Capítulo 5

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Los personajes de Naruto no me pertenecen, sin embargo, la historia sí.

No se permiten copias ni adaptaciones o cualquier cosa similar.

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Por supuesto que Naruto debió saberlo mejor, "El Cuervo" no era mucho mejor que el Axe de Blanca Ilusión

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Por supuesto que Naruto debió saberlo mejor, "El Cuervo" no era mucho mejor que el Axe de Blanca Ilusión. Sus labios se apretaron con ira y esperó que ese maldito hombre continuara hablando.

-No captas la profundidad de lo que esto significa, no lo harás hasta que comprendas lo que implica que estés bajo mi cuidado. Pero eres inteligente, sabes lo que voy a tolerar. Permanece educado, obediente y tu corazón seguirá latiendo.

Apretó los puños de pura rabia. Solo quería recorrer el lugar, que le hubiera jugado una mala pasada a la persona que cuidaba de sus comidas era una cosa pequeña, además, ni siquiera había llegado muy lejos de la habitación en la que lo tenía encerrado. -Solo quería un poco de aire fresco.

-Todo lo que hagas a partir de ahora, yo lo supervisaré. Todo debe ser aprobado.

Naruto parpadeó, ¿Todo? ¿Incluso tendría que pedir permiso para ir al baño, él podía negarle inclusive eso? Sabía donde terminó metido, él y el otro Axe le quitaron todo, pero ¿robarle sus derechos básicos como ser humano? Que se jodiera, él era sujeto de derechos.

-No soy una mascota.

"El Cuervo" le miró, en su expresión todo era inexpugnable, -Eres el prisionero. Tomas lo que te doy. No asumas que tienes autoridad alguna aquí o en ninguna parte, ¿entendido? Obedecerás todo lo que diga, no replicarás y aceptarás todo lo que te ofrezca, ¿comprendes?

-Lo hago, pero me niego.

El Detective sabía que debía callarse, que este hombre frente a él hubiera sido un poco más amable que el otro Axe porque curó sus heridas y lo alimentó la última semana no significaba que no fuera un monstruo bajo ese costoso traje negro de diseñador que llevaba. Él quería irse, quería su libertad, incluso quería regresar a su jodido trabajo, por dios, besaría a Konohamaru solo porque verlo significaría que era libre.

-Quiero irme.

Se sentía impotente. Las lágrimas picaban en sus ojos y aunque era un hombre hecho y derecho, se arrodillaría rogando por su libertad porque no podía escapar del lugar solo, de esa gran mansión en medio de la nada. Él había observado por su ventana: el terreno que rodeaba el lugar en el que se encontraba era una gran zona boscosa, árboles altos y frondosos llenaban el espacio, y solo cuando terminaba esa increíble hilera de árboles y matorrales que eran casi impenetrables, un gran muro de piedras y ladrillos encerraba todo.

El hacha del cuervo (ItaNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora