El Fiscal del distrito Neji Hyūga ha visitado a Naruto para pedirle que le ayude en un caso de tortura y asesinato, puesto que necesitaba de un detective que conociera la ciudad y entendiera sus dinámicas. El joven policía, llevado por la desesperac...
Los personajes de Naruto no me pertenecen, sin embargo, la historia sí.
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Naruto estaba recostado en la gigantesca bañera que había en su habitación en la Villa Uchiha. El humo que salía del agua no le permitía ver mucho a su alrededor, pero estaba tranquilo como si nada en el mundo pudiera alterarlo. Habían pasado dos días desde el incidente en el bosque y aunque su espalda baja dolía bastante y su cuerpo estaba lleno de moretones y heridas, no tenía ninguna queja. En realidad, Itachi cumplió su promesa de cabo a rabo y caminar no era algo que quisiera con prisa, sin embargo, la curiosidad lo estaba matando.
Había escuchado las voces infantiles en el hogar de "El Cuervo". No sus voces como tal, sino los gritos llenos de quejas y reclamos del par de niñas, suspiró lleno de pesar, sabía que aquello podía pasar, pero inclusive a él le dolió cuando una de las niñas gritó a los cuatro vientos que su padre era Sasuke y no "El Cuervo", un criminal loco de mierda.
Se enfureció por eso, porque Sasuke le hubiera robado la oportunidad a Itachi de ser padre mientras ponía en peligro a su propia hija en territorio de Aguas Negras. Se enojó por las palabras que gritaron las niñas, porque sea lo que fuera que Sasuke hizo con ellas, eran ahora enemigas de Itachi.
Quizás su petición había sido una equivocación. Si, sabía que se había equivocado, pero la idea de que ese par de niñas estuvieran en garras de Sasuke Uchiha y Orochimaru le escocía más. No solo por Itachi sino también por la propia familia Hyūga, porque a pesar de todo, eran el único recuerdo de Hanabi Hyūga. Y ella, quien quiera que fue, era parte trascendental de la vida de Itachi y Neji.
Una risa salió de sus labios heridos al darse cuenta de que se había revolcado con los dos hombres, probablemente los más importantes, en la vida de esa mujer que nunca iba a llegar a conocer.
Al final, cuando hubo terminado su ducha, decidió dar un paseo por la casa hasta que terminó de nuevo en la biblioteca del lugar respondiéndole algunos correos al detective Kakashi Hatake que preguntaba por su estado y sobre lo que sabía en relación con los crímenes contra aquellas chicas. Naruto no quiso esperar más y fue honesto, entregó los nombres de Sasuke, Orochimaru, Sakura y la operación secreta de Neji y tanto como se le ocurrió y presenció; no sabía si el detective le creería, especialmente porque "El Cuervo" nunca apareció en su relato y Naruto no supo si era porque en realidad le creía inocente en todo aquello o porque simplemente él mismo había cambiado de bando.
-Hola.
No quiso indagar en ello, por eso, cuando esta niña de ojos dispares, uno del color blanco malva y otro negro, le saludó, no supo qué hacer, pero le agradeció la distracción de cuestionarse a sí mismo si su moral se había corrompido. Ella era pequeña, delgada y con un cabello negro que le llegaba hasta la mitad de la espalda, tenía dos mechones de cabello a los costados de su cara que le llegaban al pecho y terminaban amarrados con unos listones rosas.
