Diciembre de Coles

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Pasado el primer trimestre, una barriguita incipiente empezaba a tomar protagonismo las mañanas que Carol pasaba semi desnuda frente al espejo. Se miraba imaginando cómo iría creciendo cada vez más. No lo hacía en voz alta, pero a menudo hablaba con su bebé. Le hacía preguntas, sin esperar respuesta, y promesas que esperaba cumplir.

Esos minutos que pasaba absorta en su propia dimensión, Paula la observaba en silencio desde la cama. A su vez, imaginaba cuando la viera con el pequeño o la pequeña en brazos. Es que no solo se moría de ganas de conocer a su bebé, también estaba ansiosa por conocer a Carol como mamá, e incluso conocerse a ella misma en esa faceta.

Si ya se sentían diferentes sólo con la perspectiva de su nueva vida, no podían ni imaginar el vuelco que daría por tener con ellas esa personita que dependería íntegramente de ellas y que se convertiría en su razón de ser.

Cada nuevo amanecer traía con él nuevos sueños e ilusiones, aunque a veces también los acompañaban algún nuevo miedo o inquietud.

Tras la rutina matutina de desperezarse en la cama, asearse y ponerse ropa cómoda, porque ese día no tenía nada que hacer, Paula estaba sentada a lo indio en el suelo con una gran maceta delante. Estaba trasplantando una planta que ya había crecido demasiado. Apartaba de vez en cuando a Molly y Pepi que, viéndola en el suelo, querían jugar con ella.

-¿Qué tal? - Preguntó Carol apareciendo en el salón y tocándose la barriga. - ¿Se nota? - Llevaba un traje completamente blanco con las solapas de la americana en negro. Un nudo en la cintura disimulaba el pequeño bulto.

-Nada de nada. - Contestó poniéndose en pie y sacudiéndose las manos. - Estás preciosa. - Le dio un beso sin tocarla con las manos para no mancharla. - Es para la gala de A3 ¿no?

-Sí ¿tú ya sabes qué te vas a poner?

-¿Te acuerdas de la foto esa que te pasé del traje plateado así brillante? - Carol asintió. - Pues el mismo pero en rosa, es muy cómodo. Lo voy a buscar a la tienda mañana.

-Hosti, pues era muy chulo. Podemos ir juntas a recogerlo.

-Claro, y comemos fuera que hace tiempo que no vamos tú y yo solas.

-Señorita Usero, ¿me está pidiendo una cita? - Carol puso su mejor expresión y voz seductora.

-Exactamente, señorita Rovira. ¿Acepta?

-No sé, tendré que consultar mi agenda. - Puso una sonrisa maliciosa.

-Tonta! - Protestó Paula y se rieron las dos.

Carol volvió a la habitación a cambiarse el traje por ropa de calle. Había quedado con su representante en la agencia para hablar del nuevo proyecto.

-¿Te espero para comer? Voy a preparar un risotto que te vas a chupar los dedos. - La rubia ya había terminado de arreglar sus macetas y ahora sí jugaba con las gatas. Se acercó a Carol que ya estaba cogiendo su bolso para salir. - Tan bueno que querrás chuparme otra cosa. - Le susurró sobre los labios y la besó.

Carol pasó la mano por su espalda baja y la acercó de un tirón. - No me hace falta probar ese arroz para querer chuparte entera. - Volvió a besarla. - Y sí, espérame para comer, no creo que nos alarguemos mucho. Le diré cómo están las cosas para que ella lo comente con el equipo de Eufòria. Y a ver qué hacemos.

-Mi opinión ya la sabes, y no la repito porque no quiero volver a discutir.

-Ya lo sé, y tú ya sabes porque no es tan fácil.

-Al menos dime que te lo vas a pensar.

-Pues claro, no me he decidido. Además, a lo mejor no quieren contratarme, según las fechas que plantearon daría a luz durante el programa.

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