Kim SeokJin es un joven de veintidós años que sufre esquizofrenia, pero no de las conocidas, más solo ocurre en la noche y puede convertirse en un completo loco si no obtiene lo deseado para calmarlo.
En el camino para descubrir su enfermedad y lo...
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Las manos de NamJoon apretaban con fuerza las nalgas redondas del joven, separaba y volvía a unir deleitándose con el calor de su interior, suspiraba ante los saltos del chico, quién no deseaba quedarse quieto.
— ~Aaaahh~ mmmhh~ — gemía moviendo sus caderas de arriba hacia abajo.
Los ojos del moreno observaban las excitantes expresiones que hacía, echaba su cabeza hacia atrás, mordía sus labios y volvía a acercarse a su rostro para besar sus labios con devoción.
—¿Por que... apareces ahora?~ aaaaah~~ —preguntó entre gemidos tomando con sus manos el rostro del mayor.
Ante su pregunta sonrió levantando sus caderas para penetrarlo con más fuerza, generando espasmos y que perdiera la concentración ante el placer embriagador.
—Sigues mojado~~ —susurró penetrando con profundidad —Aaaaaahh~~ —gruñó al escuchar el chapoteo de fluidos que hacía contra su culo.
—Con-testaa-a~ —suspiró tratando de quedarse quieto.
Pero aquellos intentos fueron en vano, debido a que el mayor agarró su cuello y con agilidad lo arrojó contra la cama quedando ahora encima de él.
—¿No es obvio? Quería follarte —sonrió volviendo a meter su miembro en su interior.
Mantenía su mano en el cuello de Jin, apretaba con fuerza y subía las embestidas moviendo la cama al ritmo, las manos del joven agarraban sus brazos en un intento porque soltara su cuello debido a la falta de oxígeno.
—N-no es... cierto~~ —negó molesto.
—Eras un buen chico Jin, nunca desobedeciste —agregó deteniendo sus movimientos —No me servías en ese entonces...
Las palabras del moreno hicieron que se molestara, sentía que era una marioneta para el demente que tenía en frente, no podía dejarse manipular por ese bueno para nada, ahora que sabía quién era no podía estar más seguro de lo que estaba pasando.
—Eres un... mal-dito bastardo —escupió en su rostro.
NamJoon lo observó unos minutos, se limpió el rostro con su mano y se levantó de la cama sin soltar su cuello, para después arrastrarlo con fuerza hasta sacarlo de la habitación y ponerlo contra la pared del pasillo.
—Puedo mostrarte que tan buen bastardo soy —rió agarrando sus cabellos con fuerza y llevándolo a los tirones hacia otra puerta.
—¡Suéltame! —gritó con dolor al sentir que lo dejaba contra el suelo del baño.
—¿¡No podías quedarte callado!? —interrogó furioso —Eras un niño estúpido lleno de miedo, no sabías que hacer con tu patética vida y terminaste resgurdándote entre las piernas de tu padre, todos estos años —continuó.