Jisung y Minho eran una pareja que consumó su desdichado amor en la época de los ochenta antes de que su amargo final llegase.
Jeongin y Hyunjin son dos chicos que acuden a la misma universidad, ya en el año 2020, y que sienten miles de sensaciones...
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A Jeongin le costó bastante quedarse dormido a pesar de que Hyunjin le repitió sin cesar que estaba bien. El mayor se veía realmente afectado por algo, pero no quería decirle de qué se trataba. Simplemente decidieron que lo mejor sería que ambos se metiesen en cama lo más pronto posible y Hwang no tardó nada en entrar en un sueño profundo, seguramente fruto del cansancio emocional que debía estar sintiendo.
Nunca pensó que la primera vez que dormiría en la misma cama que su novio sería de esa manera. Tal es su preocupación por el bienestar del chico a su lado que, por primera vez en varios días, se sumerge en un sueño ligero que se ve interrumpido por uno de esos recuerdos robados. En él puede ver a los dos chicos bailando una canción lenta con pasos torpes en un dormitorio, riendo de manera tonta sin aparente motivo lo más pegados que su abrazo les permite, sin ninguna clase de preocupación por seguir el ritmo correctamente. Casi puede sentir unos brazos rodear su propio cuerpo, lo que hace que una fuerte punzada se instale en su pecho.
Cuando la presión se hace un poco más fuerte comienza a ser consciente de que no es imaginaria, sino que son los brazos de Hyunjin los que está sintiendo. Entreabre los ojos para encontrarse con que el de cabellos largos se encuentra dormido, pero hasta en sueños parece querer protegerlo. Las lágrimas se acumulan al borde de sus ojos por algún motivo ante esa pacífica imagen.
Vuelve a intentar dormir, ahora recostando su cabeza cerca del pecho del otro chico, implorando por poder descansar correctamente lo que queda de noche. El aroma de Hyunjin entra por sus fosas nasales nada más se acaba de colocar en una posición cómoda, haciendo que sus labios se curven en una ligera sonrisa. Quizás sea un poco egoísta que él se sienta tan bien con esa situación sabiendo que el otro lo ha pasado mal por algo para acabar así. Anotará ese momento en su lista de placeres culpables de los que nunca hablará con nadie.
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El sonido de un teléfono en su mesita de noche hace que Yang sienta que va a matar a alguien. No sabe qué hora es, pero sí sabe que no quiere levantarse aún y que estaba durmiendo muy bien. Estira su mano recordando a tiempo que su novio se encuentra a su lado, intentando no despertarlo a él también ya que parece que sigue durmiendo.
-Buenos días.- no se molesta en mirar quién le llama, simplemente descuelga intentando que la luz del teléfono no moleste mucho sus maltratados ojos y pensando en cómo matar a alguien sin dejar rastro.
-¿Jeongin? ¿Eres tú?- la voz de Yeeun se escucha al otro lado del aparato. El chico está tan dormido que no es capaz de procesar correctamente el tono de sorpresa que parece impregnar la voz de su amiga.
-¿Qué pasa, Yeeun?- pregunta él con impaciencia, esperando que tenga en serio una buena excusa para despertarlo o jura que no le colgará en menos de un minuto.
-Lo siento. No quería molestar.- se apresura a decir la chica con un poco de emoción tiñendo su voz. Jeongin casi se puede imaginar una sonrisilla tirando de la comisura de sus labios con delicadeza y sus ojos encendidos con una chispa de diversión.- Simplemente que Hyunjin oppa no vino ayer a dormir y estaba un poco preocupada, pero ya veo que está bien. Supongo que estabais durmiendo los dos aún. Si no estabais durmiendo no quiero saber lo que estabais haciendo, gracias.- aclara, ahora riendo abiertamente.
