𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗨𝗠 𝗫𝗜𝗜𝗜

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Mientras tanto, dentro del carruaje, Wanda y Mahidevran iban platicando hasta que sintieron cómo el carruaje se detuvo, dejando ver un hermoso palacio de color blanco

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Mientras tanto, dentro del carruaje, Wanda y Mahidevran iban platicando hasta que sintieron cómo el carruaje se detuvo, dejando ver un hermoso palacio de color blanco.

— Es mucho más hermoso de lo que me imaginaba — habló Wanda, impresionada, mientras admiraba aquel lugar por la ventana.

— Algún día tendrás uno igual, el cual compartirás con tu esposo — dijo la sultana mientras miraba a la joven.

— Lo dudo, pero me imagino que sería hermoso — respondió con tranquilidad.

— Amén — mencionó. — Pero no has visto todo, querida — comentó Mahidevran con una sonrisa. Wanda simplemente asintió con la cabeza, regresando una cálida sonrisa.

El primero en bajar es Suleiman Ağa, ya que él ayudaría a bajar a ambas mujeres.

— Sultana — habla, agarrando las manos de Mahidevran para poder ayudarla. — Señorita. — Nuevamente ayuda a bajar a Wanda y por último baja a Fidan Hatun.

Mientras tanto, adentro del palacio se encontraban platicando el pasha y la sultana cuando entra una de sus criadas.

—Paşa, sultana. — Entra haciendo una reverencia.

— ¿Qué sucede, señorita? — Dijo intrigado.

— La sultana Mahidevran está afuera junto al príncipe Mustafa y dos jóvenes más — Habla, provocando que el pasha y la sultana se paren rápidamente.

— ¿Ibrahim, acaso son los dos jóvenes que me contaste? — Pregunta Hatice por primera vez mientras mira a su esposo.

— Sultana, pero pensé que llegarían después. — Después de decir eso, ambos salen del palacio y se encuentran con cuatro personas que caminaban en dirección a su puerta.

— Sultana, Paşa — habla Mahidevran con reverencia, seguida por los demás.

— Mahidevran, qué agradable visita — habla Hatice con felicidad.

— Lo sé, sultana, pero no vine sola — dijo, haciéndose un poco a un lado para que pudieran ver a dos jóvenes un tanto peculiares para Hatice, pero el Paşa estaba feliz porque los gemelos por fin conocerían a su esposa.
—Paşa — dijo Wanda con felicidad, acercándose a él para abrazarlo. El Paşa correspondió rápidamente al abrazo, ya que se había encariñado con ambos hermanos.

— Señorita Wanda, es un placer verla nuevamente. Está más hermosa de lo que recordaba — dijo, separándose de la joven, la cual rió ante su comentario.

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