O N C E

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Estaba tan cansada, había dormido bastante mal, aunque Carlo estaba a mi lado intentando tranquilizarme, solo tenía pesadillas una y otra vez con las palabras de su madre, Carlo solo me abrazaba ya acariciaba tranquilamente intentando que me volviera a dormir y así durante toda la noche, me levanté totalmente agotada, me fui arrastrando los pies hasta el baño para lavarme la cara con agua fría, estaba con el estado de ánimo en negativo, volví a meterme en la cama mientras Carlo me miraba

– ¿Vas a volver a meterte en la cama? – se acercó a mi para destaparme la cara

– Si...

– ¿Quieres que te lleve a nuestra cama? – me acarició con ternura la cara

– Por favor– me destapó para agarrarme en brazos

Yo no despegue la cabeza de su pecho en todo el camino, oía más pasos a mi alrededor; de los guardias y de Anthony preguntando por mí, por mi bienestar, despegué la cara cuando escuché que cerró la puerta, me tenía agarrada en brazos sin separarme de él, con cuidado me tumbó en la cama y volvió a taparme mientras me acariciaba la espalda, yo estaba en posición fetal debajo de todas las mantas, mi pecho se encogía sobre sí mismo

– Tengo que ir a la oficina, tengo reuniones y papeleo, vendré a verte durante todo el día ¿Estas bien? – me acaricio con cariño el pelo

– Si, solo me duele la cabeza– mentí, pero no quería preocuparlo

– Diré que te traigan un té de melocotón y el desayuno– me besó la cabeza

– Esta bien, ve a trabajar, se te hace tarde

– No pasa nada, para mi tú eres lo primero, cualquier cosa, di que me llamen

– De acuerdo– volví a taparme con las mantas, Carlo se quedó un par de segundos más en la cama y lo último que escuché fue un suspiró de su parte antes de salir de la habitación

[...]

Cuando me encontré algo más animada, me tomé el té que estaba totalmente frio y entré a darme una ducha rápida, el agua caliente caía por mi cuerpo relajándolo de lo tenso que había estado antes

Tenía razón su madre tiene razón soy una jodida esclava

Di un golpe en la pared haciéndome muchísimo daño en los nudillos, estaba tan enfadada conmigo misma, por ser tan débil, mierda, seguí golpeando la pared mientras me maldecía y mis ojos se empañaban por las lágrimas, mis nudillos estaban sangrando

– Estoy harta, demasiado harta ¡Joder!

Ayer no cené y del desayuno tampoco había probado bocado, mi cuerpo estaba agotado y mi mente aún más, me dejé caer por la pared de la ducha abrazándome sin ánimos de seguir, el agua hacía que la sangre corriera y siguiera corriendo, ahogando mi llanto, después de un rato decidí que ya no iba seguir así que iba a ser fuerte, por Carlo, el confía en mí y yo voy a hacerlo por él

Salí de la ducha muy decidida

[...]

Me vestí y fui andando hacía el despacho de Carlo, no había nadie por los pasillos lo que se me hizo bastante extraño, me acerqué hasta la puerta, pero cuando fui a abrir, lo que vi casi hace que me desmayara

Carlo estaba fallándose a Ana encima de la mesa

– ¡Que cojones está pasando! – puse el gritó en el cielo

Ana estaba tirada sobre la mesa mientras Carlo le daba fuertes embestidas mirándome con una sonrisa, yo estaba quieta petrificada ante eso

– Te lo dije querida él necesita a una mujer, fuerte y poderosa

En los brazos del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora