Secuestro

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¡Hola! Tanto tiempo ¿no? ¿me extrañaron? ¡porque yo sí les extrañé mucho! Tarde pero aquí está la actualización que les prometí. Espero lo disfruten! 

Sin  más que decir, ¡a leer!

...

La conexión que Takemichi sintió al ver los ojos azules de ese alfa, fue mucho más profunda que el vínculo que lo unió a Inupi desde la primera vez que se conocieron en el matadero. Este nuevo sentimiento era más íntimo y más fraternal. El pelinegro quedó tan sorprendido que no pudo evitar abrir tanto sus ojos como su boca en estado de shock, su cuerpo entero tembló.

El alfa por su parte sintió exactamente lo mismo que Takemichi, sin embargo a diferencia del omega él sí supo disimular mejor su sorpresa. Los dos hombres vestidos de negro que se hallaban parados a los costados del ruso notaron el leve temblor en los hombros de su jefe, no obstante decidieron guardar silencio y pasarlo por alto; el único que no notó nada fue Sanzu pues estaba muy ocupado fingiendo una sonrisa cordial y pensando en cómo ganar tiempo hasta que los irresponsables de Draken y Koko se presentaran en el penthouse para inciar las negociaciones.

—¡Disculpe las molestias! Pero las dos personas que se supone tendrían que hablar de negocios con usted llegarán un poco más tarde de lo previsto. —se excusó el beta con una sonrisa tan falsa que hasta daba gracia.

—No hay problema, puedo esperar. —respondió el alfa en un japonés muy fluido, luego decir eso caminó hacia la mesa de reuniones que estaba en medio del gran salón del penthouse para sentarse. Los dos gángsters a su lado lo acompañaron en silencio y Sanzu suspiró aliviado. Takemichi por su parte salió de su estado de shock y corrió hacia la cocina para preparar el té, o mejor dicho usó esa excusa para huir de esa extraña situación.

—Entonces, el hecho de que usted esté aquí significa que ya es oficial ¿verdad? —preguntó Sanzu mientras veía al alfa sentarse elegantemente en una la silla de la extensa mesa. Los otros dos gángsters se pararon justo detrás de él. —¿Ha reemplazado oficialmente a su padre Vladislav como jefe de la Bratva?

—¡No digas tan casualmente el nombre del gran jefe! ¡Es señor Volkov para ti!—exclamó uno de los dos subordinados en un japonés muy tosco, sin embargo el ruso levantó una mano en silencio y el hombre que había gritado agachó la cabeza en silencio.

—Mi padre ya está en sus sesentas, ¿no te parece que es hora de delegar algunas de sus responsabilidades más importantes a su hijo mayor? —explicó con calma, su voz era ronca y gélida como su mirada. —Sí, lo reemplazaré pronto pero aún no es oficial.

—Entiendo, gracias por explicarme la situación. —dijo Sanzu educadamente mientras se sentaba también en una silla de la mesa rectangular.

El beta usualmente decía tonterías y actuaba de forma temeraria, no obstante esa vez no se atrevió actuar como normalmente lo hacía frente a la Bratva, porque la mafia rusa era conocida por ser impredecible y cruel a unos niveles extremos. Él confiaba en que no se iban a atrever a hacer nada muy imprudente dentro del hogar del líder de la Tokyo Manji, sin embargo nunca estaba de más ser precavido. Sanzu era loco, no estúpido.

El beta no pudo evitar mirar disimuladamente el apuesto semblante del alfa y frunció el ceño al percatarse de lo parecido que era a su reina. Esa era la primera vez que él conocía al hijo mayor de Vladislav Volkov, el legítimo líder de la Bratva y un viejo gángster astuto al cual Sanzu respetaba y temía por partes iguales. Sólo lo vio en un par de ocasiones pero esas dos veces fueron suficientes para dejar una gran impresión en el beta, él sabía que ese viejo alfa era peligroso. Su primogénito se parecía bastante a él aunque no transmitía esa aura de opresión que poseía su padre y por esa razón era mucho más fácil de tratar, aunque por supuesto Sanzu notó que en realidad el pelinegro estaba aparentando amabilidad. A diferencia de Vladislav quien era incapaz de disimular su intención asesina, el hijo sabía perfectamente cómo aparentar. Eso lo volvía aún más impredecible y peligroso que su progenitor, según la opinión de Sanzu.

Forced to be his omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora