Me quedé mirando estupefacta al hombre que me tenía agarrada, pero extrañamente nunca me habían protegido de esa manera, aunque ahora mismo para él solo seré la criada, me han vendido
-Es mi hija, puedo hacer lo que quiera con ella, vigila tus palabras niño
- ¿Le recuerdo porque estoy aquí? O quiere que se lo recuerde delante de todo el mundo
Mi padre se quedó callado mirándome con odio
-Carlo tenga cuidado con lo que hace o dice
- ¿Me está amenazando? - dijo levantado una ceja
-No Rey Carlo, jamás le amenazaría, solo le digo que puede pasar algo
-Esta bien, Helena dame la mano, yo la agarré con curiosidad
Me ayudó a moverme y nada mas entrar en el salón de baile me sentó en una silla mientras el permanecía a mi lado
-Anthony cuídala- el chico que antes había visto mi herida vino junto a mi y me curo la herida con cuidado, dándome una sonrisa cálida
-Tranquila el Rey Carlo se encargará de todo-
Carlo se acercó a mi al ver la herida su cara cambió, yo le cogí del brazo haciendo que volviese a mirarme, estaba tan agobiada que las lágrimas resbalaban por mi cara, haciendo que mi maquillaje se estropeara, al verlo puso su mano en mi mejilla, intentando quitarme las lágrimas, pero al hacer eso, quito el maquillaje dejando a la vista rastro de los moratones, me miró directamente a los ojos y eran tan intrigantes; pero a su vez me decían tanto, estaba totalmente furioso
- ¡Atención todos! Quiero decir unas palabras, el rey Alejandro nuestro anfitrión- mi padre entró rápidamente a la sala -Acaba de vender a su hija como criada, miradla, esta llena de heridas moratones de su propia familia, desde hoy mi reino y todos mis aliados, rompen cualquier acuerdo, trato o relación con este reino
-No puedes hacer eso, no tienes motivos
-Si lo tengo, el maltrato de la futura Reina de Quimera- me quedé pálida mirándole como que reina, yo no era una reina y menos de Quimera uno de los reinos más fuerte de los continentes, dicen que su rey es aterrador y tenaz y por lo que veo es real, yo cada vez estaba más saturada... mis lágrimas caían cada vez más fuerte, apenas podía respirar -Si se hace algo más en contra de su vida o su bienestar, le declararemos la guerra
-Se supone que mi hija era una ofrenda para alianzas no una posibilidad de guerra
-Tu has hecho que esto suceda así, tu reino y mis reinos no van a tener ningún tipo de contacto estas aislado Alejandro y en este mismo momento nos vamos- se acercó a mi y lentamente me agarró en brazos pues apenas podía caminar con mi pierna malherida -Tranquila no volverá a pasarte nada- me miró con esos ojos tan misteriosos, era como mirar una neblina densa en mitad de la noche
-Están los carruajes preparados mi rey- apareció Anthony a nuestro lado
-Bien vamonos- se giró para caminar conmigo hacía la salida del palacio
- ¡No puedes irte, no puedes romper nuestro trato!
-Tú me entregabas a tu hija en matrimonio, y a mi futura mujer la protejo, así que voy a hablar con todos aquellos con los que tengas relación para romper cada trato que hayas hecho, empezando por los nuestros
-Pero tu hiciste un trato
-Por eso mismo mi trato era que ella viniera conmigo, y lo que es mío lo cuido y protejo, así que apártate escoria
Salió conmigo en brazos y me montó en uno de los carruajes a su lado, o había permanecido todo el tiempo en silencio, llorando sin apenas poder respirar, viendo como a este hombre al que no conozco, me cuida y protege de mi propia familia, se sentó enfrente de mi y a los pocos momentos empezamos el viaje a lo que supongo será mi próxima vida
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En los brazos del Rey
RomanceSiempre me enseñaron a estar callada y recta detrás de mis padres y que nunca interviniera en sus asuntos, incluso si esos asuntos eran mi futuro Yo no era nada ni nadie, mis padres eran unos reyes, crueles con todo el mundo incluso con su unica hij...