FALLING | Peter Parker [SHA]

22 | escondite cliché

La búsqueda de Nell de Max Dillon fue bloqueada por el administrador de Oscorp, y mientras realizaba una búsqueda facial de él a través de la base de datos, se sorprendió al encontrar que la acción estaba restringida. Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que quienquiera que estuviera a cargo del sistema vendría a buscarla para hacerle preguntas sobre por qué estaba buscando un nombre que "no existía", y sus sospechas se confirmaron cuando vio a la seguridad entrar al edificio.

Se puso de pie y caminó rápidamente hacia la puerta, escuchando al guardia de seguridad gritar su nombre detrás de ella. No dejó de caminar hasta que cruzó la pasarela y llegó a otro corredor, girándose para ver si todavía la seguían solo para tropezarse con sus propios pies.

Antes de que pudiera tocar el suelo, una mano se aferró a su muñeca y la atrapó, tirando de ella hacia arriba y hacia los brazos de su salvador. Ella sonrió cuando vio que Peter le sonreía—. Hola.

—Hola —susurró Peter.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Nell.

—¿Qué estás haciendo tú aquí? —respondió Peter.

—Estoy en problemas —respondió Nell, arrastrando a Peter de la mano a un armario y cerrando la puerta detrás de ellos.

—Nell, ¿qué...?

Le tapó la boca con la mano cuando escuchó al guardia de seguridad decir—: Ella no está aquí. Busca en otro piso.

—¿Estás en problemas? —dijo Peter—. ¿Quién es ese tipo?

—Hubo un accidente en el laboratorio de genómica y lo están ocultando —dijo Nell—. Y me enteré. ¿Recuerdas a Max, del Times Square? Era ingeniero eléctrico en el edificio y, por cierto, amaba al Hombre Araña. Era un fanático.

—No sentí un gran "amor" —respondió Peter—. Sentí unas "ganas de matarme"

—Eso sienten los que te quieren —respondió Nell, riéndose en voz baja—. Lo estaba buscando en la computadora, y todos los archivos han sido borrados. Lo borrado completamente.

—Así es Oscorp —susurró Peter.

—¿Y qué hay de ti? —preguntó Nell—. ¿Cómo está Harry?

—Se está muriendo —dijo Peter.

—¿Qué? —preguntó Nell.

—Se está muriendo, y cree que lo único que le salvará la vida es mi sangre, la sangre del Hombre Araña —explicó Peter—. Pero hasta donde sé, podría matarlo.

—O algo peor —respondió Nell.

—Sí —asintió Peter—. Este es el armario de mantenimiento, Nell. Es el escondite más cliché que podrías haber elegido. Es el escondite más estúpido.

—Perdón por no llevarnos a las Bahamas de los escondites —dijo Nell con sarcasmo— La próxima vez que planee esconderme, hablaré contigo sobre a dónde te gustaría...

Peter la atrajo hacia él y la besó. Cuando se apartó, Nell dijo—: Acabas de besarme.

—Lo sé, lo siento —dijo Peter.

—Lo hiciste para callarme —respondió Nell.

—Lo sé, lo sé —susurró Peter—. Este es el plan. Irás al ascensor y yo voy a distraerlo, ¿de acuerdo?

—Está bien —respondió Nell—. Oye, no te metas en problemas.

Peter sonrió—. No lo haré.

Peter terminó arrojando un café caliente sobre un guardia de seguridad, haciendo tropezar a otro antes de derramar los restos del café sobre un tercero. Nell observó divertida mientras esperaba el ascensor, y cuando sonó el timbre y las puertas se abrieron, se apresuró a entrar y apretó el botón de cierre.

—Vamos, vamos —murmuró Nell, deseando que las puertas se cerraran más rápido.

Cuando cerraron y el ascensor comenzó a descender, Nell oyó una voz detrás de ella que decía—: Penelope Richards.

—Dios mío —jadeó Nell, dándose la vuelta para descubrir que no estaba sola en el ascensor.

—Perdón. Perdón —respondió el hombre—. No quise asustarte. Soy Harry.

—Ah, el Harry de Peter —dijo Nell—. Sí, sé quién eres. Soy Nell, por cierto. Lo siento. Estaba un poco apurada.

—No, yo lo siento, Peter nunca nos presentó —dijo Harry—. Por lo que escuché, eres bastante increíble.

Nell sintió que se le encendían las mejillas—. ¿Él dijo eso?

Harry sonrió—. No podía dejar de hablar de ti. Es bueno finalmente poner una cara al nombre.

—¿Gracias? —respondió Nell—. Lo siento, las cosas han sido bastante...

—¿Complicadas? —dijo Harry. Nell asintió—. Quiero decir, es Peter. Todo se complica con Peter.

Nell frunció el ceño—. No, quiero decir, sí. Las cosas son complicadas, pero no con Peter. Peter y yo estamos... estamos bien.

—Ah —dijo Harry—. Pero por eso te necesita, ¿verdad? Necesita algo de equilibrio. Para que vea las alternativas claramente.

Nell pudo escuchar un tono sutil en la voz de Harry, reflexionando sobre lo que podría estar insinuando con eso, antes de que el elevador sonara y llamara su atención. Se giró cuando las puertas se abrieron, sonriéndole cortésmente a Harry.

—Mucho gusto, Harry —dijo ella.

—Sí, es un placer, Nell —respondió Harry.

Nell le dio una última mirada antes de salir corriendo del ascensor hacia la salida y abandonar el edificio lo más rápido posible. Se dirigió por la calle, y cuando giró por una calle vacía, sintió algo detrás de ella y se giró cuando Peter accidentalmente se estrelló contra una pared mientras bajaba para encontrarse con ella.

Riendo levemente, sintió a Peter envolver sus brazos alrededor de ella—. ¿Saliste bien?

—Sí —respondió Peter—. Estoy bien. ¿Y tú?

—Sí —asintió Nell—. Conocí a tu amigo Harry en el ascensor. Es un encanto, ¿sabes?

—Sí —dijo Peter con una risa, pasando un brazo alrededor de los hombros de Nell—. ¿Ahora ves por qué no los presenté? Coquetea mucho.

—Ah, ¿preocupado de que alguien me levante del suelo y me lleve? —preguntó Nell en broma.

—Nadie puede hacer eso como yo —respondió Peter.

Nell enarcó las cejas—. Ah, alguien está lleno de confianza hoy.

—Oye, si no fuera por mí, todavía estarías escondida en ese armario —respondió Peter.

Nell se burló—. No, claro que no. Cegué al Lagarto con un aparato casero. Podría haber manejado a un par de guardias de seguridad.

—Claro —asintió Peter—. Seguro que sí. Pero bueno —le dio un codazo a Nell suavemente—. ¿Qué fue todo eso allá atrás?

—¿Qué?

—Te abalanzaste sobre mí —respondió Peter, su tono burlón—. No podías tener suficiente.

—Lo siento, prácticamente puedo ver cómo se te agranda la cabeza —dijo Nell, agachándose por debajo del brazo de Peter—. Deja de ser raro.

—No estoy siendo raro —respondió Peter—. Yo —giró a Nell para que lo enfrentara—... eres la chica más hermosa que he conocido. Te amo a ti, a tu cabello rosa y todo lo demás sobre ti.

—¿De dónde viene esto? —preguntó Nell, poniendo su mano en la mejilla de Peter—. ¿Qué está pasando?

—Solo necesitaba que lo supieras —respondió Peter, besando su frente—. Vamos a casa.