-sangre pura-posibleseguidordelseñoroscuro-yseguropracticantedeartesoscuras esté enseñando en una escuela privada tan famosa por su seguridad como lo era Hogwarts y Harry había procurado mantener sus respuestas corteces para evitar mayores enfrentamientos porque a pesar de todo Dumbledore seguía siendo alguien a quien había querido y respetado mucho.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora