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ANNA COLLINS.

Mientras fulminaba con la mirada a mi víctima, sentía escalofríos y mi estómago rugir, pues el sándwich no había sido suficiente y necesitaba comer más. Me percaté de la mirada de la momia quien me miraba directamente hacia mis labios.

—¿Qué me ves momia?—entrecerré mis ojos.

—O solo miraba la mancha de mayonesa que tienes en la mejilla...dramática.

Abrí mis ojos y rápidamente limpie mi mejilla, sintiéndome avergonzada solo me quedaba voltear a ver hacia otro lugar. Pero podía sentir la mirada de Alex, ya no tenía la mancha de mayonesa ¿por qué me seguía viendo?. Fue entonces que me armé de valor y decidí hacer contacto visual con sus profundos ojos grises, un color gris que jamás había visto y siendo sincera comenzaba a adorarlos. No podía desviar mi mirada, me había ipnotizado completamente.

—Oye—frunciendo el ceño.

—¿Sí?.

—¿Te han dicho que tus ojos color miel son realmente hermosos?.

Pues sí, me lo han dicho. Pero solo fue porque el tonto de Estevan practicaba como hacer cumplidos conmigo, pues su amor era Sofia y yo solo era su víctima a la cual le robaba la comida.

—Gracias. También tienes unos ojos muy bonitos.

—Lo sé.

—Qué arrogante momia.

Alex solo rió ante mi comentario, olvidando por completo que hace unos minutos nos encontrábamos discutiendo frente al salón por la simple razón de que lo había llamado momia pero ahora lo divertía.

—¿Cómo es que aun no olvidas lo del pasillo?—me miraba divertido.

—No creo que pueda olvidarlo querido Alex.

Ambos comenzamos a reír, fue entonces que comenzé a sentir mi estómago revolverse y una fuerza eléctrica recorría todo mi cuerpo provocando que mi piel se erizara. No sabia si era porque aún tenía hambre o porque Alex comenzaba a cambiar los pensamientos que tenía hacia el...y comenzaba a verlo de otra manera. Una más linda. Fuimos interrumpidos por el timbre. Alex parecía una estatua en el asiento, su mirada se posó en mis labios y esta vez estaba segura que no era por alguna mancha de comida. Los miraba como si los necesitara sus largas pestañas adornaban perfectamente sus ojos grisosos.
—Alex—Susurré.

—¿Tuvieron su primer discusión?.

Lucas nos miraba divertido con sus brazos cruzados, a su lado estaba todo el cuarteto junto con sus chicos. Los cuales tenían la misma mirada y pedían a gritos una explicación, pero realmente me encontraba confundida por todo lo que estaba sintiendo hacia Alex, se supone que lo odio y somos rivales.

—Q-qué—tartamudié.

La momia estaba igual...como una estatua...sin vida. BAYA FORMA DE DARLES UNA EXPLICACIÓN ¡BRAVO!.

—Mírenlos, ambos están nerviosos. Los entendemos si no quiere hablar chicos.

¿Qué?. Yo y la momia jamás, primero debe dejar de llamarme dramática.

Pateé el pie de Alex y este reaccionó de inmediato.
[(Y yo soy la que tiene viajes astrales no?)], parpadeaba sin parar y volteó hacia los chicos los cuales estaban frente a la mesa.

—Lo han malinterpretado. La razón de nuestra discusión fue porque es tan despistada que no puede ver a su alrededor y cuando algo le pasa le hecha la culpa al primero que vé.

Eso fue grosero de su parte.

—¡Oye!, te recuerdo que fuiste tú quien no se fijaba por donde caminaba—realmente estaba indignada.

Mi cabeza iba a explotar, hace unos segundos parecía una estatua y ahora habló con tanta naturalidad.

—Dramática—y ahí va de nuevo.

—Momia.

—¿En serio Anna, sigues con eso?.

Hace unos minutos estaba riendo por eso y ahora me regañaba?.

Fijaté por donde vas momia.

—¡Fíjate tú!

—¡No quiero, nadie me dice qué hacer y mucho menos una momia!.

—¡Pues tampoco una dramática como tu!.

Poco a poco  mis manos iban rodeando toda la mesa, haciendo que Elena y Karla fueran hacia mí alejándome de ahí.

—!Ojalá te caigas en la practicas de baskecboll de hoy!—Grité desde los pasillos rodeada de mis amigas.

—¡Ojalá te dejen fuera de una clase!—respondía desde lo lejos.

Mis amigas me veian seriamente mientras yo solo jugaba con mis dedos tratando de remediar todo el escándalo que había ocasionado en la cafetería. Tartamudiaba ante ellas pues su mirada asesina me intimidada, parecían mi padre.

—No debiste decirle lo de caerse Anna.

—Pff porqué no? Se lo merece—Elena me miró preocupada.

—Anna lo digo porque justo cuando salimos de la clase de Historia Charlie me invitó a ver las prácticas hoy. Eso implica que iremos todas incluyéndote.

—¡Qué!—comenzé a llorar desesperadamente.

Estaba arruinada había tirado la carta y calló justo en mi cara. Karla intentaba calmar mi llanto pero era difícil, lloraba como una niña, como si hubiese perdido su juguete favorito.

—Tú y tus contraataques contra ese chico—Repetia Sofia, acompañada de Vero.

—¿Cuándo podrán llevarse bien?—musitaba Elena.

—Cuando comiencen a aceptar que se gustan—muy segura de lo que decía Karla se alejó de mi caminando hacia delante. —¿Acaso no lo ven?, ambos se gustan pero son demasiado tercos para admitirlo.

Miré de golpe a Karla—No hables por mí niña tona no me llevaría bien con Alex ni aunque fuésemos los últimos en la tierra.

Literalmente Te Soñé. (Gratis). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora