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Iba morir, no sé cuantas botellas llevaba.
Fernanda me jalaba por todos lados yo solo la seguía mi cabeza estaba en otro mundo, estaba mareado, borracho, eso estaba seguro.

Mientras Fernanda me empujaba, buscaba aún con la mirada a ese chico, no sabia nada de él, pero me llamaba la atención.
No podía creer que me preocupaba más de ese chico antes de lo que los padres me puedan decir por no estar en casa.

Saque mi celular le eche una ojeada, 10 llamadas perdidas de mis padres, los dos, y eran casi las 3 de la mañana.

Mierda

Estaba perdiendo la cabeza buscando a ese chico, debería dejar de hacerlo, y buscar una excusa para mis padres.
Mire a Fernanda, conversaba con Klohé, Alejandro y Mauricio.

-Oye- la llame -Saldré un rato, necesito fumar un cigarrillo- ella asintió.

La verdad era que llamaría a mi hermana para decirle donde estaba, pero no quería decirle.

-¡Oye!- me llamo ella, volteé para mirarla -Ten cuidado- asentí riendo ¿tan peligroso era ese chico?.

Salí supurando, saque mi teléfono y llame a Brunella.

-¿Dónde mierda estas?- preguntó ella.

-En una fiesta- empece a caminar.

-Deberías estar en casa, ahora, Noah.

Pero no respondí, mi corazón empezó a palpitar más rápido, tragué saliva, estaba... Asustado.

-Pues se acabo, nene- dijo el chico.

-¡Noah!- gritó Brunella en el teléfono.

-¡Porfavor!- dijo el otro joven -¡Dame más tiempo!¡Conseguiré el dinero!- rogó.

-Au revoir.

Lleve mi mano por impulso a mi boca ¿qué carajos había pasado?.

-¡Noah!¡Qué fue ese sonido!- Brunella me saco de trance.

No quería que nada de esto pasara, pero el destino me trajo hasta aquí, yo solo quería divertirme y olvidarme de esta vida de mierda.
Bien, trate de calmarme y ver realmente que había pasado, pero mirar al chico hacia que mi corazón se detuviera, ese chico lleno de ese líquido rojo oscuro que salía desde su cabeza, me retorcía.
No respiraba, ni me movía, mucho menos hacia caso a la voz aguda del teléfono, mi mano seguí en mi boca ahogando mis gritos de desesperación.
Todo lo que podía hacer era maldecir este momento, dios, esto es una mierda.

-Estoy bien- susurre y colgué.

Pase entre los árboles para pasar desapercibido, pero mi destino es tan jodido que apenas di vuelta, pise una rama, trágame tierra.
Quería hablar y decirle que no vi nada, que recién salía... No sé que era ciego, pero no funciono.
Vi como hablaba con sus amigos y ellos se fueron en el momento justo donde él se acercaba.
Quería correr, gritar, pero no podía arriesgarme a morir.

Mierda

Él llevo su brazo en mi cintura, me quede sin aliento cuando mi cuerpo termino sobre su hombro, todo paso tan rápido, no sabia ni siquiera donde estaba, él me tiro en el asiento copiloto en lo que creo era su coche.
Estaba asustado, no, estaba aterrorizado.
No sabia que hacer, estaba paralizado, asustado, en estado de shock.
Empece a buscar alrededor del coche algo que pudiera atentar con mi vida, un cuchillo, un rifle, no sé una bomba, pero no había nada, suspire aliviado, pero justo lo vi entrando en el asiento de chofer.
No parecía contento.
Entonces empezó a conducir, mirando fijamente donde estaba, entonces me puse pálido del susto.

-¿Dónde mierda me llevas?¿me vas a matar?... Por favor no, oh Dios mío... No quiero morir...

-¡¿Te puedes callar?!- su voz estaba amarga y mejor me quede callado.

Empece a morder mis labios, jugaba con mis manos, estaba asustado.

-Hm- susurre -Mira Brother no sé cual será tu nombre, siento meterme en donde no me llaman, pero es tarde y debo regresar a casa ¿entiendes?, mis padres me van a matar, literalmente.

Él solo empezó a reír, ¿quien en santo criterio reía en un momento así?.

-¿Qué es tan gracioso?- pregunté.

-Tú.

Una sonrisa en sus labios cuando me miro, luego regreso su mirada a la carretera.

-¿Yo?¿en qué sentido?- preguntó rascándome la cabeza.

-Estas en el carro de un asesino y lo único que piensas es en... Meterte en problemas con tus padres?

Me miro, toda su atención estaba en mi, eso me intimidaba.

-Mira siéndote sincero mis padre asustan más que tú, por otra parte lo que hayas hecho, debías tener tus razones y no me preocupa, y no me importa el tiempo que siga vivo pero debo llegar a casa, aún no soy mayor.

-¿Sabes? Eres un chico confuso.

Se rió mirándose en el retrovisor, otra vez.

-Tú no eres todo lo contrario que digamos.

-Ni siquiera me conoces- dijo serio.

-Fui testigo de lo suficiente contigo- respondí.

-¿Has odio hablar de mi?- preguntó.

Antes de emborracharme Fer me contó algo sobre él, solo que era peligroso.

-Algunas cosas- respondí.

-¿Tú les crees?- preguntó con los labios fruncidos, mirando a la carretera.
Él mantuvo su mano derecha sobre la parte inferior del volante, ya que su brazo izquierdo colgaba de la parte superior, metió su mano derecha en el bolsillo de su chaqueta de cuero.

-No- respondí y era verdad, no juzgaba a las personas.

-Bueno- saco un paquete de cigarrillos, empezó a fumar -Sé que la verdad es mucho peor- soplo un anillo perfecto de humo.

RISQUÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora