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FINAL





NOAH


Era verdad, tenía tres semanas de estar embarazado y aunque es muy peligroso, porque no existen muchos casos así, no es imposible. Estaba feliz mientras veía mi barriga, que, aunque no crecía todavía, quería tenerlo o tenerla en mis brazos de una vez.

-Tomara tiempo- respondió una enfermera mientras me veía -Y todo saldrá bien. ¿Dónde está el otro papá? – preguntó mientras acomodaba la almohada.

Y ahí estaba el dilema, como decirle a Jacob. Tenía miedo de su reacción, y aunque no podía moverme de la cama, por el momento, tenía que hacerlo. Vi como Matt entraba por la puerta.

-Te darán de alta hoy- respondió él, había estado una semana en este hospital desde que Matt me contó la verdad, y no aguantaba para irme de una vez, odiaba la comida. -Y tendrás doctoras que me cuidaran todo el día.
-Papá Matt- lo llamé, él empezó a guardar mis cosas en una maleta que había traído. - ¿Le tengo que decir a Jacob?

Él me miró algo triste. El caso de Jacob sería muy difícil de afrontar. Y aunque debía decirle, aún estaba en duda.

-Ese es un tema complicado, Noah- respondió mi padre -Y aunque Jacob estaría feliz con la noticia, debes pensar en él también. ¿No querrá estar él aquí cuando su hijo, o hija naciera?

Y conociendo a Jacob, él sería capaz de hacer todo lo posible para escaparse de la cárcel, y ver el nacimiento de su bebe, eso sí, estaría feliz con la noticia primero.

-Aunque aún tienes tiempo para pensarlo- respondió Matt tomando la maleta -No te apresures.


TRES MESES DESPUÉS



NOAH



Tomé un poco del jugo de naranja que tenía en la mano cuando la puerta sonó. Miré a Noah descansando en el sofá, con sus manos en su barriga, un poco hinchada. Y me abrí la puerta. El vaso de vidrio cayó automáticamente al piso al ver a la persona que estaba atrás de la puerta. Ella me sonrió un poco.



-Hola, Matt- y cerré la puerta.



Respira, Matt. Respira.



Sé que estoy loco pero esto era demasiado. Ahora veía fantasmas. Entonces, la puerta volvió a sonar. Cerré lo ojos mientras me tranquilizaba.



Carolina estaba viva, Noah lo había dicho. Ella tenía a Kyle, eso también lo sabia. Pero no estaba listo para verlas aún, y menos en esta situación.



-Pa, Matt- habló Noah desde el sofá, sobándose lo ojos. - ¿Quién era?- suspiré y tomé la perilla de la puerta sin responder a Noah.



Carolina, y Kyle en la puerta. Ambas sonrientes otra vez, mientras yo estaba petrificado otra vez. Noah corrió hacia ellas con la poca fuerza que tenía y otra vez mi cabeza estaba a punto de explotar.



NOAH

Palabras, lo poco que significan cuando es un poco tarde. Tenía una pequeña carta escrita a mano dentro de mi bolsillo, doblada en cuatro.


Cuando me ponía de perfil, podía ver mi barriga crecer un poco. Cumplía tres meses y una semana. Me senté en la cama, mientras me ponía un abrigo. Observé otra vez mi barriga, y sabía que sería una linda niña, lo presentía. Tomé las llaves y salí de mi habitación, iría a ver a Jacob.

Subí a mi auto, y maneje hasta prisión. Hoy sería mi primera, y ultima visita.

Sé que esto puede sonar mal, pero no estaba listo. No tenía la manera de decirle a Jacob que sería padre, y mantenerlo lejos de ellos por diez años. Y aunque llegaría el momento, este no era. Él debía preocuparse por otras cosas ahora, estar en la cárcel no era algo bonito. Y aunque parezco una persona mala por lo que estoy haciendo, y que me merezco el infierno. Me estoy poniendo en el lugar de Jacob, y sí, creo que estaría muy feliz con la noticia, pero que estaría destruido el saber que no estaría con ellos durante diez años.

Al llegar, estacioné el auto, y agarré la carta con fuerza. No pensaba quedarme mucho. Un oficial me guió entre las rejas hasta un pequeño cuarto, en donde esperé un poco sentado. Estaba decidido, tenía que continuar, y no encadenar más a Jacob.

Y entonces lo vi, después de escuchar como la puerta se abrió. Él estaba de pie en la puerta, con un poco de barba, y su mirada azul, con un semblante triste. Tomo la silla frente de mí, y tomo asiento entrelazando sus dedos.

-Hola- me saludó, yo tragué saliva, sería más difícil.
-Hola- respondí, y suspiré.
-Sé a qué vienes- respondió Jacob, mirando sus manos -Y aunque yo te diga que no, será tu decisión.
- ¿A qué te refieres? – pregunté.
-Vas a terminar conmigo- habló él alzando la mirada, otra vez esos ojos azules -Aunque nunca hubo nada, yo...
-Nunca hubo nada- hablé cortándolo.
-No, Noah- habló Jacob -Te esperé más de quince años para que llegaras a mi vida, te vi desde que eras un niño, sí que hubo algo, algo fuerte- entonces sus ojos se llenaron de lagrimas, era la primera vez que lo veía de esa manera -Y aunque no soy una persona perfecta, te amo, y aunque tú no lo quieras aceptar, no lo dejaré de hacer.
-Esto es imposible, Jacob- respondí -Tú y yo.
-Encontrar a tu hermana también era imposible, y mira lo que paso- respondió Jacob -Pero no te voy a detener, Noah. Tú estás libre y yo no- me señaló con el dedo -Ahora quiero que vivas tu vida como siempre lo has hecho.
-Jacob...- hablé.
-No, Noah- habló él -Es hora de nuestro adiós, quiero que conozcas chicos, que salgas, que folles con muchas personas, que salgas a fiestas, que escribas un libro, que viajes, no que me esperes – él se había puesto de pie, y me miraba llorando -Quiero que te vayas y no vuelvas más.

Me puse de pie, y saqué la carta, la puse en la mesa, y salí de allí. Tenía el alma destrozada. Mis ojos estaban húmedos, y me quemaban las manos. Tal vez pedí por mucho, no lo sé. Empecé a correr asustado, corrí hasta llegar mientras los recuerdos de nuestro viaje, los hoteles, en la casa de papá. Entré al auto, mientras mi memoria se llenaba de imágenes con Jacob y yo de personajes principales.



Grité, golpeé el timón. Sonó la alarma del auto, y volví a gritar mientras lloraba. Lloraba porque tal vez, solo tal vez, pudo existir un final feliz para ambos, pero no fue así. El tiempo no volara, los diez años pasaran, y yo seguiré buscando mi propio yo en todo este desastre. Miré el asiento del costado, yo tenía su chaqueta, la llevé a mi rostro, el olor a Jacob era el único recuerdo que me llevaré de él, porque den por hecho, nunca más lo volveré a ver.

JACOB

Noah no me merecía, no se merecía la vida que yo le daría. Y aunque me haya dolido el dejarlo ir, era la mejor opción. Yo estaba encerrado, y no quería llevarlo conmigo en esto. No quería que se sintiera encerrado como lo estaba yo. Y sé que lo lastimé, pero fue la única manera de que él entendiera.

Pensé dos veces antes de tomar o no el papel de la mano. Y caminé a mi celda otra vez junto con otro guardia. Entré mientras veía como cerraban la reja, y me senté en la esquina de mi celda, tomé un encendedor y alumbré un poco para leer la pequeña carta.

Palabras, lo poco que significan cuando es un poco tarde.
En sueños, camino hacia ti en una cálida conversación.
Y aunque los dos despertemos en camas solitarias, en diferentes lugares, el tiempo será suficiente para olvidarte. Aunque no quiero.

Me hiciste sentir diferente, tú eres diferente. Y aunque todos te señalan de malo, sé que no eres así. Tienes tus demonios, pero, todos se parecen a mí.

Distancia y tiempo. Ruptura y silencio. No te volveré a ver, eso está decidido. Pero nada dice que no te extrañaré.

y aunque esté lejos, estarás cerca de mí siempre, porque te llevo dentro de mí. Mi corazón arde al saber que no volveré a tocarte, o besarte. Pero así fue el destino.

Me vi en medio de la sala, con mi traje de gala, esperándote, aunque sé que nunca llegaras, mientras todos se iban.

Que amor tan triste, hermoso y trágico.

Mis lagrimas caían manchando el papel. Todo estaba perdido, no había marcha atrás. Noah seguiría su vida, y yo seguiría la mía.

Mi amor por él nunca terminará, y espero que mis palabras no se vayan como las cenizas de esta hoja de papel quemada.












Quiero agradecer a todos los seguidores de esta novela, fueron 5 años. Me encanto escribir, e imaginar cada capítulo, y aunque todo sea ficción, siempre hay algo real en nuestro corazón. Tengan unas lindas fiestas, y nos estaremos leyendo en próximas obras. Los quiero, adiós, estaré leyendo sus comentarios

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