Capítulo 12

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En caso de tener errores ortográficos, en la redacción o confundirme con la trama por favor avisame para corregir y hacer mas cómoda la lectura.


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Jeongyeon se encontraba llevando en sus brazos una cantidad promedio de troncos que normalmente se utilizaban en el rancho para las fogatas que así como ella, algunas personas del lugar suelen hacer, para hacer el fuego que luego usaban para cocinar y para su venta como leña en el pueblo. En ese momento la carretilla que diariamente usaba se encontraba ocupada con otro material por lo que la pelicorto inhalaba y exhalaba de forma brusca a causa del peso.

Una vez terminó su trabajo se despidió con una corta frase de sus compañeros y luego se fue de ahí. Durante el camino pensaba en si su padre ya se encontraría en casa o si estaría todavía en el pueblo. La verdad es que cuando el hombre salía, no regresaba a la hora que prometía pero eso era algo a lo que la pelicorto estaba acostumbrada. Caminaba sintiendo las manos resecas por el trabajo mientras se tocaba el cuello tratando de estirarlo para relajarlo un poco al estar tensa la mayoría del tiempo.

Afortunadamente los rayos del sol apenas y alcanzaban a hacerle sobra a algunos árboles al estar ya ocultándose. Caminaba mientras veía a su alrededor como en los últimos años desde su adolescencia cuando su padre le ordenó que ya era hora de trabajar comentando que la casa en la que vivían no iba a mantenerse sola.

Suspiró.

No sabía si estaba cansada o solo era lo aburrido de su vida cotidiana. Sus emociones nunca han sido expresadas más allá de una simple carcajada o alcanzado algún par de lágrimas. Jeongyeon jamás había estallado porque como en ese momento, solo cerraba su mente e ignoraba sus pensamientos mientras se distraía pensando sobre la rutina que tendría al día siguiente.

A veces soñaba con ir a la ciudad, se imaginaba saludando a cualquier desconocido y caminando entre anchas calles con autos, las luces de estos en las noches alumbrando su camino hacia algún restaurante. Sus referencias a la ciudad eran escasas, una vez cuando era una adolescente se encontró con un libro de fotografías de las ciudades más frecuentadas de Corea por los turistas sin saber que realmente trataba de eso al no poder leer y desde aquella vez guarda el libro en su habitación con miedo a que su padre lo encuentre.

Llegó a la entrada de su casa y notó que las luces estaban encendidas lo que indicaba que su padre había llegado. Entró sin hacer mucho ruido esperando que su padre estuviera en su cuarto y se dirigió a la cocina para buscar algo que prepararse para cenar.

–Llegas tarde– habló su padre haciéndola sobresaltar.

–Tenia trabajo atrasado– dijo mientras sacaba algo de carne y verduras del refrigerador y los ponía en la barra donde su padre se recargó mientras la analizaba. Conocía tan bien a su hija que al darse cuenta de cómo evitaba verlo a los ojos sabía que omitía decirle algo.

–¿Atrasado?

Decidió ignorarlo y se lavó las manos dándole la espalda al hombre.

–¿Dónde estuviste en la mañana? –preguntó observando como dejó de secarse las manos para voltear a verlo.

Sentía como sus hombros comenzaban a ponerse tensos mientras acercaba una tabla junto con un cuchillo y dejó de verlo para volver a darle la espalda a su padre y comenzar a cortar de forma lenta.

–Jackson me dijo que saliste y regresaste horas después, también dijo que te miró cerca de la casa de los Im– dijo cambiando el tono de su voz a uno terriblemente más suave –¿Estuviste en casa de los Im?

–Si– terminó por confirmar lo que su padre ya sabía –Solo fue un momento, Nayeon me invitó a desayunar hace unos días que nos encontramos por casualidad– mintió como pocas veces hacia prefiriendo decir aquello en lugar de confesar que había aceptado estudiar junto con la muchacha mayor decidiendo también que no le diría que había estado enseñándole a montar.

BOOKS AND HORSES || 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora