8. Un buen alfa

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Louis llamó al timbre y esperó cambiando su peso de un pie a otro, ligeramente de puntillas. Estaba nervioso, no podía estar quieto cuando estaba ansioso. Había quedado con Harry para ver las fotos que el beta había disparado en la ceremonia de enlace de su madre.

Le había enviado un mensaje con su dirección esa mañana, pero no había podido revisar su móvil hasta el descanso entre dos de sus clases. Confirmó su asistencia y pensaba adelantarse e ir en cuanto saliera de la escuela, pero cambió de idea cuando, al salir por la puerta, lo vio en la acera con una omega. Ella estaba apoyada en un viejo coche y había dejado un cachorro en los brazos del rizado. Se veía feliz. Los tres se veían felices. Y el omega se había sentido como un idiota.

Estúpido omega. No tenías bastante con no elegir un alfa que encima buscas un chico que tiene una omega y un cachorro. 

Se había enfadado tanto que se había ido a casa en lugar de a su cita con el chico. Y ahora llegaba tarde. Casi una hora tarde. 

La puerta se abre mientras él todavía está perdido en sus pensamientos y frente a él aparece el rizado con su cachorro cargado contra la cintura. El bebé tiene los mismos rizos color chocolate que el beta, pero increíblemente mas encaracolados y mucho mas cortos. Sus ojos son color miel, igual de claros que los del adulto pero a la vez muy distintos, aunque la forma es similar. 

-Mira quien ha llegado, Noah... - los ojos verdes se encontraron con los azules, una sonrisa tierna en los labios del beta. -Louis, este es Noah... nos va a acompañar esta tarde, si no te importa.

Negó con media sonrisa, saludando al pequeño. -Para nada... me encantan los cachorros. - Y definitivamente al cachorro le gustaba él, porque le sonrió enseñando todos sus pequeños dientes y a los pocos minutos se había cambiado a los brazos del omega. 

-Supongo que echa de menos a su madre... los omegas siempre somos un buen refugio para los cachorros. -olisqueó disimuladamente los rizos del cachorro, sonriendo al notar el dulce aroma a miel que desprendía. Era joven para distinguir su casta, pero todos los cachorros olían maravillosamente hasta los tres años. Al menos a Louis se lo parecía.

-Es bastante mimoso en general. Normalmente no se despegaría de mi, pero no le culpo por preferirte. -Notó como el sonrojo aparecía en sus mejillas rápidamente y bajó la mirada. ¿Por qué el beta tenía ese efecto en él? Louis no era un tonto que iba por ahí sonrojándose.

-Mi hermana siempre lo ha consentido mucho. Bueno, y mi madre y yo también, no nos podemos resistir a esa carita. -El beta le pellizcó los mofletes, provocando una mueca en el cachorro que enseguida protestó, moviendo sus manos para quitarse las del beta de encima. 

-¡Tito!¡NO!- Harry rio pero dejó al cachorro tranquilo. El calor creció rápidamente en el pecho de Louis al oír las palabras del cachorro. Su voz era chillona y aguda, pero adorable. 

Tito. 

Sobrino. Era el sobrino de Harry. No su cachorro. No tiene omega. O al menos no lo era esa chica.

-Ya lo has oído... el cachorro ha dicho que no. - El omega lo achuchó entre sus brazos, protegiéndolo contra su pecho mientras miraba a Harry de forma desafiante, pero su postura mostraba relajación y comodidad. Sonrió ampliamente cuando el cachorro se acomodó en su regazo, suspirando contra su camiseta. Era adorable. 

-Esta bien, esta bien... vosotros ganáis. -Harry alzó las manos en son de paz, pero una sonrisa divertida adornaba su rostro. -Subamos a mi cuarto, tengo que enseñarte esas fotos. 

Noah y Louis se mantuvieron siendo uno solo todo el tiempo que estuvieron viendo las fotos. Louis tenía que admitir que las imágenes eran mucho mejores de lo que había esperado. No mintió cuando dijo que había visto el trabajo de Harry en el periódico escolar, pero no esperaba que pudiese representar a su familia tan bien sin conocerlos de nada. 

Esas fotografías transmitían emociones. Eran maravillosas. -A mi madre le van a encantar... estoy seguro. A mi me han fascinado. -Estiró su mano hasta el ordenador del mas joven, deslizándose entre varias fotografías hasta localizar sus favoritas, volviendo a verlas. 

Había una de Lottie y Daisy mientras su madre y Dan se enlazaban difuminados al fondo que era simplemente increíble. ¿Cómo había sido capaz de captar las emociones de los invitados y al mismo tiempo fotos de los contrayentes? 

-Ahora que hemos elegido las mejores podré editarlas y preparar el álbum... necesitaré unas semanas, quizá un par de meses. -Louis asintió, aún deslizándose entre las imágenes, observando con cierta vergüenza aquellas en las que aparecía él. Había muchas de esas.

-No hay prisa. Tomate el tiempo que necesites. -Se mordió el labio, mirando fugazmente al beta- Aunque... ¿podrías enviarme unas pocas?

Vio al rizado asentir y sonrió ampliamente. -Claro, elige algunas y las editaré antes que las demás... puedo hacerlo este fin de semana. 

Louis no tardó en hacerlo. No quería presionar a Harry, pero aunque inicialmente quería elegir sólo tres o cuatro terminó con casi una docena completa. Había tantas que le gustaban que le era difícil elegir, y Harry estaba siendo muy complaciente. Su omega ronroneaba complacido en su pecho.

Nos está consintiendo. Es un buen alfa. 

Omega estúpido. ¿Cuándo te darás cuenta de que no es un alfa?

Observó al beta a su lado, Noah de vuelta en sus brazos, ambos jugando mientras Louis elegía las fotos que quería, una mano en el ordenador del rizado y la otra con lápiz y papel para apuntar las referencias de las imágenes. Al menos su omega tenía razón en algo: era un buen alfa. Beta. Lo que fuera. Y tenía mano con los cachorros, de eso no había duda.

Unos golpes en la puerta los sorprendieron a ambos, la omega de antes asomando la cabeza dentro tras abrirla apenas un palmo. 

-¡Mami!- Louis rio levemente al ver el salto del cachorro, que salió en dos segundos del regazo de Harry para irse corriendo hasta la puerta, sus brazos en alto en dirección a la omega, que lo cargó al instante, marcándolo con su aroma a vainilla y algún tipo de flor. - hola... soy Gemma, la hermana de este cabeza de chorlito. Gracias por cuidar de Noah. 

Louis negó con media sonrisa, observándolos juntos con un ligero sentimiento de envidia en su pecho. Gemma no parecía mucho mayor que él. Probablemente tuvo a Noah a su edad o incluso antes. Era un pequeño recordatorio más del omega fallido que era. 

-Ha sido un placer... Noah es adorable. -observó al bebé acurrucarse contra su madre, bostezando ampliamente. Parece que la energía se le había agotado tras un par de horas jugando con ellos. -Soy Louis, por cierto.

-Lo sé, créeme que lo sé.- Louis frunció el ceño justo antes de que un cojín saliese volando hacia la puerta, que se cerró tras la salida de la omega y el cachorro en el momento justo.

-Por todos los lobos... perdón por eso. Es una entrometida. Olvida que existe, por favor. - Louis observó al beta a su lado, de pronto tímido y cabizbajo, mordiendo con sus dientes su labio inferior.

¿¡Qué estás esperando!?¡Haz algo! 

Louis se mordió el labio también, los ojos verdes del beta mostrándose de nuevo cuando con el paso de los segundos en silencio, alzó su rostro para observar al omega. Sus mejillas estaban sonrojadas y su sonrisa era nerviosa. 

-Harry yo... -mordió su lengua entre sus dientes, desviando la mirada a la pantalla del ordenador, incapaz de mantener la vista en el beta, aunque le parecía en ese momento mucho mas atractivo de lo que le había parecido nunca. 

-Por favor... no le hagas ni caso. A Gemma le encanta molestarme, ella es así. - Louis negó rápidamente, llevando su mano hasta los labios del moreno, haciendo que deje de hablar con sólo posar sus dedos índice y corazón sobre sus labios. 

No supo en que momento sus labios reemplazaron a sus dedos, pero cuando notó los labios de Harry reaccionando al beso y correspondiéndolo, su omega interior empezó a dar triples saltos mortales, feliz. 

Louis se separó segundos después, sus manos todavía temblando en su propio regazo, sus ojos fijos en los orbes verdes de Harry. 

-Me gustas. Mucho. 


Estúpido Omega L.S. Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora