Capítulo 14

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En caso de tener errores ortográficos, en la redacción o confundirme con la trama por favor avisame para corregir y hacer mas cómoda la lectura.

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Si alguien le hubiera dicho a Jeongyeon en el pasado que los días monótonos y aburridos se convertirian en días emocionantes y alegres habría reído de forma incrédula. Su corazón parecía haber encontrado una nueva fuente de energía para seguir latiendo, aunque ella todavía no lo notara. Jamás habría imaginado que ver una sonrisa, sentir un ligero toque o una simple acción le provocarían una sonrisa genuina sin que sus comisuras temblaran por sonreír de manera forzada. Desde la primera vez que la miró llamó su atención de forma pasajera pero conforme su aparición se fue haciendo constante así como la convivencia, su atención se fijó completamente en ella y se dio cuenta que en realidad si existían las personas buenas y desinteresadas. Cuando notó que la mayor buscaba hablar con ella por su propia voluntad dudaba de sus intenciones, todo esto gracias a las advertencias de su padre sobre conocer gente nueva pero, después de aquellos días cuando casi acababan de llegar al rancho y le pidieron acompañar a la mayor, fue dándose cuenta de lo humana que era; no egocentrismo, altanería, arrogancia ni cualquier otro adjetivo parecido. Algunas veces tuvo que aguantar la risa cuando la veía un poco torpe o cuando decía comentarios sin pensar, solo dejaba salir lo que pasara por su mente y eso era algo que, alguien como ella quien no decía nunca lo que pensaba, parecía atraerle.

Cuando le dio la noticia sobre suspender las clases y al ver su rostro decepcionado ella sintió lo mismo, pues pensaba que había encontrado lo que solía escuchar de los demás cuando hablaban entre ellos o salían a divertirse; una verdadera amistad y alguien que parecía tener real interés en ella. Las clases realmente le importaban, quería leer, escribir, quería expresarse o perderse en algún libro como veía que Nayeon hacia cuando la encontraba a la lejanía leyendo el mismo libro de siempre. Todavía no creía que la mayor se hubiera ofrecido a enseñarle y mucho menos sabía de donde había sacado el valor para ofrecerse a enseñarle a montar cuando ella le mencionó que le gustaría aprender. Tantas cosas que pensó que nunca haría las estaba cumpliendo gracias a la confianza que la mayor le brindaba y su amabilidad que tocaba su corazón provocando que latiera de forma acelerada.

No conocía el concepto de la amistad por lo que pensaba que el cosquilleo en su estómago así como el nerviosismo y las ganas de estar con ella eran algo normal entre dos personas que comenzaban a formar ese tipo de relación. La venda de la ignorancia  cubría sus ojos y bloqueaba los pensamientos que podrían hacerla darse cuenta que todo este tiempo en realidad comenzaba a desarrollar una atracción emocional hacia la persona de aquella particular sonrisa. No había forma de saberlo, tendría que desenredar el nudo de la venda imaginaria o escuchar a alguna persona leyendo en un diccionario el concepto de amistad y atracción al mismo tiempo. De igual manera su timidez y su introvertida actitud que poco a poco desaparecía cuando estaba con Nayeon no parecía llamar la atención de ella quien a pesar de conocer el tema y haber tenido relaciones amorosas en su pasado, no podía sospechar de su comportamiento ya que incluso algunas veces pensaba que la pelicorto no quería ni siquiera hablar o pasar tiempo con ella.

Los últimos días parecían haber hecho una rutina silenciosa; ella llegaba a la entrada justo frente a la banca tardando solo unos minutos mientras que Nayeon aplicaba de aquella crema de olor extraño en su rostro y que con el paso de los días su cuello y brazos también recibían luego de haber escuchado salir de los labios de la más baja que debía aplicárselo en los lugares donde más expuesta al sol estuviera. Le gustaba imaginar que Nayeon se preocupaba por ella cuando la veía sonriendo desde la lejanía mientras sostenía aquel frasco y de vez en cuando el vaso de limonada que lo acompañaba.

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Se había despedido de ella de forma desinteresada avisando que llegaría hasta el día siguiente sorprendiéndola cuando le dio el permiso de descansar lo que restaba del día. Estaba acostumbrada a percibir su buen humor cuando salía del rancho ya que sabía por boca de las personas del pueblo que su padre frecuentaba algunos de los bares de mala muerte que había en los pueblos y se divertía con alguna de las mujeres que trabajaban en ellos.

BOOKS AND HORSES || 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora