37

455 35 1
                                    

-Estoy harta de este lugar. Extraño Osadía-me quejé sentándome en las piernas de Eric-me gusta cuidar de los caballos pero nuestra vida antes de Jeanine era muchísimo mejor

-Yo también echo de menos nuestra antigua vida de líderes osados-respondió poniéndome una mano en la rodilla

Vimos al último séquito de Eric aparecer "disimuladamente" y nos miramos con molestia-hora de volver al trabajo-murmuré y entramos de nuevo al establo

Ensillé a uno de los pocos caballos de carreras que quedaban-¿Vas a abandonarme entre las garras del enemigo?-se quejó cuando me vio pasar por delante suya llevando al caballo por las riendas

-Disfruta de la experiencia-respondí con una sonrisa de diversión. Al salir me encontré con las diez niñas cordiales-¿Os puedo ayudar en algo?

-¿Está Eric? Queremos que nos enseñe cómo se ensilla un caballo-dijo una de ellas intentando tomar control de la situación a su gusto

-Está muy ocupado ahora mismo, quiere terminar pronto sus tareas para ir a la antigua sede de erudición-me inventé al momento subiendo al caballo. Eran unas niñatas y se creerían cualquier cosa que les dijera si no parecía obvia la mentira-entre nosotras-murmuré agachándome como si les fuera a contar el mayor secreto del lugar. Sin dudar todas se acercaron para escucharme con atención-quiere ir a conseguir una prueba de embarazo, llevamos un tiempo intentando ser padres de nuevo y creemos que lo conseguimos al fin-puse una enorme sonrisa que se convirtió en una sincera cuando vi todas sus caras de decepción. Esas niñatas jamás me quitarían a Eric

-¿Todavía sigues por aquí?-nos giramos y Eric soltó un enorme saco de pienso en el suelo-Vete a descansar de una vez,  hoy hago yo la comida ¿qué te apetece?

Me encogí de hombros-me da igual, pero quiero galletas-pedí frenando al caballo que empezaba a ponerse nervioso

-Hablaré con Chloe, vete de una vez a casa-me despedí de las chicas con un gesto y cuando ya estaba lo suficientemente lejos comencé a reír con fuerza

Cuando llegué frente a la casa me encontré un todoterreno negro de Osadía aparcado en la puerta. No quería saber nada de lo que significase aquello así que intenté dar la vuelta con el caballo y regresar al establo

-¡Espera Leena!-intenté huir pero arrancaron el todoterreno y aunque el caballo era rápido, no lo suficiente para escapar de ellos-¡Leena queremos hablar contigo por favor!

-No quiero volver a hablar contigo, tu novia hizo que casi nos mataran-gruñí apretando las riendas

Empezaron a bajarse del coche y me sorprendió la cantidad de gente wue había. Uriah intentó acercarse pero me alejé con el caballo

Peter se puso delante y casi hace que me caiga cuando se encabritó y tuve que agarrarme de su cuello por unos segundos hasta que retomé el equilibrio-¡Pedazo de gilipollas casi me caigo sabes lo peligroso que es eso!-grité poniéndome roja-dejadnos en paz no queremos saber nada de lo que trameis suficiente habéis hecho ya

-Desmonta por favor, escuchanos

-No, menos si la estirada tiene algo que ver

Tris y yo nos fulminamos con la mirada al instante. Ahora con Jeanine fuera de la ecuación no había ningún frente común que nos uniera, siquiera Cuatro

-Por favor-suplicó Uriah

Intenté volver a marcharme pero Peter se atravesó de nuevo-Llevamos cerca de un año aquí, sin molestar a nadie y rehaciendo nuestra vida lejos de Tris y su séquito. No voy a arriesgar lo poco que tengo por lo que sea que me propongais

Se escucharon unos cascos acercándose y reconocí a Eric galopando con su caballo favorito. Era una mezcla entre un caballo de carga y uno de carreras. El animal era enorme e increíblemente rápido para su tamaño además de tener un color caoba precioso-¿Qué habéis aquí?-gruñó amenazante. Mantuvo al animal en movimiento dirigiéndolo directamente hacia el círculo que me rodeaba, concretamente a la estirada

Si la niñata no se hubiera apartado en el último segundo la habría arrollado con su caballo-Me han perseguido hasta aquí

-Vámonos a casa-asentí dándole la vuelta a mi montura pero unas manos intentaron sujetar mis riendas. Eric sacó a la velocidad de la luz su pistola del pantalón y yo el cuchillo que guardaba en la bota. Cuatro se tensó notablemente

-Suelta ahora mismo las riendas del caballo de mi mujer-amenazó encañonandole. Sorprendentemente ninguno llevaba armas, debieron pensar que estar tanto tiempo entre cordiales nos habría ablandado

-Os necesitamos

-Nos da igual

-¡Queremos salir de la valla!-exclamó Uriah agitadamente. Nos quedamos mirando al grupo como si fuera la mayor estupidez que hubiésemos oído nunca

The other side- Eric CoulterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora