12. Fuga y desconcierto

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Cuando Louis abrió los ojos, su cuerpo, aún agotado, buscó de forma inconsciente la forma del cuerpo del beta a su lado. Sin embargo lo único que sus manos obtuvieron fueron sábanas arrugadas sobre un colchón vacío. 

Su corazón se encogió y saltó un latido, sus ojos llenándose de lágrimas al instante. Estúpido omega...¿Qué le has hecho? 

Silencio, sólo silencio. 

¿En serio?¿Ahuyentas a Harry y luego te quedas callado?

Hasta el mas joven de los alfa sabía que no había que abandonar a un omega tras un celo. Incluso cuando el calor acaba, los omega siguen necesitando de la compañía y el cariño de sus parejas. Por muy satisfactorio que haya sido el celo, la consecuencia es muchísimo peor que pasarlo solo si después el omega se deja solo. ¿Por qué Harry no estaba ahí con él?

Louis bufó, las lágrimas cayendo por su rostro sin control. Arrugó la sábana entre sus manos, enterrando su rostro en ella, encogiendo sus piernas hasta colocarse en posición fetal. Todo a su alrededor olía a sexo, semen y sudor, y le estaba provocando arcadas. No tenía las fuerzas suficientes para moverse, así que concentró su respiración en los aromas de su almohada. En el fondo había un ligero toque de limón, hierbabuena y azúcar de caña, su propio aroma. Louis frunció el ceño cuando al rodar en su agonía acercó su rostro a la almohada contraria. Había algo mas, un aroma lejano y muy tenue, como a madera de roble, tierra mojada y...¿chocolate? Nadie en su casa olía así. 

No tuvo tiempo de pensar mas en ello cuando la puerta de su cuarto se abrió en silencio, una figura larguirucha colándose en su habitación y cerrando la puerta tras de si con cuidado de no hacer ruido. 

Harry se paralizó de golpe cuando los ojos del omega lo miraron fijamente desde la cama. El arrepentimiento en su rostro era mas que visible, pero el beta sólo suspiró y se acercó a la cama, sentándose lentamente en el borde, como si esperase que Louis le saltase encima como un gato salvaje y lo echase de su vida. 

-¿Llevas mucho despierto? - Louis negó, no sabía el tiempo que había pasado, pero definitivamente no había sido mucho. - Tenía que hacer algo importante, tu celo había terminado... apenas he estado fuera una hora. - Le acaricia el pelo y Louis no puede evitar cerrar los ojos ante el toque. -Siento haberme ido... si te soy sincero, no quería hacerlo. ¿Puedo volver a entrar en la cama contigo, amor? 

Louis quería decir que no. Su parte orgullosa y caprichosa quería hacer sufrir al beta lo mismo que él había sufrido al verse sólo y abandonado en aquella cama tras mostrarse tan vulnerable ante él. Pero otra parte de él sólo quería tener a Harry cerca, abrazarlo fuerte y nunca soltarlo. 

Afortunadamente fue esa parte la que ganó la batalla.

Se apartó hacia un lado, dejando sitio para el beta. Los hoyuelos aparecieron en el rostro del menor, que se quitó las botas enseguida y también su camisa, dejándolas caer al suelo antes de meterse bajo las sábanas, ofreciendo sus brazos al omega que no tardó en acurrucarse contra su pecho. 

-Por favor no vuelvas a irte... 

-Nunca, omega... lo prometo. -Harry acarició sus cabellos, besando su cabeza en repetidas ocasiones, sus manos vagando por su espalda cálida y desnuda bajo las sábanas. -¿Te encuentras bien?¿Te duele algo?¿Tienes hambre?

Louis no pudo evitar reír ante la repentina oleada de preguntas del beta, su cuerpo calmándose al sentir el latido del corazón de Harry bajo su oído. Su nariz se agitó ante el ligero golpe de aroma a tierra mojada. -¿Ha llovido?¿Cuánto tiempo he pasado en celo? 

Sus anteriores celos fueron de casi una semana. Al pasarlos acompañado se supone que debían durar menos, pero al no ser Harry un alfa... la teoría dejaba de ser exacta. 

-No ha llovido que yo sepa... y estamos a martes por la mañana... apenas han sido dos días y unas horas. Pensé que había acabado anoche poco antes de la media noche, pero a eso de las tres volviste a despertarme con una última bala.. - el beta soltó una risita, besando con suavidad la nariz del omega. -¿Estás bien, Lou? 

El omega asintió, frotándose contra el cuerpo del beta como un gatito necesitado de mimos. -Siento como si hubiese corrido una maratón, me duele hasta el último músculo del cuerpo... -se incorporó un poco, su mano sobre el pecho del beta, buscando su mirada con la propia- pero estoy muy satisfecho, Harry. Gracias.

El beta sonrío, sus hoyuelos haciendo acto de presencia. Atrajo a Louis de vuelta a sus brazos, besando toda la piel a la que sus labios tenían acceso. -Me alegro de haber podido ayudar... tu omega es muy... interesante. 

-¡Oh no! - Harry rio, viendo a Louis enterrar su rostro entre sus dedos y posteriormente contra la almohada. -Dime que no ha dicho o hecho nada demasiado vergonzoso...¡ese omega sólo quiere martirizarme!

Harry los movió a ambos hasta tener a Louis acomodado en su regazo, moviendo las sábanas para cubrir la desnudez del omega. Acarició con adoración sus mejillas, frotando sus pulgares las zonas donde un ligero sonrojo iba apareciendo. -Os parecéis mas de lo que crees, tu omega y tu. Me gusta mucho. Es descarado y decidido, pero esas también son cualidades que aprecio y amo en ti, Lou. 

Louis lo miró fijamente, su sonrojo haciéndose mas notorio. Las palabras del beta le habían calado hondo, sintiendo de pronto un nuevo aprecio por su lobo interior. Lo había encaminado hacia Harry, obligándolo a hablar con él a pesar de la testarudez del propio Louis. Gracias a su lobo tenía a un hombre maravilloso a su lado, que lo hacía sentir feliz y valorado. Debía recordar eso la próxima vez que fuese a insultar a su omega.

Pasaron el resto del día retozando entre las sábanas. Harry fue quien bajó al piso inferior para conseguir algo de comida para el omega y para si mismo, y para cuando estuvieron alimentados y su sed estuvo saciada, cargó al omega hasta el cuarto de baño y se encargó de asear y cuidar cada centímetro de su cuerpo. Si después de eso acabó en la bañera con el omega, dejándose mimar también, nadie tenía por qué saberlo. 

Por mucho que querían seguir pegados eternamente, Louis tenía excusa para faltar a clases por su celo, pero Harry había perdido ya dos días y tenía una entrega importante esa tarde en su extracurricular de fotografía, así que tras varios (muchos) besos y la promesa de verse al día siguiente, Louis dejó ir al beta con el tiempo justo para llegar a su clase. Esta bien, quizá iba a tener que correr un poco, ¿pero quién podía culparlo?

Te lo dije... ¡es un alfa!¡Nuestro alfa!

Oh, ¿ahora despiertas?

Podía notarlo ronronear de gusto en su interior, intuía una pequeña danza de la victoria de su pequeño omega. Es un alfa, Louis. ¡Nos anudó!

Louis negó mentalmente, tirado en la cama con sus ojos cerrados. No nos anudó. Te engañó con ese juguete para betas, nada mas. Estúpido omega.

Esa noche Louis soñó con un futuro lleno de baños compartidos, besos perezosos entre sábanas y algún que otro cachorro entrometido con rizos y encantadores ojos verdes. 

Estúpido Omega L.S. Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora