19. Marcado

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Es su último día en la cabaña y Louis no puede quitarle a Harry los ojos de encima. El alfa está terminando de organizar su bolsa de viaje, revisando que no esté olvidando nada en los cajones del armario. 

Louis se mantiene tumbado en la cama, boca abajo apoyado en sus codos, con sus tobillos balanceándose en el aire por encima de su trasero. - Te veo mas fuerte... no se si es cosa de despertar a tu alfa o de tanto follar.

Harry ríe, su cabello sujeto con un pañuelo para apartarlo de su rostro, idea de Louis. - Quizá sea porque no dejas de mirarme... imaginas cosas. -Se inclina sobre la cama, apoyándose en uno de sus brazos para besar suavemente los labios de su omega. - O quizá si sea por tanto follar.

Louis ríe, cruzando sus brazos y escondiendo su cara contra el colchón. Estos días apartados del mundo les han sentado bien. Han conectado mucho, tanto entre ellos como con sus lobos interiores, sobretodo Harry. Louis puede verlo en él, una confianza que antes no estaba. Irradia fuerza, seguridad... y ese aroma que lo vuelve loco y lo hace sentirse en celo a todas horas. 

Se gira sobre la cama, mirando al techo mientras se estira como una estrella de mar. -Quiero volver a montarte antes de que nos vayamos. En el sillón del salón. O en la alfombra, frente al fuego. ¿Es muy tarde para volver a encender el fuego?  

Puede oír un gemido a sus espaldas, pero cuando busca al alfa con la mirada, este aparece sobre él, sus manos apoyadas a ambos lados de su cabeza, sus rizos colgando creando una cortina de pelo que los aísla en su propio mundo. Sus pupilas están ligeramente dilatadas, el alfa haciéndose cargo, provocando el deseo de anudar, de criar. -Eres insaciable, omega. Pero la idea es increíblemente atractiva para mi también. Además, quien sabe cuando tendremos tiempo e intimidad de vuelta en casa.

Louis gime, toda la excitación yéndose por la borda. -¡Alfa!

Harry ríe, escapando escaleras abajo mientras grita. -¡Encenderé el fuego!

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Louis se mueve lentamente, sentado a horcajadas sobre Harry. Ambos están desnudos, pero raro es el momento en el que han permanecido medianamente vestidos durante sus días en la cabaña.

Las llamas de la chimenea iluminan sus cuerpos mientras el sol empieza a caer. Dan los recogerá en apenas unas horas, pero no pueden dejar de aprovechar hasta el último minuto. Louis estira su mano hasta un costado, recogiendo otra de las uvas moradas con las que están alimentándose y acercándola a los labios de su alfa. - Tienes que recuperar fuerzas, amor. No has parado estos días... tienes que estar agotado. 

-Dormiré una semana completa cuando lleguemos a casa... aunque no se si ahora que me he acostumbrado a dormir contigo en mis brazos voy a ser capaz de conciliar el sueño sin ti allí. 

Louis sonríe, incorporándose sobre sus rodillas mientras coge las mejillas del alfa entre sus manos, besándolo con suavidad. El sabor de la uva llega a sus papilas gustativas, dulce y ácido a la vez. -Mi dulce alfa... 

Desciende una mano entre sus cuerpos, acariciando el miembro erecto del alfa. Es cálido y pesado contra la palma de su mano, firme y duro como una barra de acero, pero al mismo tiempo suave y dócil, listo para hacer que vea las estrellas. Inclina las caderas hasta que el prepucio roza su perineo, húmedo por los preliminares que han estado compartiendo. 

Ni siquiera necesitan presión, del propio roce la cabeza se cuela dentro de él, arrancándoles un gemido a ambos. -Siempre se siente como la primera vez, alfa... me llenas tan bien. - Louis sigue descendiendo, empalándose con el miembro del alfa hasta que sus glúteos hacen contacto con los muslos del alfa, completamente lleno de él.

Estúpido Omega L.S. Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora