¡Qué me caí de culo! (UshiTen)

Dios también ama a los gays

Sonrió ante el recuerdo y también rememoró cómo fue que a él también le costó investigar por su cuenta sobre las actividades sexuales y cómo realizarlas con alguien que necesita un condón XL tras la primera semana que salieron. – Detallitos - sabía que le iba a doler por los vídeos e historias de wattpad pero necesitaba una charla con alguien. Así que hizo una lista mental de los posibles candidatos:

1. Oikawa Toruu

2. Morisuke Yaku

3. Kenma Kozume

4. Akashi Keiji

5. Sugawara Kouchi

6. Nishinoya Yuu

Él creía que ellos eran los "pasivos" en la cama, porque estaba seguro que en la relación eran ellos los que imponían lo que querían o no. Inclusive, en el caso de Oikawa e Iwasumi era muy obvio que a pesar de los esfuerzos del moreno por aparentar irritabilidad e indiferencia hacia su pareja lo amaba. Eso le ponía sus pocos pelos de punta ¿Por qué fingir desinterés por alguien a quien amas? En fin, ese no era el problema aquí. Igual no podría acercarse a Toruu y pedir consejo luego de mirarlo feo por años al creer que Wakatoshi estaba interesado en él romanticamente, cuando resultó ser que sí, Toshi estaba interesado en él pero como pieza de juego. Como un tenista se interesa en que su raqueta esté en buen estado para jugar. Ahora se sentía estúpido pero eso no solucionaba el problema original: ¿A quién le preguntaba?

Con Oikawa descartado, el siguiente sería Yaku. Mejor también lo descartaba. Si le pegaba con esa fuerza a Lev ¿Con qué fuerza le pegaría a él? por quien no tiene ningún afecto y que vino de la nada a preguntarle ¿cómo hiciste para que no te duela después de follar con el ruso? No, no, no.

Siguiente: Kenma. Parecía una buena opción porque se podía defender solo y era muy analítico. Quizá él le daría una respuesta precisa y elocuente. Pero si era una situación nueva para el chico, como salir con Tendou, seguramente le pediría ir con Kuroo para calmar la ansiedad que tiene o simplemente se negaría a hablar con él en persona. Y así aceptara ¿Un introvertido le explicaría ese tipo de cosas a alguien que casi no conoce? No.

Siguiente: Akashi. Sí había hablado con él y creía estar en buenos términos. Era alguien serio, analítico y responsable. Y con el suficiente temperamento para hablar de eso sin mucho reparo si era para dar consejo. ¿Sería él el elegido? Podría ser, lo único que estaba casi seguro que con el búho blanco a su costado no hablaría y ese búho no soltaba a Akashi así nomás para ir a hablar con un casi desconocido. Seguramente Akashi le comentaría casualmente y él insistía en acompañarlo porque podría ser peligroso, Akashi le diría que no e igual iría por su cuenta y se sentaría en la mesa de al lado y con él ahí, Akashi no hablaría por vergüenza.

Sugawara: lo había visto pocas veces y no había cruzado palabra con él. Había asustado a Tsukishima y había tratado de ayudar a Hinata, chicos de los que Suga cuidaba como madre llegada la ocasión y con los que compartía como amigo la mayor parte del tiempo. Así que era neutro para el peligris. A lo mejor y este sí le ayudaba. Contras: estaba muy lejos. Lo mismo para Nishinoya así que ni modo.

Dios - pensó el pelirrojo – Tú que eres nuestro padre amoroso, tú que no odias a los gays porque también somos tus hijos y son esos desgraciados hombres los que tienen prejuicios hacia nosotros, tú que dices amen a todos, si me amas ¿Me das una ayudita para resolver esto? – y salió de su habitación y de la academia para comprar su manga de la semana. Ya había pensado y lo mejor sería preguntarle a san google, su gran sabiduría y eterna paciencia.

Pero saliendo de la tienda confirmó algo que las viejas cucufatas de las iglesias se niegan a aceptar: Dios ama por igual a todos, incluidos los gays. Frente a la tienda de comics había una pastelería y si sus ojos no le engañaban esos dos que parecían un padre y su hijo eran en realidad Asahi y Nishinoya. Agradeció a Diosito su ayuda y cruzó la calle, antes de que le ganara el sentido común y la vergüenza, dispuesto a saciar su necesidad de respuestas. Entró a la pastelería y ubicó a los chicos. Compró tres chocolates calientes, se acercó y le dejó uno a cada uno y se sentó ante la atenta y atónita mirada de la pareja.