La curiosidad haciendo acto de presencia cada vez que la veía, de forma constante y difícil de ignorar; mirando a través de las palabras de los libros que leía, cómo desde lejos aquella persona trabajaba muy temprano por las mañanas y montaba en sus...
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Impaciente por levantarse de su incomoda silla, miraba a sus compañeros ir de uno en uno para recibir su reconocimiento y felicitación por el director de la universidad. Se arreglaba su cabello a cada minuto tratando de lucir lo mejor que podía y sonreía con nostalgia recordándose que era una etapa más en su vida.
-Im Nayeon de la facultad de Filosofía y Letras- se levantó de su silla y avanzó como si de una pasarela se tratase para recibir su reconocimiento y posar junto al director en la fotografía que cada graduado debía tomarse con él.
Terminada la ceremonia los padres se acercaron a sus hijos recién graduados.
-Felicidades hija, no imaginas lo orgullosos que estamos- la rodeo con sus brazos su padre.
-Muy orgullosos- Su madre continuó para abrazarla después.
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Peleando contra su maleta rosa, Nayeon trataba de acomodar la ropa que había elegido para las largas vacaciones después de haber decidido tomarse un año sabático antes de especializarse. Sus padres al principio no confiaban en ella pero después de poner en práctica sus habilidades para convencer, mismas que practicaba desde niña para obtener lo que quería, logró convencerlos de que un descanso después de tantos años dedicándose al estudio y su ruptura por los fingidos tratos de su ex novio no le vendría mal.
La graduada había sido criada de la mejor manera que pudieron haberle enseñado sus padres. Los valores era una parte esencial en la familia, nunca debías olvidar quien eras y de donde venias. Pero más importante, lo que podías llegar a ser si te lo proponías.
Su celular sonó en un mensaje como excusa para dejar lo que estaba haciendo.
Momo -¿Ya te fuiste?
-Basta de extrañarme, apenas hace poco nos despedimos
