Capítulo 7

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Los personajes de Naruto no me pertenecen, sin embargo, la historia sí.

No se permiten copias ni adaptaciones o cualquier cosa similar.

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El dolor agudo en su pecho lo despertó

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El dolor agudo en su pecho lo despertó.

Sus ojos lucharon por acostumbrarse a la oscuridad que lo recibió, sin embargo, cuando quiso llevar sus manos a su rostro para restregar sus ojos, las encontró atadas. El material que rodeaba sus muñecas era suave y flexible aunque no permitía ningún movimiento amplio al estar atado a la barra de metal que detendría su caída en caso de que rodara más de la cuenta en la cama.

Gimió incorporándose, no tenía gran movilidad dado que se encontraba atado de muñecas y tobillos, pero su mente pronto registró el ambiente aséptico en el que se encontraba. No estaba en un hospital, de eso estaba más que seguro, solo que el lugar en el que se encontraba podría bien ser uno dado todo el equipo médico que podía ver, el lugar estaba en silencio y no había nadie a la vista; probó cuán fuertemente atadas estaban las cadenas y un suspiro de pura exasperación salió de sus labios, tampoco es que tuviera la suficiente fuerza para moverse e intentar algo que lo sacara de la situación en la que se encontraba.

Apretó sus manos en puños y un dolor punzante le recordó que se había herido a si mismo cuando estaba..., un quejido se escuchó por toda la habitación cuando las imágenes del almuerzo le vinieron a la mente. Quizás no había sido su idea más brillante. Quizás debió seguir el consejo de "El Cuervo" y "El Carnicero", solo que simplemente no estaba en su naturaleza ser tan dócil o complaciente. No era él, y la situación en la que se encontraba era totalmente ridícula. No tenía sentido alguno. Absolutamente Itachi debería matarlo, él no iba soportar mucho ese juego tan retorcido que "El Cuervo" quería jugar con él.

Sus ojos se cerraron tan pronto un par de voces femeninas se escucharon a lo lejos, ellas entraron a su habitación y la mujer que le había brindado cuidados médicos la primera vez que llegó allí comenzó a ladrar órdenes y él soportó pacientemente todo lo que le hicieron. La limpieza principalmente fue lo más duro de tolerar sin quejarse, el toque poco bienvenido en su cuello y en sus nalgas lo tuvieron a punto de rendirse, pero aguantó. Se quedó quieto inclusive si sus manos fueron liberadas.

-No entiendo qué pudo hacer tan mal para provocar la ira del señor.

Naruto agudizó sus oídos tratando de escuchar por encima del ruido que ellas hacían al mover el equipo médico y a si mismo para tratarle las heridas del cuerpo. Consumió la urgencia terrible de gritar que él no había hecho nada y esperó a que ellas continuaran con su charla.

-El señor no tolera la desobediencia.-La voz de la mujer que le atendió primero se escuchó mientras le pasaba las manos por la espalda y las nalgas, apretó los labios y evitó sisear cuando un rayo de dolor se extendió por todo su cuerpo. -No esperes que un amo no discipline a su mascota cuando es grosero e imprudente con sus invitados.

El hacha del cuervo (ItaNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora