Sam detesta a Sharon.
Sharon es la definición de realeza.
Todo se tuerce cuando él inicia una guerra de bromas con ella.
¿Quién ganará?
𝒐𝒉 𝑫𝒊𝒐𝒔, 𝒕𝒖́ 𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒊 𝑫𝒊𝒐𝒔; 𝒚𝒐 𝒕𝒆 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒐 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒔𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆. 𝑴𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒕𝒊�...
A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Mateo 25:15
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Sábado 15 deabril Sam
Sólo llego un poco tarde, no es para tanto. Aunque Chris me haya dejado tres llamadas perdidas. Dije que iba a ir y estoy en camino. Llamo al timbre de su casa y el rubio me abre.
-Era a las 15:00
-no es tan tarde
- Son las 16:00-expresa molesto. Mucho en realidad.
-Incorrecto, las 15:57
Chris me golpea en el brazo, me quejo y me deja pasar. Me da la espalda. Mi hermano entra tras de mí sin decir una palabra. Tampoco he llegado taaan tarde.
—¿Y para que me necesitabas pronto ? Si ya lo tenemos todo organizado—digo a mi amigo. Se supone que hoy grabaremos en videoclip.
Sigue caminando y vuelvo a preguntar, pasa de mí. Llegamos hasta el jardín de su casa. Tom y yo nos miramos al ver apoyada en uno de los árboles a Sunny que está con el móvil.
Chris camina hacia el estudio. El adolescente mira a su amiga con una mueca.
—¿Te quedas con ella? —pregunto.
—Supongo que sí —contesta y se encoge de hombros. Estos últimos días mi hermano está de peor humor y no entiendo por qué.
Sunny llega corriendo y señala su camiseta, ahora que lo pienso se la he visto varias veces.
—es la camiseta que me regalaste por mi cumpleaños — dice y sonríe. La verdad, no lo recordaba. Creo que la compró Tom y fue el regalo de ambos.
—Me alegro que te guste —respondo y ellos se alejan.
Chris y yo caminamos hacia su estudio.
-¿Por qué está Sunny aquí? Es raro -digo al rubio.
Abre la puerta del estudio y me deja pasar. Una figura alta y en tacones me observa de espaldas, su cabello se mueve al darse la vuelta. Lleva un vestido negro y un cinturón dorado. Los tacones como siempre a juego. Me observan con seriedad.
-Su majestad que alegría verla -saludo con una sonrisa disimilada. Me mira con recelo.
Luego vuelvo hacia Chris y le miro serio.
—¿Qué hace ella en nuestro estudio? Aún no es la hora -susurro. Sharon se sienta. Creo que me ha oído aunque su rostro no muestra ninguna emoción. El rubio me da una silla y comienza a hablar.
—Sé que estais en medio de una batalla campal pero debeis hacer una tregua por ahora.