𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗨𝗠 𝗫𝗜𝗜

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Por la mañana, el sultán había mandado llamar a todos sus hijos y a los gemelos, ya que quería desayunar con ellos y hablar. Sus hijos ya se encontraban en los aposentos y solo estaban esperando a los gemelos. Justo en ese momento, las puertas se abrieron, dejando ver a un guardia.

— Su majestad, el joven Pietro y la señorita Wanda están aquí —habla el guardia de la puerta.

— Hazlos pasar —ordena el sultán con una leve sonrisa que fue notada por Mihrimah.

— Su majestad, ¿por qué los ha invitado? Pensé que solo éramos nosotros —pregunta Mihrimah con un tono de desagrado que inmediatamente Mustafá y Mehmed notaron, pero solo recibió una mirada por parte de Mehmed, quien no dijo nada.

— Los invité porque quiero que se conozcan. ¿Hay algún inconveniente, Mihrimah? —pregunta, interrogando a su hija.

— No, ninguno, su majestad — habló con un poco de recelo, ya que para ella le estaba prestando más atención a ellos. En eso se abren las puertas, dejando ver a Pietro con un caftán verde con algunos estampados que le quedaba muy bien, y a Wanda con un hermoso vestido rojo oscuro junto a un velo y un cinturón que hacía notar su cintura.

— Su majestad, príncipes y sultana — saludaron ambos hermanos con respeto.

— Sean bienvenidos, siéntense — habló el sultán, y ambos hermanos se sentaron.

— Creo que ya conocen a mis príncipes y sultana, ¿cierto? — habló señalando a sus hijos.

— No, su majestad, solo tengo el placer de conocer a la sultana Mihrimah y al príncipe Mustafa; a los demás príncipes, lamentablemente, no los conocía hasta hoy — respondió la menor de los gemelos con su significativo acento, algo que llamó la atención.

— De igual manera, su majestad, solo tengo el placer de conocer al príncipe Mustafa — informó Pietro al sultán.

— Es bueno saber eso. Ella es mi hija, la sultana Mihrimah. Mustafa es mi primogénito, Mehmed es mi segundo hijo, después está Selim y Bayezid, y por último, mi pequeño hijo, el príncipe Cihangir.

— Es un placer conocerlos, príncipes — habló Wanda con un tono dulce y una pequeña sonrisa.

— El placer es nuestro, señorita — respondió Mehmed correspondiendo a la sonrisa.

— Sultana, príncipes, encantado de conocerlos, su majestad. Durante la guerra, me contó sobre ustedes — habló Pietro con una pequeña sonrisa. Los príncipes y la sultana solamente asintieron en forma de respuesta, mientras que el sultán miraba con una sonrisa a sus hijos y a los gemelos.

— Bueno, pues desayunemos — anunció, y todos empezaron a comer y a platicar, pasando toda la mañana juntos. Para Mahidevran, era una buena señal, ya que podía remediar sus asuntos con el sultán, pero para Hurrem, los hermanos eran una amenaza, ya que Mahidevran estaba bajo su cuidado y ella no tenía cómo controlarlos.

— Nasli — llamó Hurrem a su criada.
— Sultana — inmediatamente entró y hizo una reverencia.

— ¿Dónde se encuentran mis hijos? No los he visto en toda la mañana — preguntó Hurrem.

— Su majestad, los mandó a llamar para desayunar y están junto a los gemelos, sultana — respondió su criada.

Hurrem no dijo más, pero era evidente que estaba furiosa. Tenía que hacer algo, pero esperaría, ya que si hace algo en contra de los hermanos, todos sospecharían de ella, así que decidió esperar...

Mientras tanto, con el sultán, todos comían alegremente. Había un silencio cómodo que solo se podía escuchar con los vasos y las cucharas moverse.

— Su Majestad, nos encantaría ir a conocer el palacio de la Sultana Hatice, con Mustafa y la Sultana Mahidevran. Ibrahim Pasha me habló un poco de ella en cartas y me dijo que cuando volviéramos le encantaría que conociera su palacio... Espero que me dé autorización — pregunta Wanda, emocionada pero un poco nerviosa ante la respuesta del sultán.

𝙕𝘼𝙈𝘼𝙉𝘿𝘼 𝙆𝘼𝙔𝙄𝙋 ━ 𝘔𝘜𝘏𝘛𝘌𝘚𝘌𝘔 𝘠𝘜𝘡𝘠𝘐𝘓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora