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Ya habían llegado a corea y uno de los alfas de la manada de Jaemin había ido a dejarle su auto al aeropuerto, ahora mismo estaban de camino a casa.

Yuta se había tenido que ir por asuntos personales y había tenido que irse de la misión.

— Jaemin. — El alfa miró a Renjun por el espejo dándole una señal que si lo escuchaba. — ¿Tienes una foto de ellos? ¿Me dejas verlos?

— Ten. — Jaemin le pasó su teléfono y Renjun lo desbloqueó ya que no tenía contraseña.

Fue hasta la galería y vio distintos tipos de fotos, ya sea de comida, fotos con chicas que quería creer que era alguna de sus primas o algún familiar, fotos con un chico y con los niños.

—Minhee se parece mucho a ti. — Rió.

— Jeongin es una copia de ti, es lo que mi hermano me dijo. — Renjun buscó una foto de Jeongin y sonrió al ver como en la foto estaba comiendo un helado.

— No nos parecemos tanto.

— Tienen los mismo ojos y mofletes. — Renjun tocó sus mejillas y miró las de Jeongin en la foto, si se parecían, pero solo un poco. — Llegamos.

Renjun quedó encantado con la casa, pensar que una casa tan grande era para solo tres personas o quizás cuatro, no lo sabía.

— Pasa. — Renjun con algo de nervios se adentró a la casa y vio el interior, igual de bonita como por fuera. — ¡Niños! ¡Les traje a alguien!

— ¡Papá! — Renjun tembló con esas voces finitas y esas pequeñas pisadas de ambos corriendo.

— Papá ¿Quién es él? — Le susurró Jeongin.

Renjun se agachó hasta quedar con su altura y sonrió.

— Soy Renjun, Huang Renjun. — Los niños hicieron una secuela reverencia ante él.

— Su nombre es igual de bonito que usted. — Dijo Minhee, a lo que Renjun rió. — Nosotros somos hermanos, yo soy Minhee.

— Y yo soy Jeongin. — Ambos niños sonrieron con su vista en Renjun. — ¿Es amigo de papá?

— Sí, hace muchos años que su papá y yo somos amigos. — Renjun miró al alfa quien solo asintió. — ¿Qué edad tienen?

— Ambos tenemos 10. — Renjun formó una "O" con su boca. — Somos niños grandes.

— Muy grandes. — Los tres rieron. — Me quedaré unos días con ustedes, espero nos les moleste.

— Yo le presto mi cama. — Dijo Minhee. — Es muy grande y cómoda.

— No es necesario, cariño, pero gracias. — Renjun le sonrió.

— Vayan a jugar con su tío ¿Si? Cuéntenle sobre Renjun. — Ambos nuevos asintieron y nuevamente hicieron una reverencia ante Renjun.

Minhee le dio un pequeño beso en la mejilla y le sonrió nuevamente antes de irse.

— Se quedó encantado contigo. — Le dijo Jaemin cuando ya habían quedado solos. — Te lo agradecerá en algún momento.

— Lo sé. — Renjun suspiró viendo hacia el pasillo donde se habían ido ambos niños.

Aún con nervios de lo que pudiera pasar.

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— ¿Y cómo lo ayudo?

— Tienes que pasar tiempo con él, Renjun. Es lo que me dijo el médico, pasa tiempo con él como lo haría un padre y un hijo.

— Pero yo no soy su padre. — Jaemin rodó sus ojos y suspiró.

— Es un decir, puedes llevarlo a comer un helado, ir a un parque. — Jaemin se encogió de hombros y siguió cocinando.

— ¿No te molesta que salga con él? Digo, estas dejándolo a cargo a literalmente un extraño. — Jaemin negó.

— No te conozco al cien, pero sé que no le harás daño y lo cuidarás. — Renjun se sintió feliz que una parte de Jaemin si confiara en él.

— Tienes razón. — Jaemin sonrió y sirvió la comida en un plato para Renjun y luego para él.

Jungwoo se había tenido que ir junto a Doyoung y los niños estaban en la escuela, por lo tanto, solo estaban comiendo ellos dos solos.

— No pensé que nos volveríamos a ver. — Dijo Renjun de repente.

— Si te soy sincero, por mí no te hubiera buscado, no necesito ni necesitamos de ti. Pero con lo de Minhee sí requerimos de tú ayuda esta vez. — Renjun asintió comprendiendo.

— ¿Cómo me encontraste?

— Te recuerdo que somos de la misma manada. — Renjun frunció sus labios.

Pues en su caso jamás lo vio.

— Jamás te vi.

— Somos de distintos rangos, es difícil que nos veamos. — Explicó brevemente.

Ambos siguieron comiendo en silencio, para nada incomodo, de hecho, Renjun se sintió bastante cómodo con la compañía de Jaemin al comer.

— ¿Tienes novia? — Preguntó Renjun sin pelos en la lengua.

— Teniendo dos hijos ¿Crees que tengo tiempo para esas cosas? — Renjun se encogió de hombros. — Pues no, mi tiempo se lo dedico a mis hijos.

— Que padre tan responsable. — Jaemin sonrió orgulloso al oír eso.

— Me imagino que tú si tuviste ¿No?

— Solo dos. — Jaemin alzó sus cejas. — Pero fueron las peores relaciones de mi vida.

— ¿Por? — Renjun entrecerró sus ojos dudando en si decirle o no. — Dime, no te juzgare. Amenos que hayas hecho algo estúpido.

— Pues las dos fueron tóxicas, en realidad nunca he tenido suerte con eso de las relaciones. — Jaemin rió. — ¡No te rías! ¿Sabes todo lo que sufrí?

— No me lo quiero ni imaginar. — Renjun suspiró. — ¿La pasaste muy mal? — Fueron tóxicas Jaemin, no la pasé feliz como perro con dos colas.

— Ya entendí, perdón.

Ambos terminaron de comer y llevaron sus platos al fregadero, Jaemin se encargó de lavar los platos mientras que Renjun le hacía preguntas o le conversaba de algunas cosas.

— No puedo creer que justo me buscaste cuando quedan pocos días para sus cumpleaños. — Jaemin dejó de lavar los platos y lo miró. — No lo puedo creer.

Jaemin fue hasta el calendario que estaba en la sala, exactamente cinco días para el cumpleaños de sus hijos.
Atentamente
— Mierda. — Buscó las llaves de su auto y su billetera. — ¿Vienes? — Renjun asintió.

Lo que menos quería era quedarse solo, menos en una casa que no era suya.

— ¿A dónde vamos?

— Tengo que elegir unos buenos regalos, las decoraciones y ver un pastel, bueno dos.

Ambos colocaron sus cinturones y Jaemin dio en marcha al centro comercial.

𝖂𝖔𝖒𝖇 𝕱𝖔𝖗 𝕽𝖊𝖓𝖙 💚 𝕵𝖆𝖊𝕵𝖚𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora