¡Qué me caí de culo! (UshiTen)

Primera vez

T: Pero primero debo orinar y hacer del dos – Wakatoshi sonrió por lo tierno que se veía avergonzado. Tendou era de las personas que se ponían a bailar en plena calle si sonaba una canción que conocía. Y ahora estaba todo tímido frente a él.

W: Bien, vas tú y luego, yo – Tendou asintió y se metió al baño. Veinte minutos después estaba afuera. Wakatoshi entró e hizo sus necesidades, luego se bañó. En solo diez minutos estaba fuera y Satori hubiese rogado porque se demorar al menos dos minutos más. Decir que estaba avergonzado era poco. Como todo había sido tan repentino ni siquiera se había depilado bien. La última vez que lo hizo había sido la semana pasada y el vello púbico ya había hecho su aparición. En parte agradecía ser lampiño porque sus piernas seguían lisas, al igual que su rostro; pero si estaba seguro de algo, era que si no le había molestado caminar tanto era porque su rosquilla debía tener bigote y no. ¡QUE VERGÜENZA QUE TU NOVIO VEA EL BIGOTE DE TU ROSQUILLA!

Wakatoshi se sentó al lado de Tendou. Estaba secando su cabello mientras pensaba en el por qué su pelirrojo estaba con las manos en la cara y hecho bolita.

W: ¿Amor? Si no quieres hacerlo, está bien – Tendou levantó la cabeza -

T: No es eso... es que me de vergüenza – Ushijima levantó una ceja – es que no estoy bien depilado – Wakatoshi giró un poco la cabeza –

W: ¿Y? – Wakatoshi tomó una de las manos de su pareja y le dio un beso – Al menos a mí no me podría importar menos un poco de vello. Pero si a ti te incomoda, pues no lo haremos. Quiero que los dos estemos cómodos.

T: Es que... me gustaría ser como una de esas chicas que siempre se te declaran... hermosas y tan lindas... parecen una ninfa. Y tú tienes el cuerpo de un Dios griego... no te dejaría ir fácilmente pero no puedo evitar pensar que soy un monstruo que no merece estar con un milagro como tú... - escondió su cabeza entre sus rodillas -

W: No voy a dejar que nadie te haga sentir mal, y eso te incluye a ti – Lo jaló con mucho cuidado para dejarlo sobre sus piernas – mi amor, vamos a ir curando cada una de esas heridas que tienes en el alma – "porque ya me encargué de la mayoría de las de tu cuerpo" pensó con ternura. Lo rodeó con sus brazos. Besó su cabeza - A mí me encanta tu cabello – besó cada uno de sus ojos – Me gustan los grandes y expresivos que son tus ojos – Siguió por la nariz – Amo tu nariz – y rozó sus labios con los suyos – Me fascinan lo delicados que son tus labios – y siguió acariciando y dejando besos por cada parte del cuerpo de Tendou. Lo acostó en la cama y con toda la paciencia que lo caracterizaba besó con ternura cada centímetro de piel pálida que veía. El pelirrojo lloraba al sentirse tan querido. De repente un sentimiento cálido inundó su pecho. Todo comenzaba a tener más color. Ushijima seguía besando su cuerpo y en el proceso dejaba pequeños chupetones. Tenía algo con marcar con su afecto el cuerpo de Tendou. Cuando el menor llegó a sus pies, Tendou sintió la calidez extenderse desde ellos hasta su cabeza. No era una calidez de excitación, esa la podía identificar fácilmente; era la calidez de encontrar tu lugar en el mundo. Era esa calidez de hogar que había buscado por más de diez años y que por primera vez sentía como genuina. El moreno depositó un último beso en el empeine del pie derecho. Subió para sonreírle a esa cara llorosa y secar las lágrimas con las yemas de sus dedos – Te amo Satori – Lo abrazó y dejó que el chico soltase todo el llanto contenido por años. Tendou se refugió en el pecho de Ushijima, sintiéndose seguro de explotar. Y lloró mientras su novio le acariciaba la espalda. Lloró por horas, horas en las que Wakatoshi no se despegó de su lado ni se cansó de mimarlo y repetirle que lo amaba. Cuando finalmente se calmó, le sonrió a su enamorado.

T: Gracias – Ahora fue él quien besó la frente de Ushijima – Gracias por elegirme Wakatoshi – Besó sus labios – Gracias por enseñarme a hacerme feliz y creer en mí. Gracias por ser mi amigo, por ser mi enamorado, por todo – El dulce beso terminó. El menor besó la comisura del labio ajeno y pronunció: