Maldición de coles - Parte 2

1.1K 72 38
                                    


Tenía los ojos aún cerrados pero podía sentir que la rubia estaba observándola. Sonrió pensando que quizá llevara un rato viéndola dormir. Paula notó con esa sonrisa que la morena ya estaba despierta.

-Bon dia, Carola, avui plou. - Se oían las gotas de lluvia golpear contra la ventana.

Paula recorrió lentamente la cara de Carol con la yema del dedo índice. La morena volvió a sonreír. Abrió la boca para decir algo pero dos golpes en la puerta la interrumpieron. Su madre no se atrevió a entrar, pero las instó a levantarse y unirse a ella para desayunar.

Eran casi las once y querían comer pronto para poder aprovechar la tarde. El cielo se había despejado y ya no llovía. Carol decidió ir a dar un paseo en bici con su padre mientras su madre y Paula preparaban la comida. Paula se iba sintiendo cada vez más cómoda así que no le importó quedarse sola con ella. Además tenía plena confianza en sus dotes para cocinar. Era el plan perfecto para dejar los nervios a un lado.

Ya en la cocina, la madre de Carol dejó que Paula fuera quien le diera las indicaciones mientras ella sólo observaba y hacía lo que le pedía. Paula estaba animada, le encantaba cocinar y explicaba con entusiasmo algunos de sus trucos, aunque no todos. La madre de Carol se dejó guiar y un par de horas después ya casi habían terminado. La conversación entre ambas no se había desviado mucho del tema culinario, por la simple razón que no necesitaron hablar de nada más. Solo fue diferente cuando Carolina vio por la ventana que su hija y su marido ya volvían del paseo. Estaba absorta observándolos acercarse a la casa y prácticamente pensó en voz alta.

-No te voy a mentir, me sorprendió cuando me contó que había cortado con Roger. - cuando Paula la escuchó, se paralizó y tragó saliva. No estaba preparada para abordar ese tema así de repente. - Pero la veo contigo y creo que ha sido muy valiente. - Hablaba con la mirada fija en la ventana. - Te va a sonar tonto pero, no juegues con sus sentimientos, por favor. Mi hija es muy leal, solo te pido que no te aproveches.

-No... no, no, no, nunca. - Paula se puso todo lo nerviosa que no había estado antes. Sacudió la cabeza e intentó calmarse. Quería sonar segura de sus palabras para que la mujer dejara de preocuparse - Nunca haría eso, de verdad. La quiero - Carolina giró la cabeza para mirar a Paula y ésta, a su vez, volteó hacia la ventana para concentrarse en Carol. Se le humedecieron los ojos y con un nudo en la garganta afirmó - muchísimo.

Carolina sonrió ampliamente al oír eso. Iba a contestar pero fue interrumpida por la llegada de los ciclistas que gritaban desde la entrada. Pedían toallas para limpiarse el exceso de barro que tenían en las piernas y así no ensuciar toda la casa.

Carol y su padre se ducharon mientras ellas acababan de dejar la mesa puesta. Paula sonrió contenta al comprobar que a Carolina también le gustaba decorar la mesa con flores.

-Carol dice que te gustan las margaritas pero aún no tengo, espero que éstas también te gusten. - Dijo la mujer colocando un florero en el centro de la mesa.

-Sí, son preciosas. - Paula traía cuatro platos de la cocina y los fue colocando entre los cubiertos que había puesto anteriormente. Un cuchillo y una cuchara por persona, ningún tenedor, por supuesto.

-Mmm... Huele que alimenta - Carol entró a bichear a la cocina. Ya se había duchado y vestido pero aún tenía el pelo mojado. - Tengo un hambre que me muero - fue hasta el salón donde Paula y su madre hablaban de un libro sobre los ciclos lunares.

-Esta chica es una caja de sorpresas - comentó Carolina señalando a Paula y dirigiendo su mirada a su hija que entraba en la sala. Carol se acercó y besó a Paula en la mejilla, acariciando su espalda y haciendo que cerrara los ojos al contacto de los labios con su piel.

Juego de colesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora