Capítulo 5

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–Nos veremos en dos días, Bunny– La señora Im se despedía de su hija  –¡O tres!– El señor Im gritaba desde su auto después de haberse despedido.

Los padres de Nayeon dos días antes del evento habían ido personalmente a la casa de la familia Yoo para obtener el permiso del señor y que Jeongyeon acompañara a su hija e invitándolo a irse con ellos al evento, el hombre no muy seguro aceptó que su hija cuidara a la menor de los Im y declinó la invitación prefiriendo llegar al pueblo en su propio auto.

–Conoces las reglas– El señor le decía a la pelicorto mientras se despedía de ella con un abrazo y no tan delicados golpes en su espalda –No descuides tu trabajo y no quieras pasarte de lista solo porque no estoy– Se alejó del abrazo y la miró a los ojos -Volveré en unos días–  Comenzó a caminar al auto para después irse.

Nayeon llevaba sola un par de horas mientras se distraía tratando de leer, no sabía exactamente la hora en la que la otra muchacha llegaría y no quería que pensara que la estaba esperando. Se retorcía en el sillón de su sala y cuando se dio cuenta que no podría acomodarse subió las escaleras hacia su habitación para después acostarse boca arriba en su cama mientras miraba hacia el techo fijamente y sin detenerse a pensar en por qué sus manos sudaban sin tener calor. Entre preguntas y conversaciones con ella misma sus ojos se fueron cerrando hasta que sin darse cuenta se quedó dormida.

Despertó luego de unas horas y mientras se sentaba y cuando abrió los ojos notó que ya había oscurecido. Bajó las escaleras encendiendo las luces de la casa hasta llegar a la cocina para prepararse algo de cenar. De repente recordó que Jeongyeon se quedaría unos días con ella y como si hubiera sido invocada, la puerta de la entrada comenzó a sonar con leves golpes. Secando sus manos después de haberlas lavado rápidamente caminó a la puerta y preguntó quién era.

–Soy Jeongyeon– Le respondieron del otro lado y ella justo después de escuchar abrió la puerta encontrándola con su ropa y rostro sucio junto a una mochila colgando de un hombro.

–Hola– La pelicorto le sonreía -Estaba trabajando, disculpa por llegar tan tarde- nerviosamente tocaba sus manos.

–No tienes que disculparte, entra por favor– Se hizo a un lado para que Jeongyeon pasara y cerró la puerta detrás de ella.

–Estaba a punto de comer algo ¿tienes hambre?– regresaba a la cocina mientras que Jeongyeon aun con su mochila en el hombro se quedaba parada del otro lado de la barra. Asintió fuertemente y Nayeon sonrió.

–¿Dónde puedo poner esto?– Jeongyeon sacudía su mochila –En una de las habitaciones del pasillo de la sala, la del fondo es la de mis padres pero la que está enseguida también tiene baño por si lo necesitas– Nayeon la veía de pies a cabeza, ese día llevaba una camisa blanca que le quedaba a la medida pero todavía llevaba los pantalones unas tallas más grande de las que debería. Pensó que aun así se veía bien.

Jeongyeon le avisó que tomaría un baño y después se alejó a la que sería su habitación en esos pocos días.

Mientras caminaba por el pasillo no podía evitar cierta incomodidad al estar acompañada, o en su lugar, acompañando a alguien que no fuera su padre, sus palabras se quedaron grabadas en su mente después de que se despidieron. Como si fuera posible hacer otra cosa además del  trabajo que todos los días realizaba.

Había preparado dos platos con sopa de verduras y cuando estuvieron servidos junto con dos vasos de limonada, Nayeon caminó hacia la habitación donde se encontraba la muchacha para avisarle que la comida estaba servida pensando que la puerta estaría cerrada encontrándola de espaldas a ella vistiendo solo un boxer de franela y una camisa de mangas cortas mientras se secaba el cabello sacudiéndolo con una toalla. Se dio cuenta de que seguía mirando y rápidamente se alejó sintiéndose culpable por invadir la privacidad de la muchacha.

BOOKS AND HORSES || 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora