Me quede mirándole totalmente paralizada, notaba su peso sobre mis muslos, sus ojos asomaban entre sus mechones negros, su mirada era felina, como si estuviera viendo a una fiera hambrienta sobre su presa, un calor incesante subía por mi cuerpo, hasta mi cara que seguramente este demasiado roja
-Carlo...- dije en un suspiro -Yo...
-No pasa nada- se alejó de mi sentándose nuevamente en su sitio, yo me recompuse y le miré de mala forma
-Que se supone que ha sido eso- me levanté bastante desubicada, no entendía sus intenciones
-Cállate y siéntate aquí- abrió sus piernas y palmeo en el centro
- ¿Por qué haría eso? Idiota- según salieron esas palabras de mi boca, la tapé con mi mano rápidamente mirándole
- ¿Qué has dicho Helena? - me dijo con una ceja arqueada
-Nada- me senté de mala gana entre sus piernas
-Eso suponía pequeña- sacó una especie de regalo -Ábrelo
Lo cogí y apoyada en su pecho lo abrí, viendo mi libro, el que estaba roto, lo había arreglado, estaba como nuevo, aun con su característico desgaste
-Me sentí muy mal cuando lo rompí, no fue mi intención, bueno- sacó otro regalo envuelto al abrirlo, había el mismo libro, pero nuevo en una edición especial y única -No sabía que preferirías y pues el tuyo esta muy desgastado y compré otro
-Ósea has arreglado uno y me has comprado otro, siendo el mismo libro- levanté la mirada para ver sus ojos muy atentos a mis movimientos
-Si, el que no quieras, me gustaría tenerlo yo- le miré arqueando una ceja con gracia -Me gusta la historia, quiero terminarla, me quedé en una parte muy interesante
-Bueno entonces quédate con el mío, como si fuera un regalo
-Pero es tuyo Helena
-Bueno y todo esto- dije señalando alrededor -Es tuyo
-Bueno y todo esto- cogió mi mano señalando todo, incluso a él mismo- Es tuyo pequeña- mis mejillas se pusieron rojas
Me sentía demasiado bien con él, notaba los latidos de su corazón en mi espalda, también podía apreciar la buena forma física que tenía
-Además- se separó de mi un momento poniéndose de rodillas delante de mi -Quería decirte otra cosa- de su bolsillo sacó una pequeña cajita - ¿Querrías casarte conmigo Helena?
Yo me quedé asombrada mirándole con la boca abierta, sus ojos estaban titilando debido al nerviosismo, realmente esta esperando una respuesta sincera
-Carlo... apenas nos conocemos y no tenemos una relación como tal...- no sabía que decir que hacer- Ni siquiera nos hemos besado y ya me voy a convertir en tu esposa, en una reina y eso realmente me aterra
-Helena, te conozco desde que tengo 10 años, desde tu presentación a la sociedad, te veía en cada baile y siempre te veía triste, sola, callada y eso me partía el alma en pedazos, siempre que iba veía esos ojos tan azules, apagados, ni siquiera me miraste alguna vez, siempre estabas ensimismada, pasaron los años y las pocas veces que no te vi apagada, fue cuando leías este libro, eras tan pequeña y ver cómo te trataban se me hacía insoportable y cuando en tu palacio tu padre te levantó la mano quería matarlo
-Carlo...- tenía algunas lagrimas cayendo por mi cara, él tenía los ojos cristalizados
-Helena, déjame cuidarte, no tienes que corresponderme, solo quiero protegerte y darte una vida buena y que seas feliz, eso es lo único que quiero, así que por favor déjame quererte
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En los brazos del Rey
RomantikSiempre me enseñaron a estar callada y recta detrás de mis padres y que nunca interviniera en sus asuntos, incluso si esos asuntos eran mi futuro Yo no era nada ni nadie, mis padres eran unos reyes, crueles con todo el mundo incluso con su unica hij...