Trimestre de Coles

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But the days grow short
When you reach September
When the Autumn weather turns the leaves to flame
One hasn't got time for the waiting game

September Song
Frank Sinatra

El juego de esperar comenzó el día que Víctor las felicitó porque efectivamente iban a tener un bebé. Lo suelen llamar la dulce espera pero de dulce no sé si tiene mucho. Náuseas, ardores, fatiga, calambres, los pechos sensibles, ganas constantes de hacer pis, y todo eso combinado con una revolución hormonal que ya no es que te provoque cambios de humor, es directamente como si Alegría montara una fiesta con el resto de emociones, Ira metiera demasiado alcohol en el ponche y hasta Tristeza acabara bailando la macarena sin camiseta encima del panel de control. Todo un show titulado "Inside Out - Adult Version", que en España lo traducirían como "DesMadre a lo grande".

-Déjame entrar, por favor. - Suplicaba por décima vez.

-Estoy bien. No quiero que entres, sé que te mueres de asco. - Carol apenas pudo acabar la frase que ya estaba vomitando otra vez.

Paula frunció el ceño y los labios con repulsión. Al oírla, la opción de dejarla ahí y esperarla en el sofá se hizo muy apetecible. Aunque el sentido de la responsabilidad pudo más. Carol estaba sufriendo por algo que era la ilusión de ambas. No tienes que gestar para ser madre o padre, pero sí estar cuando te necesitan. Volvió a mover el pomo de la puerta.

-¿Se puede saber desde cuándo tenemos un pestillo en la puerta del baño? - volvió a intentar abrir. - ¿Desde cuándo tenemos puerta en el baño? -preguntaba casi que para sí misma. - Vah amor, abre. Podré soportarlo... - escuchó la cisterna y a los pocos segundos un click en la puerta.

Carol salió del baño cabizbaja, con las ojeras marcadas y lágrimas en los ojos. - Ya está... - Dijo intentando sonreír.

Paula le secó los ojos con los dedos y la besó en la mejilla. La miró ladeando la cabeza con un poco de pena.

-No estoy llorando, es por las arcadas. Estoy bien. - Intentó tranquilizarla. - De verdad. - Volvió a sonreír, más convincente esta vez.

-Ya pero me tienes que dejar estar contigo, tendré que empezar a soportar ciertas cosas ¿O te piensas que el bebé se encerrará en el baño a vomitar? Pues no, se va a vomitar encima, vomitará en su cama, me vomitará la ropa, incluso... - tuvo que tragar saliva del asco. - en la cara... - volvió a tragar.

-Mírate, que no puedes ni decirlo. Si te puedo ahorrar algo de sufrimiento al menos hasta que nazca...

-Pero yo no quiero que me ahorres nada, yo te quiero cuidar. Y si para eso me tengo que aguantar el tremendo ascazo que me da, pues me aguanto.

-Y yo te digo que no tienes que aguantar nada por ahora.

Ambas seguían hablándose abrazadas en la puerta del baño.... Forcejeaban por ver quién debía cuidar más a quién.

Paula pensaba que debía ser ella, quería esa responsabilidad, ese deber. Quería sentirse parte del proceso y tener un papel en él. Ya que todo el cuerpo de Carol trabajaba en su conjunto para crear y hacer crecer esa vida, ella quería utilizar su cuerpo y alma para cuidar de ambos y darles todo lo que necesitaran. Sabía que eso requería sacrificios y el primero era afrontar su fobia.

Desde que Paula estuviera muy agobiada los meses de verano, Carol empezó a sentirse culpable. La decisión de ser madres había sido mutua pero fue ella quien lo sugirió, o pidió, primero y no podía quitarse de encima la sensación de que había arrastrado a la rubia. Se planteaba si le había pedido demasiado, si tendrían que haberlo hablado más, si estaría realmente preparada. Se planteaba muchas cosas pero ahora ya no había marcha atrás, así que intentaba compensarla alejándola de la parte más amarga de la dulce espera. Pero lo único que conseguía es que se sintiera apartada.

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