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    La noche llegó en pocas horas, y nosotros seguíamos en el auto de Jacob, buscando algún lugar donde pasar la noche.

-Fue mala idea venir aquí- respondí rendido, sin encontrar un hotel para descansar.
-Encontraremos un hotel, tranquilo- me tranquilizó Jacob -O podemos dormir en el auto.

Yo solo reí ante su comentario, no sería mala idea dormir sobre él en un auto. Aunque seguíamos en camino, la noche se volvía más oscura, y difícil de seguir con nuestro viaje, solo con un par de luces, y ya estábamos en la carretera.

-Mira- dije Jacob sacándome de mis pensamiento -Ahí, un hotel. ¿ves? - dijo sonriendo, yo suspiré en alivio.
-No sé eso para quien será buenas noticias- respondí en forma de broma, él solo sonrió.

"Hotel Brooklyn" – raro nombre.

Jacob estaciono el auto, y bajo del él, justo un segundo después que yo lo haga. Nos acercamos a la recepcionista, y ella nos sonrió.

- ¿Puedo ayudarlos? – preguntó ella.
-Sí- yo asentí -Un cuarto para dos.

Ella chequeó en un cuaderno para ver las habitaciones disponibles, miré a Jacob, él estaba viendo el hostal. Era de esos que están en medio de la carretera, en forma de U con el estacionamiento en el medio de todos los cuartos.

-Cuarto 205, subiendo la escalera- yo asentí tomando la llave y pagándole.

Subí las escaleras, Jacob me siguió, busqué el cuarto, y cuando lo encontré abrí la puerta.

-Bienvenido a nuestro nidito- hablé riendo, Jacob solo abrió más la puerta y encendió la luz.

Habían dos camas pequeñas, separadas por una pequeña cómoda, con una lampara en el medio. La luz era amarilla, y daba un toque rustico.
Vi como Jacob se sentaba en una cama, y se sacaba las zapatillas. El televisor era pequeño, y al parecer no había cable, porque cuando lo prendí, no había señal.

-No esperabas un Smartv- soltó Jacob - ¿O sí?

Yo solo negué con la cabeza mientras entraba al baño, tenía un montón de llamadas perdidas por parte de mis dos padres, y de Brunella. Estaba aterrorizado, les había robado, y estaba en búsqueda de una persona que no conozco. Sí, estaba aterrorizado. Me saqué el polo que tenía y abrí el lavadero. Me lavé la cara varias veces, soplándome la nariz, tomé una pequeña toalla, y me sequé, miré el espejo. Estaba descuidado, y tenía la mirada cansada.
Pude ver por el espejo, que no había cerrado la puerta, y Jacob estaba juntando las camas. Ese hombre siempre pensando con el pene.

Me saqué las zapatillas y el jean, descalzo y solo en bóxer entre al cuarto, dejando mis cosas sobre una pequeña silla. Jacob me observo de abajo a arriba.

-No pensé que sería tan rápido- habló el chico, quien tenía una pequeña hierba en la mano, y la estaba rompiendo en pedacitos sobre un papelito.
- ¿Qué es eso? -pregunté, aunque sabía que era.
-Marihuana- respondió él sonriendo - ¿Nunca has probado hierba?

Yo negué con la cabeza, nunca había consumido alguna droga en mi vida, y ver una tan de cerca me da escalofríos.

-No tengas miedo- respondió Jacob, por mi cara -No te haré daño, y no te daré, si no quieres.

Lo pensé unos minutos antes de responder. Sería una nueva experiencia, y pues, estoy en el medio de la nada, junto a un chico, buscando a mi hermana desconocida.

-Creo que un poco de eso me caerá bien.

Jacob solo sonrió, mientras hacia un pequeño espacio en la cama, para que yo pudiera sentarme a su costado. Miré como lo ponía en pequeños pedacitos sobre el papelito. Tomé un pedazo de bolita en mi mano, y lo olfateé un poco.

-Eso se llama cogollo*- respondió Jacob -Eso se separa, y se pone dentro de una rila** para poder fumarlo- yo lo quedé mirando -Es como si fuera un cigarrillo.

Él empezó a cerrar la rila en forma de un cigarrillo, y con un poco de baba en su dedo. Y al parecer ya estaba.

-Harás lo mismo que yo hago- habló él.

Vi como metía la rila entre sus dientes, como un cigarrillo, exactamente, y después lo prendía con el encendedor, pero a diferencia del cigarrillo, Jacob mantenía el fuego, mientras absorbía ele humo de la plata por unos segundos. Cuando termino, carraspeó un poco, y luego suspiro, dándome la rila a mí.

-Tu turno- tomé la rila entre mis dedos, y los dirigí a mis labios - ¿Listo? – preguntó Jacob observándome. Yo asentí.

Jacob acerco el fuego a la rila que tenía entre los labios, y absorbí tal cigarro el humo, dándome un saber amargo y dulce a la vez en mi boca, sentí que raspaba un poco mi garganta, y luego lo boté, por la nariz, porque me creo un experto en eso. Y así, continué, uno, tras otro y otro. Riéndome de Jacob, y él burlándose de mí, terminaba encima de él, sentado en sus piernas, o simplemente al otro lado de la cama, a punto de caerme por la risa, pero él me agarraba, hasta que sentí su lengua en mi cuello.

Estaba medio desnudo, y drogado junto a Jacob. Mi estado no ayudaba mucho en ese sentido, yo solito, me puse encima de él, sin tal cual como estaba, solo en bóxer. Sentía su mano invadir mi bóxer para tocar mi trasero. Con la poco conciencia que me quedaba, respondía sus besos en mi cuello, con pequeños gemidos, o tal vez gritaba, no lo sé. Solo sé que hubo un momento en donde puse mis manos en su pecho para yo poder besar su cuello, y escuché pequeños susurros de parte del ojiazul. Baje mis manos hasta su pantalón, ya que Jacob solo estaba con su jean puesto. Metí mi mano derecha dentro de su pantalón, tocando un miembro durísimo y muy caliente.

-No hagas eso si no vas a continuar- su voz era gruesa.

Alce la mirada para poder ver esos ojos oscuros y llenos de lujuria de parte de Jacob, y junté mis labios con los de él, metiendo mis manos entre su cabello. Sentí sus manos abrazando mi cintura pegándome más hacia él, si eso fuera posible. Sus dedos gruesos jugaban dentro de mi bóxer, los cuales había desaparecido, pero mi conciencia no estaba ahí, y él debió darse cuenta, por solo duramos unos minutos así, antes de que yo cerrará los ojos, y quedará automáticamente dormido.

La noche fue corta entre los dos, al abrir mis ojos, pude ver la espalda de Jacob, llena de lunares, y muy fuerte. Pase mis dedos lentamente, contando los lunares de su espalda, sin querer levantarlo, pero a los segundos de tocar su espalda, él dio la vuelta sonriendo. Solo estaba la luz del sol, que quería entrar entre las cortinas de ese pequeño cuarto, era lo único que nos iluminaba, por lo menos, el rostro de ambos.

Yo le sonreí, como nunca lo había hecho, y él respondió, su brazo me jalo hacia él, quedando más cerca. No quería hablar, porque aún no me cepillaba los dientes, y probablemente tenía mal aliento.

-Bueno días- susurró Jacob muy cerca de mi oído, dando un pequeño beso en mi mejilla.
-Buenos días- respondí rindiéndome a no hablar.

No sabía si debía tocar el tema de ayer, era imposible que se haya olvidado, yo siendo un principiante en eso, me acordaba, que va a ser de él. Pero al parecer no era el momento.
Vi como Jacob se levantaba, y se estiraba frente a la luz del sol, y abría un poco la ventana.

-Tenemos un viaje largo- habló él mientras se metía al baño, recordé por qué estábamos ahí.

La estaba pasando tan bien, que con un pequeño quejido me levanté de la cama, para ir al baño. Vi que Jacob estaba dentro de la ducha, así que me cepillé mientras lo esperaba. Él salió de la ducha con una toalla amarrada en la cintura, el cabello despeinado, y mojado, su piel tornaba un color mate, y claro.

-No debiste esperar- comentó el ojiazul -Debiste entrar a bañarte conmigo.
-Idiota­- respondí empujándolo a un lado, y entrando a la ducha.
-Te quiero también- gritó él en forma de sarcasmo, pero esas palabras me sacaron una sonrisa.

Salimos del hotel y subimos al auto de Jacob. Seguimos con nuestro camino a California, buscando algún pequeño restaurante para poder comer algo. Mi celular volvió a sonar, y vi la llamada entrante, era de mi padre. Miré a Jacob, él estaba concentrado en la carretera, y en su cigarrillo. Yo abrí la ventana del auto, y entro un poco de aire, aunque no hacía frío, y tiré el celular por la ventana.

A unos cuantos kilómetros más, encontramos un pequeño pueblo, donde había un pequeño restaurante, y un banco. Jacob dejo el auto en un taller, para que le den un pequeño mantenimiento, y le pongan gasolina.

-Espérame dentro del restaurante- hablé, él me miro confuso.
- ¿Dónde vas? – señale el banco con el dedo, él asintió.
-Pídeme un late y unos panqueques con miel.

Jacob asintió, y regreso a lo que estaba con el señor del taller, y su auto. Caminé hasta le banco, y me acerqué a una ventanilla, y le sonreí a la chica que estaba ahí.

- ¿Cómo puedo ayudarlo joven? – preguntó ella, mientras me tomaba atención.
-Un lapicero, por favor- pregunté, y ella me lo ofreció, pero me miraba muy de cerca.

Yo escribí la cantidad de dinero que necesitaba en el cheque, mientras me sacaba la mochila de la espalda. Ella seguía mirándome, un poco extraño.

-Quiero cobrar este cheque- respondí.
-Oh- habló ella -Claro.

Entonces vi como escribía un par de cosas en su computadora, y luego recibió mi cheque.

-Es una cantidad grande, -habló ella mirándome -Necesito la contraseña de emisor.

Yo suspiré, y pensé dos veces lo que estaba a punto de hacer. Y miré otra vez a la chica.

- ¿Dónde la escribo? – pregunté, ella me sonrió.

Ella estiro su teclado hasta donde estaba y escribí la contraseña de la cuenta de la familia, cuatro dígitos que marcarían mi vida.

M-B-B-N

Ella dio un pequeño grito de alegría, y luego me volvió a ver un poco más sonriente.

-Usted es el hijo de Matt Pocket­­- y empezamos otra vez con eso -Sabia que lo había visto en otro lado, ¿me puedo tomar una foto con usted?

Yo asentí con la cabeza mientras sonreía, ella saco su celular casi al instante, y disimuladamente, se tomó una foto conmigo, porque estaba trabajando.

- ¿Lo desea en efectivo, o alguna tarjeta? – yo sonreí.
-La mitad en efectivo- respondí, -La otra en una tarjeta.

Después de unos minutos de trámite, salí del banco, y pasé por el talle. Jacob ya no estaba ahí, y tampoco el auto. Puse mi mochila, un poco más fuerte en mi espalda, ya que ahí tenía una parte del dinero, y seguí caminando. Llegué al único restaurante que había en ese pueblo, el auto estaba estacionado afuera, entonces, entré y busqué a Jacob con la vista. Él estaba al fondo comiendo una hamburguesa, yo solo reí.
Caminé hasta él, y puse mi mochila a un lado, mientras me sentaba en el sitio del al frente. Él seguía masticando, pero me miro.

- ¿A que fuiste al banco? – preguntó con la boca un poco llena.
-Retirar lo poco de dinero que me queda- mentí, pero no quería meter a Jacob en este problema. Él me estaba ayudando a encontrar a mi hermana.

Jacob alzo los hombros mientras seguía comiendo. Yo tomé mi late, que estaba un poco frio, ¿tanto me demoré?

Después del desayuno, regresamos al auto para seguir con nuestro viaje, en el auto, Jacob estaba un poco incómodo.

- ¿Quieres que yo maneje? – pregunté, él me miro ofendido.
-No- respondió, mientras sacaba un pequeño cigarro.
- ¿Por qué estas incomodo? – pregunté, él suspiro mientras encendía el cigarro.
- ¿Qué pasará si no salen las cosas como quieres? – preguntó él, regresando su mano al timón.

En realidad no lo había pensado, estaba tan concentrado en hacer esto, que no me había dado cuenta en que las cosas no podían salir como yo quería.

-No sé- respondí.
- ¿Piensas volver? – preguntó Jacob mientras seguía manejando.
- ¿A casa? – pregunté, él asintió.

Fuera del tema que mis padres podrían encontrarme así este en otro continente, no sabía que sería de mi vida. Ni si quiera sé lo que estoy haciendo ahora, y estoy jalando a alguien conmigo en esto.

-No lo sé.

Y estaba siendo sincero, tal vez mi lugar no es en New York con mis padres, tal vez mi lugar. Mientras más lejos estoy, mejor me siento, me siento más libre de todo.

- ¿Sabes que será doloroso para tus padres? – comentó Jacob.
-Y ahora ¿de qué vas? – pregunté un poco molesto. - ¿Quieres que regrese a dónde estaba?

Jacob no respondió siguió manejando, y yo cruce mis brazos. No aguantaba que la gente me dijera lo que tenía que hacer.

-No quiero volver a ese infierno de vida.
- En ese infierno me conociste.

Me quede en silencio, no quería hablar, no me sentía con ganas de hablar. Y parece que Jacob tampoco, y solo continúo conduciendo.

Alrededor de las cuatro de la tarde, Jacob paro en un Burger King, donde comprarnos unas hamburguesas para llevar y volvimos a nuestro recorrido, aún seguía molesto con él, y casi no hablábamos, más que para pedirnos servilleta, o las cremas.

-Lo siento- hablé al final, yo. Porque después de una larga carrera, y mientras comía mi hamburguesa, me di cuenta, que por parte yo tenía la culpa. -No debí gritarte.
-No debí meterme en tu vida, yo también lo siento.

Yo sonreí, y él también. Después de muchas horas veo esa sonrisa que tanto caracteriza a Jacob, él se dio cuenta y siguió sonriendo.

- ¿Por qué me miras tanto? – preguntó, mientras sonreía más grande y miraba la carretera, estaba anocheciendo.
-Eres lindo.

Y era la verdad, no podía negar el hecho de que Jacob era un chico completamente sexy, e increíblemente lindo.
Aunque ese lindo no lo decía por su rostro, o sus músculos, lo decía por él. Jacob era lindo como persona.

-Sé que soy lindo, cheri.

Y ahí se iba a la mierda todo lo que acababa de decir sobre Jacob Risqué.

Cuando nos dimos cuenta de que la noche caía, nos estacionamos en otro hotel, muy parecido al anterior para dormir. Aunque este tenía los cuartos como casitas, por una parte, de la carretera. Entramos a nuestro cuarto, y deje mi mochila en la cama. Me saque el polo, y Jacob también.
Volví a entrar a baño para lavarme la cara, quería volver a fumar marihuana, no por el hecho de estar dragado, si no, porque quería repetir lo de ayer. Quería volver a sentir la legua de Jacob por todo mi cuerpo, y quería volver a sentirme parte de él. Aunque ahora estoy decidido a hacer más, y no quedarme dormido. Pero al salir del cuarto solo vi un montón de billetes en la cama, y Jacob con los brazos cruzados.

- ¿Qué es todo esto?

Estaba en serios problemas, muy grande problemas.




*Cogollo: parte interior de las plantas.
**Rila : papel para enrollar marihuana.

RISQUÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora