OS - Concierto de Coles

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Eran las seis de la tarde y el sol de junio aún brillaba alto. Dos chicas corrían cogidas de la mano, la castaña de pelo rizado tiraba de su amiga con apremio. Algunas gotitas de sudor escapaban por sus frentes, por el calor y el esfuerzo.

-Venga, joder, corre.

-Que ya corro pero no entiendo por qué tanta prisa.

-Las otras ya están allí, dicen que ya van a abrir.

-Bueno pero no empieza hasta más tarde.

La castaña se detuvo y se giró para mirarla seria.

-Mira, llevo años esperando esto y ni de coña voy a entrar ni un segundo más tarde del instante mismo en que abran la puerta. Y me da igual si tenemos que estar ahí dentro tres horas hasta que empiece. - Respiró hondo y miró a su amiga sentenciando, o vivía la experiencia con la intensidad correspondiente o lo mejor era que se quedara atrás.

-Está bien, vamos. - Sonrió y empezó a correr con más ganas.

Un grupo de chicos y chicas esperaban inquietos en la puerta de un pub. Hablaban entre ellos animados, riendo y gesticulando con exageración.

-Miralas! - Las señaló el chico con la palma de la mano. - ¿Me explicás cómo carajo llegamos nosotros antes que venimos de Argentina que ustedes que viven acá al lado?

La castaña miró a su amiga con recelo. El retraso era por su culpa pero ya estaban allí y las puertas aún no estaban abiertas así que prefirió olvidarlo.

-Anda, ni que hubierais venido directos del aeropuerto, que hace días que estáis en Madrid. Calla y dame un abrazo.

El chico sonrió y la rodeó con sus brazos aprisionándola por varios segundos. - Era joda, si igual nosotros recién llegamos.

-Mejor ni preguntamos por qué tardaron tanto. - La rubia con reflejos rosas se rió y saludó a las amigas que rodaron los ojos y prefirieron no decir nada más.

Poco a poco siguieron llegando grupos que se unían a la cola improvisada en la puerta del local. Cuando llegó el primer camarero del turno de tarde a penas podía creerlo. No entendía qué hacía tanta gente esperando en la puerta, se temió lo peor. Apresuró el paso para descubrir cuanto antes qué pasaba. No pudo creerlo cuando todos confirmaron que esperaban para el bolo que tendría lugar esa noche. Pidió calma y abrió las puertas. Los chicos y chicas de diversas edades entraron poco a poco, nerviosos e ilusionados.

Las dos grandes puertas de madera daban paso a un salón muy amplio, iluminado en gran parte por luz natural. Las paredes eran de piedra a la vista, a la derecha se veía una gran barra de madera, varias mesas y sillas blancas por doquier y al fondo los ventanales y el acceso al patio exterior.

Allí era donde estaba montado el pequeño escenario frente a más mesas y sillas. Todo el patio estaba decorado con macetas de cerámica y plantas tropicales. Varias sombrillas estaban colocadas para dar sombra y a la vez eran soporte de las lámparas que decorarían el lugar cuando cayera la noche.

Sobre el escenario ya estaban montados los instrumentos, los micrófonos y los altavoces, además de una pantalla en la parte de atrás que haría de fondo para el espectáculo.

Quienes entraban miraban a un lado y a otro admirando la calidez del ambiente. Todos los rostros llevaban la sonrisa puesta. Les resultaba imposible borrarla sabiendo lo que ocurriría en pocas horas.

Por las mesas fueron pasando refrescos fríos, cervezas, copas de vino y algún que otro cocktail. Hicieron las veces de refrigerio y de píldora anti-complejos que ayudó a muchos a animarse y desinhibirse. Parecía que los nervios del principio habían desaparecido hasta que sin previo aviso se encendieron unas lucecitas decorativas en el escenario.

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