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JACOB

El aire estaba frío, como muerto. Miramos un poco sorprendidos nuestro destino. Le Theater estaba ahí, observándonos. Vi como Noah bajó del auto, e hice lo mismo, corriendo casi a su lado.

- ¿Listo? – pregunté. Él me miró confundido.
- ¿Cuál sería el propósito de este ligar tan viejo y abandonado? – preguntó el rubio, yo solo negué.
-No lo sé.

Tomé su mano y caminamos por el muelle, muy viejo. Por cada paso que dábamos, sentía que el puente de madera se rompería.

-Este lugar debió ser bueno en sus tiempos- habló Noah mientras se puso de cuclillas, tomó un objeto con sus manos, y luego me lo dejo ver. Una cartera de hombre.

-Louis Vuitton- comentó Noah.

No dije nada mientras seguí mi camino, al parecer Noah se guardó la cartera en el bolsillo, y corrió detrás de mí.

-Cuidado, -hablé -El piso no es consistente.
-Tú tampoco- respondió Noah con el rostro coqueto, y empezó a correr hacia la puerta del viejo restaurante.

Corrí detrás de él, y cuando lo alcancé lo volteé para quedar frente a frente. Él se apoyó contra la puerta del restaurante, y sonrió. Tomé su cintura, y agarré su cuello con mi mano derecha para robarle un beso. Sentí las manos de Noah correr por mis abdominales, acariciando cada pequeño detalle, hasta llegar a mi pecho. Tomé las piernas de Noah, y las llevé a mi cintura, él se amarró de mí, como si fuera un pequeño Koala travieso. La fuerte que hacíamos contra la puerta, hizo que esta se abriera, y como estábamos apoyados, la fuerza de la gravedad jugó en contra de nosotros, haciendo que la espalda de Noah terminará en el piso, conmigo encima. Solo pude escuchar su pequeña risa.

NOAH

El hecho de tener a Jacob encima de mí, sobándose sus codos, por la presión de caer, era muy chistoso. Fuera del hecho, que yo recibí la peor parte. Pero un sonido a lo lejos del restaurante nos hizo ponernos de pie, automáticamente Jacob se puso en frente de mí.

- ¿Quién anda ahí? – preguntó el castaño mirando al lado oscuro del restaurante.
-Creo que no es nada- respondí caminando hacía donde había venido el pequeño sonido.
-Noah- me llamó Jacob -Regresa aquí.

Seguí caminando hasta llegar, a lo que podríamos llamar, la cocina del restaurante. Este está sucio, y lleno de grasa por todos lados. Pase mi dedo por lo que era el lugar donde se recogían los pedidos, al parecer.

- ¿Qué le habrá pasado a este lugar? – pregunté en voz alta.
-Se quemó.

He visto millones de pelicular de terror, soy fan de la mayoría de ellas. No me asusto fácilmente, pero esta vez, literalmente salte hasta el techo, y quise salir corriendo mientras gritaba, pero me quede ahí, paralizado, mientras veía esa figura acercarse a mí.

-Jacob- susurré mientras lo llamaba, él estaba igual que yo. Observando esa figura acercarse a nosotros con lentitud.

-Es de mala educación entrar a un lugar sin avisar- habló, ahora puedo decir, ella, mientras suspiraba de alivio.
-Señora, -respondí -Discúlpenos, pensamos que estaba abandonado.
-Oh, -respondió ella, sacándose la manta del cabello. Su cabello maltratado, un poco sucio, y su piel caída, nos mostraban su avanzada edad. -Este lugar esta abandonado, querido.

Tal vez debería dejar de ver American Horror Story, en este momento solo puedo pensar en Tate Langdon y que estoy en un restaurante tipo Murder House. Tragué saliva.

-No estás hablando con un muerto- habló la señora, antes de que me dé un infarto. -Vengo aquí a veces, a recordar los buenos tiempos de este lugar.

Observé el lugar. Un poco oscuro, lleno de mugre por todos lados. El olor ahora lo podía identificar, por más que hayan pasado los años, seguía oliendo a cenizas. Me apoyé a la pared, mientras Jacob se cruzaba de brazos.

- ¿No es un poco peligroso para usted, señora? – preguntó Jacob.
-No- respondió la pequeña señora -pero sí para turistas como ustedes, no deberían estar aquí, es peligroso.
-No somos turistas- respondí poniéndome derecho -Estoy aquí buscando a mi hermana.

La señora me quedó mirando de arriba abajo, como estudiándome. Su rostro brillaba un poco, y luego sonrió.

- ¿Tu hermana? – preguntó ella, mientras me seguía observando. - ¿Cuál es tu nombre, jovencito? – preguntó la señora.
-Legalmente, -respondí -Noah Qithe- su sonrisa se amplió más -Biológicamente Steve Peters.

Ella se acercó a mí, demasiado, y toco mi rostro, mis ojos se conectaron con los verdes de ella.

-Probablemente no seas de su sangre, pero tienes todos sus gestos- respondió ella -Me llamó Carolina Steward, y sé dónde está tu hermana, pero... -ella dejo de hablar, para pensar un momento - ¿Dónde está tu padre?
- ¿Conoces a mi padre? – pregunté un poco sorprendido.
-Oh, hijo mío- habló ella -Tus padres tuvieron su primera cita en este restaurante.

No sé si fue por instinto, pero miré automáticamente a Jacob, y recordé la pequeña escena que hicimos antes de entrar tan "maleducadamente" a este lugar. Solo reí por lo bajo, él hizo lo mismo.

- ¿Conoces a Benjamín, y a Matt? – preguntó Jacob, rompiendo la mirada de la señora, sobre mí.
-Oh, sí- respondió ella. -No había día que Benjamín no hablará de Matt cuando venía a darme almuerzo, ese chico siempre se mereció el cielo.
- ¿A qué se refiere? – pregunté, ella regreso su mirada a mí.
-Tu padre respiraba por Matt, vivía loco por él- respondió ella -Y al parecer se escucharon sus oraciones, y ahora tiene una familia con él.

Arrepentimiento, era lo único que entraba por cada poro de mi cuerpo. Me mordí el labio inferior por los nervios.

- ¿Le gustaría tomar un café con nosotros? – pregunté.
-En mi casa, si no fuera molestia.

Observé a Jacob con la mirada, él asintió, y yo suspiré cerrando los ojos.

-La llevaremos a su casa.

MATT

Estaba desesperado. Sabía que Noah era capaz de irse sin avisar, pero se cumplían tres días de su desaparición, y no había rastro de él. Benjamín me había comentado del robo dentro de la casa, y aunque no quería unir el rompecabezas, todo daba sentido. Vi como Benjamín entraba junto con Brunella, automáticamente me puse de pie, y abracé a mi marido.

-Todo estará bien, pequeño- las palabras de Benjamín mientras me abrazaba.

Aunque sabía que estábamos moviendo cielo y tierra para encontrarlo, al parecer estaba un poco complicado. Noah no estaba en la ciudad, y yo estoy a un segundo de perder la cabeza.

-Matt- el ojiazul tomó asiento junto conmigo, y tomó mi mano en mi pierna. -Al parecer Noah hizo un retiro de cincuenta mil dólares en un banco en un pequeño pueblo.

Mis manos fueron automáticamente a mi cabello, jalándomelo un poco. ¿Por qué Noah necesitaría tanto dinero? Mierda.

-Al parecer, Noah está el California.

Mis ojos se pusieron como plato. Benjamín rio un poco, y luego beso mi mejilla. Tendríamos que viajar a California, el lugar donde todo empezó.

NOAH

El camino a la casa de Carolina no era lejos de donde estábamos. Al parecer ahora en día, nada me quedaba lejos. Ella estaba callada en todo el camino a su hogar, solo nos daba las direcciones que debíamos tomar.

Llegamos a chocarnos con unas calles un poco maltratadas. Grafitis por todos lados. Una casa de dos pisos, de madera, lejos de las demás, esa era la casa de Carolina.

Carolina bajo del auto, con ayuda de Jacob, y mía, que tomábamos cada brazo de ella. Vimos una chica rubia correr hacia ella, y la tomó entre sus brazos.

-Nona- habló la chica abrazando a la señora. -Si regresas allá, necesitas avisarme.
-Tranquila, hija- habló ella. -Tengo invitados.

Ella solo sonrió al vernos. Jacob me miró extrañado, y miraba a la nueva persona con los ojos como platos. Ella, con el cabello desordenado, un short pequeño, una converse un poco llenas de lodo, y un polo de tiras blancas, hacían juego con la gran sonrisa que tenía. Carolina había entrado a su casa, y ella nos señaló con la mano, dándonos la entrada a su hogar.

-Me llamo Kyle, y estoy agradecida por traer a mi Nona a casa.

Mi corazón se detuvo por un minisegundo.

RISQUÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora