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Después de lo que parecieron horas en el coche con este chico, perdón Jacob, llegamos a lo que se suponía él me invitaría a comer.

Bunby's

Me reí por lo bajo, venia a este lugar cuando era pequeño con Benjamin, mi padre, era un lugar tranquilo, solitario, donde no nos perseguían los paparazzis ni cosas así.

Me desabroche el cinturón de seguridad y mire a Jacob, él había apagado el coche pero no se movía, ¿entraríamos o no?, me quede mirándolo un rato hasta que al parecer sintió mi mirada.

-¿Qué?- preguntó él.

-¿Nos vamos o que?.

-Sí- respondió él.

Él jalo la llave de su coche y abrió la puerta, su cigarrillo estaba colgando entre sus labios.

Abrí la puerta con cautela no quería caerme, no otra vez.

Él jalo lo ultimo de su cigarrillo y lo voto al piso mientras empezaba a caminar.

Rodé los ojos y recogí el cigarrillo, me acerque a un tacho de basura, el más cercano, para todos los fumadores, voten sus su bala en un tacho de basura por favor.

Regrese mi cuerpo para entrar al restaurante, vi que Jacob me miraba extraño, solo sonreí mientras lo alcanzaba.

Una vez que llegamos al interior, comenzamos a caminar a la parte posterior del lugar cuando su cuerpo chocó con otro que causo que me golpeara con su espalda. Gemí, frotándome la frente.

-Mierda...

Me quede callado cuando empece a sentir que el ambiente se ponía algo tenso, había un tío frente a nosotros.

Era un poco más alto que Jacob, cabello negro y ojos verdes muy claros, tenía algo de músculo, pero sí unos hermosos brazos muy fuertes.

Mire a Jacob y luego al tío, la tensión se sentía.

-Risqué- dijo el hombre -Un gusto verte aquí.

-Ahora no.

Jacob tenía la voz fría, dura, pase saliva, mis brazos se pusieron piel de gallina.

-¿Cuándo entonces?¿Cuándo tu banda de drogadictos estén comiéndote el culo?.

Él se acercó a Jacob, Jacob enderezo su postura, carajo.

-Tú más que nadie sabes que te puedo romper el culo ahora- Jacob rió.

Empezaron a decir cosas y palabras que creí no existían hasta ahora, luego el hombre salió golpeando el hombro de Jacob.

Jacob respiro profundo y me tomo del brazo, sentándome en la mesa más lejana a la puerta.

-¿Quién era?.

No sabia si había hecho bien en preguntar o que pasaría ahora, no quería alterar sus nervios.

-Alguien con quien negocie.

Me mordí el labio levantando la mirada, había una hermosa chica parada frente a nosotros, rubia, con buenas tetas y un trasero muy grande.

-¿Qué tal?¿Podría tomar su orden?.

La chica, Maritsa, como decía en su placa, le sonreí.

-Dame unas papas fritas y una hamburguesa por favor.

Jacob se rió entre diente, yo lo mire con cara de pocos amigos, calmo su risa rápidamente miro a la camarera.

-Dame unas papas rizadas y una hamburguesa de queso con huevo.

RISQUÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora