Improbable © (SGL3) [Cristiana]

Capítulo 36: Solo♫

Aunque mi padre y mi madre me dejaran,Con todo, Jehová me recogerá.
Salmos 27:10

Gracias por votar ✨

Sam

Lunes por la noche

Su alteza real está en el asiento del copiloto sin moverse ni hablar.

Tanto silencio me incomoda pero prefiero no hablar por que deduzco que Sunny está dormida.
Miro por el espejo y en efecto está apoyada en Tom. Él observa por la ventana y ella descansa sobre su hombro. Evan lleva audífonos.

Coloco algo de música y miro de reojo a la reina, ella observa la carretera.

Creo que dejaré a Evan primero en su casa y luego a las chicas Velazquez. Por último a Tom y finalmente iré solo al hospital.

Un nudo increíble se forma en mi garganta, mi hermano no debe saber que mi padre está en la ciudad. Es lo mejor para él.

Mi madre y yo hemos acordado decírselo más adelante.

Miro por el espejo retrovisor. Tom observa la ventana.

Recuerdo el enorme bosque junto al pueblo,en el que se perdieron los padres de la reina. Solo observarlo impone.

Freno el coche junto a la casa de Evan. Es parecida a la de Sharon, aunque no tan grande.
Tiene piscina como la de ella pero un jardín más pequeño y dos plantas.
Evan se despide brevemente y sale del coche.
Sube las escaleras hasta llegar al marco de la puerta. Liz le abre.

-Gracias por todo - habla ella.

-¡Ha sido un placer estar con el cuñado de Allan! -grito asomándome por la ventana.

Ella sonríe y se despiden. Ambos entran en casa. Arranco, el trayecto sigue en silencio. Miro un instante a Sharon. No debería haberla involucrado en el jaleo de mi padre.

Una sensación cálida se instala en mi pecho. Esto es nuevo.

Creo que me gusta estar con ella, después de todo su elegancia es única. Coloco la radio cristiana,se oye de fondo a un cantante conocido pero ni siquiera llego a entender la letra.

Llegamos hasta la casa de ellas, aparca el coche en el garaje.
Tom comienza a despertar a Sunshine acariciando su mejilla y susurrando pero ella solo se acerca más a él. Esconde su cabeza en el cuello de mi hermano y se queja.

—Sunshine, no te apoyes así —regaña la mayor pero su hermana no se mueve. Toca su hombro —Es hora de despertar

Intentan de varias formas pero no hay manera. Tiene el sueño más pesado que Jonás ¡Madre mía!
Creo que ni el rey Sísara dormía tan profundo.