Luego de charlar con Clarke y de haber recibido su apoyo —como siempre—, le había pedido que distrajera a Juliana lo suficiente como para encargarse de guardar sus cosas. Valentina creía que una vez viera sus maletas listas, Juliana no tendría más oportunidad que aceptar partir, y se daría cuenta de que la de orbes azules no cambiaría de opinión.
Al anochecer, Valentina asomó su cabeza con cuidado por la puerta de su habitación, encontrándose con Juliana sobre la cama. Parecía estar arreglando algo de ropa perteneciente a la mayor, la doblaba con tanto cuidado y con tanto esmero, que Valentina no pudo evitar sentir aquella calidez en su pecho. Aquello se sentía tan... hogareño. Tan natural sin quererlo ni evitarlo, su mente empezó a formar ideas sin sentido, según ella.
Ella no era una persona con una imaginación activa, o al menos no se consideraba una; tenía la firme creencia que la imaginación era sólo una pérdida de tiempo y nos hacía más débiles, temerosos. Si bien era cierto que no podías pensar en el futuro sin ella, Valentina no lo necesitaba. Jamás pensaba en el futuro, sólo dejaba que las cosas fluyeran; nunca tuvo que preocuparse por esas cosas, después de todo, su trabajo le aseguraba muchas cosas que de otra forma no podía permitirse. La imaginación no era necesaria.
Pero ahora...
Su mente le jugó una mala pasada imaginando un extraño futuro, donde cierta pequeña pelinegra estaba incluida. Se imaginó a ella misma llegando a casa completamente cansada, entrando en esa misma habitación donde se encontraría con la pelinegra sentada mientras trabajaba en una de esas computadoras portátiles, con los lentes puestos y una expresión de concentración. Cuando la viera sus belfos formarían una hermosa sonrisa y le invitaría a acostarse a su lado, repartiendo caricias en su cabello, preguntándole sobre su día y escuchando atentamente, así hasta que finalmente Valentina caería rendida.
Negó repetidamente con la cabeza, intentando disipar aquellos pensamientos que sólo la unían más a ella y suspiró mientras pasaba una mano por su cabello.
«¿Qué me has hecho, Juliana?»
Apoyó la parte posterior de su cabeza sobre la pared con un golpe seco y cerró fuertemente los ojos, antes de tomar el valor suficiente para poder hablarle.
Cuando finalmente lo logró, abrió sus ojos y entró en la habitación con una mueca surcando sus labios. Juliana, al darse cuenta de su presencia, no pudo evitar sonreír cálidamente hacia ella.
Valentina se estremeció ante aquello.
—Hey —saludó con la voz un tanto extraña.
La pelinegra levantó una ceja.
—¿Hola?
Caminando lentamente hacia ella, la rubia tomó asiento en una esquina de la cama, sin observarla aún. Extrañada ante su comportamiento, e intuyendo que algo sucedía, Juliana realizó una mueca y se sentó a su lado, tomando suavemente su mano antes de hablar.
—¿Sucede algo, Valentina?
La mujer de ojos azules levantó la vista hacia ella.
—Tenemos que hablar.
Asintiendo, Juliana la miró con preocupación.
—Te escucho.
—Yo... tú... tenemos... tienes que... debes...
Sin poder encontrar las palabras correctas, Valentina empezó a frustrarse por su incompetencia. Suspiró y por último soltó unas palabras que dejaron helada a la menor.
—Tienes que irte.
Abriendo los ojos con incredulidad y dolor, apartó la mano rápidamente de la suya. Como si su tacto le desagradara. A Valentina no le gustó en lo absoluto.
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Believe In Desiny | ✓
Romance˗ˏˋ 𝐉𝐔𝐋𝐈𝐀𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 ˎˊ- 𝐁𝐃| ❝Valentina Carvajal, una fría y calculadora cazarrecompensas y coleccionista profesional ya tiene su siguiente objetivo en la lista, y planea divertirse mucho con él. Juliana Valdés, una chica educada, humilde y du...