13

156 12 0
                                        

Todo había sucedido demasiado rápido Credence aún sentía su cuerpo tembloroso y un pequeño trozo en su interior seguía incrédulo por lo que se mantuvo alerta, siguiendo casi sin pestañear los movimientos que hiciera el dueño de la mansion.

Se golpeó internamente tan fuerte como pudo al darse cuenta que había entrado sin renuencia alguna a la casa super-protegida de un sujeto que no conocía de ningún lado y que, temía, podía convertirlo en nada, tan o más fácil de lo que había visto, se había deshecho del obscurus.

Solo imaginaba que el niño que lo había mirado con sospecha al entrar, sería igual de poderoso en el futuro.

-Aurelius Dumbledore, dijiste que era tu nombre, verdad? -

-Si, soy hijo de Aberforth Dumbledore.-

-Oh,Ab, un gran hombre, alguien bastante agradable una vez lo conoces, eso es seguro. -

-Si, lo es, es el primero que me dice eso, suelen llamarlo, huraño o grocero.-

-Oh,Aberforth lo es, puede ser muy rudo, pero eso no cambia lo gran hombre que es, los dioses saben que tardamos bastante en tener una conversación civilizada.- dijo Harry riendo pero luego su rostro se volvió serio
- El sabe que trabajas con Grindelwald? -

Credence frunció el ceño y se encogió en su asiento con vergüenza y temor a ser juzgado por este hombre.

-Si, lo sabe.- Dijo en voz baja y evitando mirar a Harry y sorbiendo con algo de ruido el té en su taza.

-Bien. Ahora, que vas a hacer a continuación, según lo que me has contado y tu situación actual, de hecho ya no necesitas trabajar con él, ¿no es así? - Le preguntó con voz tranquila y cuando alzó la vista hacia su interlocutor, Credence no encontró señal alguna de estar siendo juzgado.

Más bien lucía como si el entendiera y por eso simpatizara con él.

-Por qué te opines a él, el podría matarte, lo he visto hacer cosas así, Nurmengard está destinada a sus opositores. -

-Lo sé, pero tengo algo que él quiere, por tanto soy mas útil para él, vivo. No te preocupes. -

-Y tu hijo? - preguntó sintiéndose un poco molesto ante la idea de que el hombre tomara a la ligera la seguridad del niño

-mi hijo? - respondió Harry, con su ceño levemente fruncido.

-Si, el me dijo que tienes un hijo que va a Hogwarts. -

-Escuela en la que soy profesor.-

Bien, Credence no sabía eso, el hombre podía tener un ojo sobre su hijo casi todo el tiempo, entonces.

Pero tenía que haber algo más, ¿por qué un noble se conformaría con ser un simple maestro en lugar de estar gastando su fortuna o fanfarroneando en el ministerio de magia? ¿Por qué alguien con ese poder mágico no hacía nada en contra de Grindelwald?
¿Por qué?

-Tu debes pelear contra él, tu debes matarlo. - le dijo ahora algo exaltado hacia el hombre que lo miraba de forma impasible y Credence odiaba ese tipo de rostros, odiaba no poder ver a través de ellos hacia los pensamientos de las personas que los usaban, casi sentía algo de envidia hacia Queenie y su don cada que estaba en una situación como esta.

-Vi el tipo de cosas que eres capaz de hacer, tu puedes vencerlo, debes ser tu!! - Le dijo ahora con desesperación en la voz y el hombre frente a él soltó un suspiro y cerró sus ojos un momento.

Credence estubo a punto de gritarle por su falta de empatía con el resto de mundo, su poca importancia por el futuro de su hijo, pero el sujeto volvió a abrir los ojos pero está vez hubo algo allí que el no supo identificar a ciencia cierta. Y esa mirada lo mantuvo en silencio y pegado a su asiento con sus nervios crispándose otra vez.

Días del futuro PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora