FALLING | Peter Parker [SHA]

17 | cambios

En los meses previos a la graduación, las cosas fueron bastante tranquilas.

Nell y Peter lograron resolver la tensión entre ellos y estaban más fuertes que nunca. Él le había dicho que lo sentía después de esa clase, besándola para compensar la semana de apenas reconocerla. Ella lo había llamado tonto entre besos, pero ya lo había perdonado y los dos habían decidido que al final estarían bien.

El papá de Nell limpió su acto. Trabajó para dejar el alcohol y las drogas, y Nell estaba allí para ayudarlo a superar la abstinencia. Fue duro, pero una vez que pasó lo peor, comenzó a mejorar. Estaba empezando a parecerse al hombre que Nell recordaba de su infancia, y unas semanas después de que lograra dejar de consumir con éxito, se derrumbó y sollozó, el remordimiento lo abrumó al recordar cómo había actuado en los últimos años.

Estaba avergonzado, porque el hombre que había sido cuando se casó con la madre de Nell no era el hombre que había sido en los años posteriores a su muerte, y después de rogarle a Nell que lo perdonara, le prometió que sería mejor. Nell, en ese momento, le había dicho que tomaría tiempo, pero su padre lo aceptó e hizo todo lo que estuvo a su alcance para demostrarle a su hija que había cambiado.

Una noche Peter le dijo a Nell que la amaba, después de recogerla del trabajo como siempre lo hacía hoy en día. Fue casual, sentados en una de las cabinas del restaurante de Marcie con las sobras de la cocina frente a ellos. Marcie siempre se aseguraba de darles de comer, y Nell con mucho gusto tomaba las papas fritas que sobraban, sabiendo que Lenny siempre se aseguraba de hacer un exceso por esa misma razón, y mientras ella comía sus papas fritas, Peter la observaba con tanto amor, cariño y adoración en sus ojos que no estaba seguro de que alguna vez amaría tanto a alguien.

—Te amo —dijo Peter en voz baja.

Supuso que Nell no lo había oído—. ¿Eh?

—Te amo —dijo Peter de nuevo.

Nell se atragantó.

—¿Qué?

—Te amo.

—Sí, lo sé, te escuché la primera vez —dijo Nell—¿Me amas?

—¿No debería? —preguntó Peter.

—No. Quiero decir, sí —dijo Nell—. Yo solo... estoy sorprendida.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Peter, riéndose—. Es la verdad.

Nell sonrió—. Yo también te amo.

—Bien —respondió Peter—. Estaba empezando a pensar que lo había confundido todo.

Nell le arrojó una papa frita—. Cállate, idiota.

—Tú eres la idiota, idiota.

—Un insulto elegante —comentó Nell, poniendo los ojos en blanco—. ¿Pensaste más en lo que harás después de la graduación?

Peter se encogió de hombros—. Ir a la universidad, supongo.

—No me digas, Sherlock —dijo Nell—. Quiero decir, ¿a dónde?

—No lo sé —respondió Peter—. ¿Pensaste más en tus opciones?

—Columbia se ve bien —dijo Nell—. Pero Vanderbilt tiene un gran departamento de ciencias biológicas.

—¿Vanderbilt? —preguntó Peter—. ¿En Nashville?

—Voy a encontrarme un vaquero —bromeó Nell, inclinando un sombrero de vaquero invisible en dirección a Peter.

—Pero eso es muy lejos —dijo Peter, frunciendo el ceño.

—Ese es el punto —respondió Nell—. No, quiero una buena carrera y es una buena universidad.

Peter sonrió—. Supongo que puedo hacer el viaje por esta chica realmente linda que sé que va allí.

Nell enarcó las cejas—. ¿Sí? Qué chica afortunada.

—Yo soy el afortunado —respondió Peter, sonriéndole a Nell.

—

El padre de Nell insistió en preparar la cena para ella y Peter, queriendo conocer al chico que había mantenido a salvo a su hija durante todos los años que él había estado ausente.

Las cosas no habían sido exactamente fáciles con él dejando las drogas y el alcohol, y ocasionalmente las cosas se torcían un poco en el proceso de recuperación. Hubo una vez en que él y Nell vieron un partido de baloncesto juntos, como siempre lo hacían cuando ella era una niña, y cuando él levantó las manos en señal de derrota cuando el otro equipo anotó, Nell se estremeció tan violentamente que se sobresaltó él mismo.

Llevaría más de unos pocos meses destejer ese tapiz de ira que su padre había creado, y de vez en cuando los hilos se enganchaban y no se soltaban. Nell se había disculpado, pero Lance había insistido en que era culpa suya y que lo sentía, y que juró no volver a ponerle la mano encima.

Nell sabía que se estaba esforzando y apreciaba el esfuerzo, pero no sería un proceso fácil olvidar todo lo que había sucedido. Su padre se estaba convirtiendo en el hombre que ella recordaba, pero aún estaba la sombra del hombre que la perseguía en su rostro, permaneciendo allí y casi burlándose de ella, ¿cuánto tiempo hasta que regrese?

Poniendo la mesa, Nell colocó cuchillos y tenedores en tres lugares cuando entró su padre—. Pon un plato más, Nelly.

—¿Qué? —preguntó ella, estupefacta—. ¿No puedes contar o...?

—Invité a la tía de Peter —dijo Lance—. Fui el otro día a disculparme por todo lo que pasó y todo lo que hice, y ella me perdonó. La invité con Peter.

Nell sonrió con asombro—. Eso... eso es genial.

—Sí, así que pon otro lugar —dijo Lance, señalando la silla vacía—. ¿Cómo se ve?

—Bueno, estaba tratando de hervir las papas para ablandarlas para las papas asadas, pero se ablandaron demasiado, así que ahora tenemos puré de papas —dijo Nell, señalando la sartén—. Pero el pollo está en el horno y aún no se ha quemado, así que creo que estamos bien.

Lance se rió—. Bueno, nos las arreglaremos.

Las papas de Nell salieron horriblemente mal, se pegaron a la sartén y adquirieron un color marrón horrible, y el pollo se cocinó hasta el punto de la cremación, por lo que arrojaron la comida ofensiva a la basura y llamaron al local de comida china, pidiendo suficiente para cuatro y esperando que May y Peter lo encuentren tan divertido como Nell y su padre.

Afortunadamente, encontraron el humor en la situación y pasaron una noche agradable comiendo comida china y sentados alrededor de la mesa, y al final de la noche, Nell y Peter estaban guardando los platos y Lance y May estaban conversando en voz baja.

—Parece que las cosas van bien con tu padre —dijo Peter, secando un plato y entregándoselo a Nell, que los estaba guardando.

—Sí —respondió Nell—. Lo cual es triste, porque iré a la universidad en otoño y acabamos de empezar a actuar como una familia otra vez.

—Estoy seguro de que irá a visitarte —dijo Peter, dándole un codazo mientras ella se paraba a su lado—. Sé que yo lo haré.

Nell sonrió—. Más te vale.

Peter sonrió—. Siempre iré a buscarte, vayas a donde vayas.