Capítulo 10.

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Los días siguieron pasando y cuando menos lo esperaba, tan sólo faltaba un día para enfrentar su destino. Como toda su vida, Juliana había hecho frente a los problemas y, completamente resignada, se decidió a pasar ese día en compañía de las mayores en búsqueda de esa diversión y felicidad que tanta falta le haría en un futuro.

Valentina observaba a metros el juego entre la rubia menor y la pequeña pelinegra, quien reía por el puchero que mantenía la mayor. Ambas jugaban 4 en fila, Juliana usaba las fichas azules mientras Clarke las rojas, sin embargo, al parecer no le habían traído nada de suerte a la rubia menor, quien había perdido contra la pequeña pelinegra las cuatro veces que jugaron.

—¡No es justo! —reprochó, cruzándose de brazos y haciendo un berrinche cual niña pequeña—. ¿Cómo es que eres tan buena? ¿Haces trampa?

—Oh, por supuesto que no —negó rápidamente, sus principios y valores no le permitían hacer trampa o ser injusta—. Solo es cuestión de pensar un poco.

—¿Estás diciendo que yo no pienso?

—¡No, no es eso! Es solo... ¿Estrategia?

—Uhm... bueno, eso tiene más sentido. Yo no uso estrategias —asintiendo en comprensión, Clarke llevó una mano a su mentón y sonrió—. ¡Juguemos otra vez! La que pierda tendrá que hacer un bocadillo para ella y la ganadora.

—Pero-

Juliana iba a reprochar, porque no estaba segura de sí la mayor podría ganarle —no es por ser egocéntrica, pero Clarke era sumamente mala en el juego—, cuando la misma habló completamente decidida.

—¡A jugar! ¡Yo empiezo!

Suspirando, ambas iniciaron una partida nuevamente.

Valentina tomó un sorbo de su bebida y se apoyó en la barra de la cocina, observando un tanto interesada el juego.

—Juliana me contó que ayer le llevaste agua y le ayudaste un poco —la voz de Lexa se filtró por sus oídos, haciéndola suspirar.

—Si se moría de sed o calor, no terminaría su trabajo.

Lexa hizo una mueca y volteó a observar el juego también.

—Hizo un buen trabajo —prosiguió, haciendo a Valentina levantar una ceja. No entendía qué pretendía con todo eso—. No había visto ese jardín tan limpio y lindo.

—Nunca viviste aquí —replicó la rubia.

—Me refiero al tiempo que permanecí en este lugar, ¿o ya no te acuerdas?

—Como sea.

Lexa la observó de reojo y entreabrió sus labios para hablar, cuando un grito de alegría resonó y, acto seguido, unos fuertes brazos la apresaron.

—¡Gané! —gritó Clarke, estrujando a Lexa entre sus brazos y haciéndola girar consigo.

Lexa rio ante su entusiasmo mientras seguía en el aire.

Juliana, desde su asiento en el suelo, no pudo evitar sonreír ante la escena. Aunque extrañamente le recordaba a su escena con la mujer de ojos azules que seguía bebiendo algo de un vaso aún.

«¿Qué estás pensando, Juliana? ¡Por todos los cielos, para ya!»

Un sonrojo inundó sus mejillas y desvió la mirada hacia el suelo, intentando alejar esos pensamientos acerca de ella y Valentina así... tan cercanas, tan unidas... tan enamoradas.

Todo el tiempo bajo la mirada de Valentina, quien la observaba un tanto curiosa.

—¡¿Viste eso, Lexa?! ¡Le gané a Juliana! —murmuró, una vez bajó a Lexa de vuelta al suelo—. ¡Yo gané!

Believe In Desiny | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora